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Luis Conde se despide de ustedes: así se retira el rey de los cazatalentos
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Luis Conde se despide de ustedes: así se retira el rey de los cazatalentos

Seeliger y Conde ha sido traspasada a una multinacional del sector de head hunters con la discreción más catalana. El acuerdo implicará la marcha paulatina de una leyenda del sector

Foto: Luis Conde en el útlimo Salón Naútico. (EFE)
Luis Conde en el útlimo Salón Naútico. (EFE)
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Luis Conde, genio y figura. Fiel a su estilo, ha sido pródigo en las bienvenidas y escueto en los adioses. A sus 73 años, y sin que ninguno de sus ocho hijos asuma el control de la compañía, un breve comunicado anunciaba su alianza con la firma neoyorquina Kings Gate. En la práctica, supone un traspaso de la empresa a la multinacional norteamericana y una manera de que la marca sobreviva.

Hoy, en su masía del Baix Empordà en La Fonteta, Conde estará recibiendo a ministros, consellers y empresarios que, mientras degustan su famoso "civet", conformarán ese batiburrillo de política y economía, Madrid y Barcelona, que tanto gusta al personaje. Ahora, su carrera como el gran head hunter español inicia el principio del fin.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (Europa Press/Gabriel Luengas)

El acuerdo con Kings Gate no es un pelotazo. Aquí el dinero no es importante. Lo es la carrera del hombre, el empresario que fue mucho más allá de su ámbito natural, los recursos humanos. Lo fundamental para él es preservar la marca. La leyenda Seeliger y Conde tendrá una vida más larga y Luis Conde, una salida a un ritmo pausado, como a él le gusta.

Conde llevaba unos tres años intentando vender la firma, pero el precio que pedía, unos 10 millones, no convencía. Según fuentes del sector, se trata del multiplicador que se aplica en estos casos, dos veces facturación. Pero el riesgo de la inestabilidad del equipo, algo consustancial en el sector de cazatalentos, encogía el brazo de los potenciales interesados.

Seeliger y Conde creció a base de la red de contactos de Luis Conde, aquellos que iban desde Planeta al Grupo Godó y desde La Caixa a todas las participadas de este grupo financiero. Luis Conde tocaba todos los palos. Igual contrataba a Esperanza Aguirre que su firma colocaba los principales directivos y consejeros del Ibex 35. En 2017, incluso, intentó ser ministro de Exteriores de Mariano Rajoy. A Luis Conde no le paraba nada ni nadie. Así fue desde siempre. Su perfil multifaceta podía servir para ser consejero en el banco de negocios Lazard o para presidir el Salón Náutico. Conde es hombre del Ecuestre, como su amigo Enrique Lacalle. Juntos han tenido un gran protagonismo en Fira de Barcelona. Ambos han sido consejeros, ambos han presidido salones. En el caso de Conde, el Náutico. Siempre fue aficionado a la navegación e incluso tiene un libro sobre un naufragio al que sobrevivió: "Toli Men".

Conde llevaba unos tres años intentando vender la firma, pero el precio que pedía, unos 10 millones, no convencía

En los últimos años, su alianza internacional con Amrop no había acabado de fluir de la manera adecuada y su relación con el hombre Amrop en España, Federico Cuneo, siempre acababa siendo tensa. La razón siempre fue la marca. Luis Conde quiso preservar Seeliger y Conde y su aura de firma de referencia como grupo de head hunters en España. En 2020, la alianza con Amrop se rompió y fue cuando hubo que definir el futuro de la firma.

Di mi nombre

El nombre siempre fue importante. Gerardo Seeliger se marchó en 2003. Conde mantuvo la amistad con su exsocio y se quedó lo más importante, el nombre. Seeliger y Conde se convirtió en la gran referencia del sector. Y el nombre debía perdurar. Ahí se centraban el grueso de las diferencias con Amrop.

En los últimos años, algunos de los socios, como Aurora Catà dejaron la firma. El estilo de Luis Conde se iba haciendo cada vez más personalista y algunos de sus colegas tuvieron necesidad de volar solos. Y ya no resultaba tan fácil hacer nuevas incorporaciones, que no querían pagar por las acciones el precio que se les pedía. Seeliger y Conde seguía siendo leyenda, pero el paraguas había perdido una parte de su encanto. Había que buscar una salida y la "integración de sus operaciones", por respetar la jerga del comunicado oficial, en Kings Gate, resultó la mejor salida posible.

Fin de una era

Con la retirada de Luis Conde, que todavía se prolongará de manera paulatina en los próximos años, acaba una época del empresariado en Cataluña. Conde, como el resto de su entorno, representa a esa burguesía a la que el procés pilló con las arcas llenas, pero la guardia baja. En términos de poder, su tiempo ha pasado, un giro que se ha reflejado en las nuevas presidencias del Cercle d'Economia y, más recientemente, de la Cámara de Comercio de Barcelona. Se trata del relevo de toda una generación, que, como Luis Conde, ha marcado la vida económica de Barcelona, y en buena parte la de Madrid, durante los últimos 30 años. Pero ahora su tiempo termina y hay que empezar a entregar el testigo. Y eso, como muestra el caso concreto de Luis Conde, no siempre resulta fácil.

La lenta marcha de Luis Conde refleja el cambio generacional de una clase empresarial

Esa burguesía pensó que podría detener el procés y no pudo. De repente, hombres que eran suyos, como Artur Mas, estaban en otro planeta. Ya no reconocían a la sociedad catalana en la que vivían. Como no vieron el primer aldabonazo del giro, cuando Ada Colau llegó a alcaldesa y empezó a poner carriles bici por donde siempre habían circulado sus BMW con lunas tintadas.

La reconquista política y empresarial la empezó esa generación, pero no la acabarán ellos. Josep Sánchez Llibre, presidente de Fomento del Trabajo, ha hecho un gran trabajo. Pero tiene 74 años. La biología inexorable se impone a la economía, la política y a todo lo demás. Eso le ha pasado a Seeliger y Conde y le está ocurriendo a la ciudad entera. El final de los tiempos de Abertis y la llegada de la era Fluidra. El nuevo empresariado será discretamente independentista o discretamente españolista, pero jugará con otras reglas. Luis Conde se retira a cámara lenta, pero en los neones del callejón oscuro se puede leer la palabra "Exit".

Luis Conde, genio y figura. Fiel a su estilo, ha sido pródigo en las bienvenidas y escueto en los adioses. A sus 73 años, y sin que ninguno de sus ocho hijos asuma el control de la compañía, un breve comunicado anunciaba su alianza con la firma neoyorquina Kings Gate. En la práctica, supone un traspaso de la empresa a la multinacional norteamericana y una manera de que la marca sobreviva.

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