¿Cómo hacer atractivo el campo? Este es el talento joven que quiere revalorizar el sector

El campo es el origen y la cocina es el destino, pero ambos pueden presumir en nuestro país de variedad y riqueza territorial. En España, los productos pegados a la tierra son sinónimo de calidad y, tradicionalmente, la cadena agroalimentaria ha tenido un peso considerable en la economía. En los últimos años, los sectores gastronómico, ganadero y agrícola están experimentando una verdadera revolución de la mano de la tecnología, siempre con la mirada puesta en la sostenibilidad. Sin embargo, pese a los enormes cambios que se han producido en el entorno de la alta cocina en la última década, el problema del relevo generacional continúa siendo una amenaza para el sector primario.

De hecho, “el 60% de los agricultores y ganaderos estará en edad de jubilación en el año 2030”, según advirtió Jaime Campos, director de AgroBank, en su intervención en el foro Talentos con raíces, organizado por El Confidencial y CaixaBank. El responsable de la entidad financiera se mostró tajante sobre esta cuestión: “Es urgente la entrada de jóvenes técnicamente formados que garanticen esa transición y que, al mismo tiempo, ayuden a anclar la población al mundo rural”. Más si cabe, “tras conocer la última información actualizada de la FAO [Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura], que alerta de que pronto seremos 9.100 millones de personas viviendo y comiendo en el planeta, lo que significa que la demanda de alimentos se incrementará más de un 50%”, subrayó.

Precisamente, este evento sirvió para presentar la iniciativa Impulso Agro, un proyecto de AgroBank y el Basque Culinary Center que tiene por objetivo visibilizar y potenciar el trabajo de los jóvenes profesionales de los sectores agroalimentario y gastronómico de nuestro país. Joxe Mari Aizega, director de la institución académica donostiarra, explicó el funcionamiento del programa: “Queremos crear comunidad y fomentar la comunicación. Impulso Agro será una gran plataforma de visibilización y de reconocimiento del talento joven que se está incorporando al sector agroalimentario”. “Para ello —continuó—, durante el año 2024, confeccionaremos un listado que se publicará en 2025 y que recogerá ejemplos reales en diferentes categorías y subsectores para aportar una visión holística del talento agro que existe en toda España”.

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En la jornada también participó el reconocido chef del entorno rural español Diego Guerrero, fundador del restaurante DSTAgE, galardonado con dos estrellas Michelin y tres soles Repsol, entre otros reconocimientos, quien quiso aportar su punto de vista y experiencia al debate. En su opinión, “la alta cocina, y el sector gastronómico en general, ha conseguido en la última década convertirse en un entorno atractivo. Ahora los jóvenes quieren ser cocineros porque, pese a seguir siendo una profesión que exige sacrificio, ha aumentado su calidad de vida y reputación”. El cocinero aseguró que “la última revolución gastronómica ha sido social, impulsada por los trabajadores. Tanto es así que ahora en alta cocina se puede trabajar cuatro días y librar tres, algo que era imposible hace 10 años. Este cambio de paradigma tiene que llegar del mismo modo al campo”, reclamó.

"Ahora la cocina es atractiva y tiene más calidad de vida. Este cambio de paradigma tiene que llegar también al campo", Diego Guerrero, chef

En su intervención, el chef lanzó una pregunta al aire para fomentar la reflexión: “¿Qué se puede hacer para que la gente joven tenga ganas de dedicarse a profesiones relacionadas con el sector agroalimentario? ¿Cómo podemos motivarles para garantizar ese relevo generacional?”. Diego Guerrero aconsejó a los emprendedores “no aferrarse al éxito, ni huir de los sacrificios. Hay altibajos en todas las profesiones y en todas las industrias. Por lo tanto, deben encontrar motivaciones reales que les ayuden a acercarse a ese estilo de vida y disfrutar de él. El resto vendrá por sí mismo”.

Los rostros del relevo generacional

La parte central del foro estuvo protagonizada por una mesa de debate titulada El talento que transformará el sector agroalimentario, conducida por Elisa Plumed, periodista especializada en agricultura y alimentación. La tertulia contó con la participación de cuatro emprendedores menores de 40 años cuya actividad se desarrolla en diferentes áreas del sector agroalimentario. De esta forma, los asistentes y el público que seguía la jornada vía streaming pudieron escuchar a Laura Martínez, cofundadora de La Caperuza, ganadería de pastoreo y quesería artesana sostenibles; Alfonso Chico de Guzmán, agricultor en La Junquera, finca agrícola que cuenta con proyectos regenerativos y sostenibles; María José López-Peidro, bodeguera en Chozas Carrascal, y Carlos Casillas, chef y jefe de cocina de Barro, restaurante reconocido con una estrella en la Guía Michelin España 2024.

La cuestión del relevo generacional no solo afecta a los responsables de las empresas del sector, sino que también deriva en escasez de mano de obra poco cualificada: “Hay gente joven muy preparada dispuesta a cambiar el mundo rural, pero el problema está en la base. Por ejemplo, tenemos ingenieros agrónomos con muy buenas ideas, pero no tenemos gente para recoger la uva y cada vez hay más viñedos abandonados, lo que supone una pérdida cultural”, recalcó María José López-Peidro. Pese a todo, para ofrecer una visión atractiva del campo, la responsable de Chozas Carrascal enumeró algunos de los alicientes que tiene el entorno rural: “Actualmente, existen muy buenas conexiones y medios de transporte que conectan los pueblos con las ciudades. En el campo todo es más barato, se come muy bien y las casas son más grandes por norma general. La mayoría de los problemas habituales de las urbes aquí no existen”.

"Tenemos ingenieros agrónomos con muy buenas ideas, pero no tenemos gente para recoger la uva", Mª J. López-Peidro (Chozas Carrascal)

Por su parte, Carlos Casillas también puso el foco durante su intervención en el terruño. El chef destacó la importancia que tiene “valorizar económicamente la calidad. Es decir, hay que dejar atrás los complejos y evidenciar que en todos los rincones de España se hacen cosas interesantes y de gran valor, hay que apoyar el origen y creérselo”. Y puso un ejemplo propio: “Cuando fui a Euskadi a estudiar en el Basque Culinary Center, descubrí de verdad el arraigo al territorio, aprendí mucho de ese apego a la tierra que tienen allí”, constató. Tras completar su formación, el joven cocinero exportó a Ávila lo aprendido “y así conseguimos darle la vuelta al concepto clásico de bar de vinos y lo evolucionamos, pese a que muchos creían que era imposible incrementar el precio de los productos basándonos en una calidad mayor”, expuso.

La sostenibilidad en su triple vertiente y la tecnología aplicada al campo fueron temas comunes en las intervenciones de los jóvenes emprendedores participantes en el coloquio. Así, para Laura Martínez, “es imprescindible que los proyectos incluyan desde su planteamiento inicial criterios de sostenibilidad medioambiental, pero a la vez social y económica”. “En mi caso, no se trata de un negocio —insistió—, sino de un proyecto de vida en el que está involucrada toda mi familia. Esto nos obliga a buscar rentabilidad y conciliación a partes iguales, pero también a respetar el entorno natural aplicando la economía circular”. Respecto a la digitalización del campo, la cofundadora de La Caperuza admitió que “empezar a utilizar una tecnología como el GPS de vallado virtual nos ha permitido hacer las cosas con mayor eficiencia: ahora las personas y los animales tenemos más calidad de vida y hemos reducido el pienso externo, gracias a que llevamos a cabo rotación de pastos, entre otras ventajas”.

Finalmente, Alfonso Chico de Guzmán relató cómo ha puesto la tecnología, la innovación y la investigación al servicio de la sostenibilidad: “Tener diferentes fuentes de financiación nos han permitido probar, innovar e investigar lo suficiente como para desarrollar una explotación adaptada a los efectos extremos del cambio climático, utilizando para ello especies vegetales muy variadas. De esta forma, cuando unos cultivos sufren por una sequía o una lluvia excesiva, otros funcionan mejor”. El responsable de la finca La Junquera detalló que, para lograrlo, todos sus proyectos deben cumplir con los parámetros de la agricultura regenerativa y, al mismo tiempo, deben tener retorno económico, social, medioambiental y de inspiración. "Este último concepto suena cursi, pero si se cumple, los otros están asegurados por defecto", remató.