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Por qué el agro es un motor económico y lo será más con tecnología y una mejor gestión hídrica
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Por qué el agro es un motor económico y lo será más con tecnología y una mejor gestión hídrica

La tecnificación del campo está consolidando a España como potencia agroalimentaria y sirviendo para lograr una gestión más eficiente del agua. Sin embargo, esta transición aún tiene que enfrentarse a numerosos desafíos

Foto: Foro 'El sector agroalimentario y el valor del agua', organizado por El Confidencial.
Foro 'El sector agroalimentario y el valor del agua', organizado por El Confidencial.

Hacer un uso eficiente del agua sirvió al ser humano para desarrollar la agricultura hace 10.000 años. Entre otros cambios, la sociedad de la época abandonó un modelo nómada de recolección de recursos y abrazó el sedentarismo basado en las actividades agrarias y ganaderas. Aquella revolución neolítica lo cambió todo en materia cultural, pero también alteró el paradigma económico. Hoy, de nuevo, el mundo se encuentra inmerso en una transición global. En esta ocasión, la llamada ‘cuarta revolución industrial’ viene de la mano de nuevos avances tecnológicos, pero algunas de las recetas válidas en el Neolítico son tan útiles ahora como lo fueron entonces.

Un ejemplo de esta transformación tiene lugar en el sector agroalimentario, entorno que se ha erigido como foco informativo en los últimos tiempos a causa de una sequía cada vez más persistente en nuestro país, una transición energética que afecta a los mercados, un proceso digitalizador imparable y un conflicto armado en Ucrania que ha evidenciado su importancia. Para poner en orden todos estos elementos y tratar de arrojar luz sobre la situación, El Confidencial organizó el foro 'El sector agroalimentario y el valor del agua' de la mano de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, CaixaBank y Agbar.

La jornada, que tuvo lugar en Talavera de la Reina (Toledo), contó con la participación de Emiliano García-Page, presidente regional; Tita García Élez, alcaldesa de la ciudad anfitriona, y Jaime Campos, director territorial de CaixaBank en Castilla-La Mancha y Extremadura. Además de las intervenciones institucionales, el público asistente y los espectadores que siguieron el evento vía streaming pudieron conocer las impresiones de los expertos gracias a la celebración de una mesa redonda en la que participaron Sergio Gutiérrez, director de AgroBank; Simón Pulido, director de Transformación Hidrológica Digital de Agbar; Ángel Villafranca, presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de España; Ángel Ortega, gerente del Consejo Regulador DO La Mancha; Santiago Otero, socio de Strategy de PwC, y Claudia Calzada, directora general corporativa del Grupo IberoPistacho.

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En sus discursos de apertura, tanto el máximo responsable de la Junta como la regidora local, destacaron la fuerza del sector en la zona y la relevancia que tiene el agua en su desarrollo. García-Page subrayó que “el estigma de que lo urbano es lo moderno y lo rural es el pasado ya está digerido y superado. Esta concepción es estúpida porque la agroalimentaria ha demostrado ser una gran industria y, probablemente, es la que más ha fomentado la innovación en las últimas décadas”. Respecto al líquido elemento y los diferentes planes hidrológicos, el presidente de Castilla-La Mancha criticó algunas posturas con dureza y se mostró tajante cuando afirmó que “el Levante español aporta más votos que el centro de la península, las cuentas electorales son claras para algunos”.

Por su parte, Tita García Élez remarcó de nuevo el peso del sector en la región y expuso que “los agricultores y ganaderos hacen un servicio público indispensable para la sociedad”, ya que “nos proveen de materias primas para que todos podamos comer cada día”. Pero, “para que continúen haciendo su trabajo, estos profesionales necesitan agua”. Esta misma idea estuvo presente en el discurso de bienvenida de Jaime Campos: “Los efectos derivados de la guerra de Ucrania han puesto en evidencia que el entorno agroalimentario es decisivo en nuestras vidas y, si bien es una de las actividades más antiguas de la humanidad, en estos momentos tiene ante sí numerosos desafíos para transformarse y presenta, al mismo tiempo, un sinfín de oportunidades”, aseguró el director territorial de CaixaBank.

placeholder Claudia Calzada (Grupo IberoPistacho), Sergio Gutiérrez (AgroBank) y Simón Pulido (Agbar).
Claudia Calzada (Grupo IberoPistacho), Sergio Gutiérrez (AgroBank) y Simón Pulido (Agbar).

El agua y la digitalización son las piezas clave

En el turno de la tertulia, los expertos añadieron nuevos elementos al debate: además del uso hídrico eficiente, los representantes de AgroBank, Agbar, Cooperativas Agroalimentarias de España, Consejo Regulador DO La Mancha, PwC y Grupo IberoPistacho destacaron como factores determinantes la tecnificación de la actividad agrícola y ganadera, así como el problema que encuentra el campo para contratar los perfiles cada vez más cualificados que demanda. Así, la primera en romper el hielo fue Claudia Calzada, quien manifestó que “en la industria agroalimentaria el agua es un punto clave y, para lograr una gestión sostenible en lo social, económico y medioambiental, es fundamental innovar e incorporar todos los avances a nuestra disposición”. La directiva aclaró que “con el cambio de modelo que estamos llevando a cabo, estamos dignificando el campo. Ahora aplicamos unas tecnologías que el resto de los entornos económicos desearían tener y no lo ponemos en valor”.

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Para corroborar esta importancia, Sergio Gutiérrez apuntó que, “a nivel mundial, el 72% del agua dulce utilizada se emplea en el sector agroalimentario. Este dato en España asciende al 82%”. Y para evidenciar cómo la cuarta revolución está mejorando el uso eficiente del líquido elemento, recalcó que, “en los últimos 15 años, el número de hectáreas de regadío en nuestro país ha crecido en varios millones y, sin embargo, el uso de agua se ha mantenido en unas cantidades similares y estables”. En su calidad de director de AgroBank, asimismo comentó que en la entidad están “sorprendidos” por “el ritmo de financiación que solicitan los ‘clientes agro’. Este año estaremos hablando de 30.000 millones de euros, lo que es un crecimiento sin precedentes. Esto nos compromete a llegar dónde no lo hace la Administración pública: los bancos debemos estar ahí para facilitar la transición de esta industria”, matizó.

"A nivel mundial, el 72% del agua dulce utilizada se emplea en el sector agroalimentario. Este dato en España asciende al 82%" (Gutiérrez)

En el coloquio participó Agbar, compañía cuya razón de ser es, precisamente, la gestión del agua. Para su representante, “la digitalización es una herramienta fundamental para ser más sostenibles y tomar mejores decisiones que, a largo plazo, nos beneficien a todos”. Y aprovechó sus intervenciones para recordar que “la propia actividad agrícola es innovación pura desde su invención en el Neolítico, al igual que lo es hoy en día”. Pero, para que “todo el mundo cumpla su parte en esta nueva transición, al margen de tecnología, también debemos exigir transparencia”. En esta línea, puso el ejemplo de los regantes que extraen el recurso de los acuíferos: “Digitalizar el proceso permitirá tener información exacta sobre cuánta agua subterránea se extrae y se devuelve, y se podrán poner todos los datos a disposición de la cuenca hidrográfica correspondiente”, concretó Simón Pulido.

Como sus compañeros, Ángel Villafranca reivindicó que “no se criminalice a la agricultura como único responsable de la mejor o peor gestión hídrica. Todas las personas comemos tres o cuatro veces al día y sin agua no hay alimentos”. En materia de sostenibilidad, desde las cooperativas se solicita que sea “social y económica” en la misma medida que “medioambiental” porque “las personas del campo deben tener calidad de vida”. Sobre los fondos NextGenerationEU, Villafranca tiró de las orejas a los responsables políticos: “De los 140.000 millones que recibirá España, el Perte agroalimentario percibirá un porcentaje minúsculo de 500 millones de euros (recientemente ampliado a 800, según indicó el presidente del Gobierno). Si estas ayudas de Europa tenían como finalidad cambiar la forma de actuar —continuó—, no podemos mantener el modelo productivo antiguo. Para que nuestro país siga siendo una potencia exportadora, tiene que llegar el dinero y, de momento, este no ha llegado ni a las cooperativas grandes, ni a las pequeñas”, destacó.

placeholder Ángel Villafranca (Cooperativas Agro-alimentarias de España), Ángel Ortega (Consejo Regulador DO La Mancha) y Santiago Otero (PwC).
Ángel Villafranca (Cooperativas Agro-alimentarias de España), Ángel Ortega (Consejo Regulador DO La Mancha) y Santiago Otero (PwC).

Ángel Ortega también demandó la llegada de los fondos europeos y otras inversiones porque “lo necesitamos para ser más eficientes en la gestión hídrica”. “En Castilla-La Mancha queremos sacar provecho a la poca agua que tenemos y, según se extrae de nuestras investigaciones y estudios, todavía hay mucho margen para mejorar en este sentido”, indicó. Respecto al modelo de secano, predominante en la comarca manchega, enfatizó que “no podemos renunciar a él a corto y medio plazo. Hay por delante una transición muy complicada y hará falta mucha inversión”, explicó el gerente del Consejo Regulador de la denominación de origen manchega.

Para concluir la primera parte de la tertulia, Santiago Otero precisó que “el debate entre sostenibilidad y crecimiento en el sector agroalimentario es una falacia”, ya que, actualmente, “la tecnología permite compatibilizar ambos conceptos”. El problema para el experto de PwC es otro: “España adolece de escasa inversión en infraestructura hídrica y esto ha afectado al crecimiento en este ámbito”. Pidió a los responsables públicos que sus decisiones “pivoten en torno a ciencia y transparencia, a través de organismos regulatorios y la creación de estándares”. A la vez, solicitó “incentivos económicos para fomentar una innovación que debe llevar a la eficiencia en la gestión del agua”. Y puso un ejemplo: “La regeneración o reaprovechamiento es una de nuestras asignaturas pendientes y debería estar en la agenda, como lo está en la de otros países europeos con menos estrés hídrico”, se lamentó.

Objetivo: profesionales cualificados en el agro

El otro gran tema sobre el que giró el debate fue la fijación de población, ligada a la dificultad para encontrar perfiles profesionales que estén cualificados y que deseen trabajar en el sector. “Más que de ‘España vaciada’ deberíamos hablar de la ‘España que da de comer”, exigió Claudia Calzada. La directora general corporativa del Grupo IberoPistacho confirmó que el perfil del agricultor que emigraba y/o cuyos hijos se iban a la ciudad a estudiar está cambiando”, aunque reconoció que “todavía cuesta asentar este relevo generacional en una industria en plena transformación”. “El principal problema para encontrar trabajadores capacitados es que no contemplan como una opción de vida a las zonas rurales”, admitió.

"El problema para encontrar trabajadores capacitados es que no contemplan como una opción de vida a las zonas rurales" (Calzada)

No obstante, para Santiago Otero “el entorno agroalimentario, en general, ha generado tradicionalmente empleos de alta calidad con bienestar, proyectos interesantes y grandes retribuciones”. “Además —continuó—, por norma general se trata de empresas involucradas en acción social, pese a que no tengan glamur o una gran visibilidad”. Como último punto a destacar en esta dirección, el socio de PwC insistió en que “nuestro país es un centro de operaciones internacional y una potencia, y hay factores que lo impulsarán aún más, como la flexibilidad laboral y el teletrabajo, por ejemplo”, opinó.

Ángel Ortega llamó la atención sobre un detalle: “En la comarca manchega —la que representa como gerente de la Denominación de Origen—, la mayoría de los grandes núcleos de población se aglutinan en torno a la producción vitivinícola”. Por su parte, Ángel Villafranca apuntó otro aspecto que ya había adelantado García-Page en su discurso: “De momento, no estamos siendo capaces de transmitir los grandes valores que tienen las zonas rurales con respecto a las urbes”, reiteró. Mientras, para Simón Pulido puede haber una oportunidad “en la digitalización” para “atraer a las nuevas generaciones de trabajadores”. Con este último coincidió Sergio Gutiérrez, quien pidió para finalizar que “esta revolución tecnológica que vive el sector ha de ser un reclamo para solventar el problema del relevo generacional y la fijación de población”.

Hacer un uso eficiente del agua sirvió al ser humano para desarrollar la agricultura hace 10.000 años. Entre otros cambios, la sociedad de la época abandonó un modelo nómada de recolección de recursos y abrazó el sedentarismo basado en las actividades agrarias y ganaderas. Aquella revolución neolítica lo cambió todo en materia cultural, pero también alteró el paradigma económico. Hoy, de nuevo, el mundo se encuentra inmerso en una transición global. En esta ocasión, la llamada ‘cuarta revolución industrial’ viene de la mano de nuevos avances tecnológicos, pero algunas de las recetas válidas en el Neolítico son tan útiles ahora como lo fueron entonces.

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