Fluidra: la España de las piscinas la construye Cataluña y ya vale en bolsa 6.000 millones
Las familias catalanas Planes, Serra Duffo, Corbera Serra y Garrigós controlan el 28,5% de la nueva empresa milagro del Ibex mientras en España se abre otra guerra cultural y política
En una España donde todo se polariza, el urbanismo se ha convertido en otro caballo de batalla entre la nueva izquierda y la derecha de siempre. El libro 'La España de las piscinas', del periodista Jorge Dioni López (Arpa), se ha convertido en una referencia que extrapola el impacto de los Planes de Actuación Urbanística (PAU), con sus urbanizaciones de casa y piscina en las afueras, al aumento del voto a la derecha, antes Cs, ahora PP. Pero hay una clave financiera que pasa por Sabadell. Al mismo tiempo que la clase política se enzarza en la polémica, Fluidra, una empresa catalana, entra en el Ibex-35. Su valor en bolsa supera ya los 6.000 millones. Y sí, su negocio, es hacer piscinas. Por cierto, en España es líder del mercado.
Así, se cumple la constante de que, mientras las dos Españas se dan de garrotazos, siempre hay un catalán listo haciendo caja. En este caso, el catalán listo es Eloi Planes, presidente de Fluidra y que ha montado desde Sabadell un pequeño Grifols, siguiendo el mismo esquema de la farmacéutica: salida a bolsa y apuesta por el mercado norteamericano. Solo algo cambia, la discreción. El mayor fabricante de piscinas del mundo se ha especializado en nadar bajo la superficie.
Eloi Planes tiene poco que ver con los superdirectivos del Ibex al uso. Poco vinculado al sector financiero, tiene de deuda la justa y un carácter amable. Fan de la cantante mexicana Julieta Venegas, es un hombre normal. Más allá de la ideología, que les encanta eludir a las cuatro familias que controlan Fluidra, la España de las piscinas ha llegado para quedarse. Fluidra ha acabado 2020 facturando 1.488 millones, pero espera cerrar 2022, tal y como refleja su plan estratégico, con un volumen de negocio de 1.700 millones. Según la empresa catalana, la piscina va a ser una tendencia consolidada en la construcción residencial para los años venideros.
El debate sobre urbanismo y política no es nuevo. Mike Davis, en su magnífico libro 'Ciudad de cuarzo' (Lengua de Trapo), ya escribía la historia del urbanismo de Los Angeles como una ciudad pensada para el desarrollo extensivo en términos de espacio, la marginación del transporte público y la aniquilación de los sindicatos. En España, sin llegar a estos niveles, ha tenido que salir a la palestra el delegado de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid, Mariano Fuentes Sedano, en una reciente columna en 'El Mundo', para defender a los ciudadanos que viven en un PAU, acusando a la izquierda de estigmatizarlos como colectivo. Fuentes Sedano obvia quizás el único argumento que desactivaría de una vez por todas el debate sobre si los 'pauer' son tendencia sociológica o manipulación electoral desde la planificación urbanística. Si las bases de Podemos avalaron con aquella votación peronista de 2018 que Pablo Iglesias e Irene Montero viviesen en un chalé en Galapagar, a lo mejor se trata de un debate interesante en términos de modelo sostenible de ciudad, pero no de intención de voto, casi, casi, equivalente a una evolución del mercado.
Abandonad toda esperanza
Eso sí, que nadie espere jornadas de urbanismo a favor de los PAU patrocinadas por Fluidra. Para Fluidra, la política solo es la distracción del mago para que el verdadero truco se lleve a cabo justo en la otra punta del escenario. Ríanse los lectores del actual momento PAU en España. Cataluña, 2017. La sociedad catalana se rompe. Las empresas del Ibex-35 se fugan. Puigdemont declara la independencia y luego se va de fin de semana. ¿Y qué estaban haciendo los de Sabadell? Pues, a la chita callando, en noviembre de ese mismo año, con el 155 aprobado y preparándose las elecciones anunciaron la fusión con Zodiac en Estados Unidos, equivalente, salvando las distancias, a cuando Grifols compró Talecris. Cataluña podía hundirse, pero la España de las piscinas necesitaba la gasolina que ha provocado el incendio actual. La acción de Fluidra se puso entonces a 10 euros. Hoy vale 32. En menos de cuatro años el valor se ha triplicado. Y los beneficios son de 96 millones, 11 veces más que en 2019. Y por cierto, la sede Fluidra, sigue estando en Sabadell. De hecho, la operación fue tan discreta que se anunció como fusión entre iguales, cuando en realidad lo que pasaba es que las cuatro familias —Planes, Serra Duffo, Corbera Serra y Garrigós— que ahora tienen sindicado un 28,5% del capital lo que les da un cómodo paquete de control, se habían zampado a un competidor internacional.
No es la primera vez que los Planes hacen su magia. En su interesante libro de memorias 'Camí de castanyes', el padre de Eloi Planes, Joan Planes, explica que cuando crearon Astral, a principios de los años 70, evitaron en todo momento que fuera una empresa grande. Crearon a su alrededor una miríada de pequeñas sociedades para que los norteamericanos no se diesen cuenta de que en Europa estaba apareciendo un peligroso competidor que integraba toda la cadena de valor de las piscinas. Y funcionó. Que se lo pregunten a Zodiac. Y ahí siguen. En marzo de 2021, compraron la también estadounidense CMP por 205 millones. Por ahora los resultados trimestrales los avalan y la deuda del grupo no parece excesiva: 589 millones. No son los Grifols, que siempre han utilizado el endeudamiento como un escudo antiopa. Aquí, los Planes y sus socios operan de una manera más catalana: pasito a pasito.
Política para Cheever
Nadie sabe lo que votaba 'El nadador', el hombre del cuento de John Cheever que volvía a su casa nadando por las piscinas de sus vecinos. Y aunque el independentismo ve con simpatía a los socios de Fluidra, interpretando su silencio como complicidad, lo cierto es que los fundadores de la empresa no se han mojado nunca. Y socios como Manuel Puig, de los perfumeros Puig, que tiene un 5% de la empresa, no resultan nada sospechosos. Tampoco los verás en actos como el del apoyo a la ampliación del aeropuerto. En Fluidra van a lo suyo: nadar y guardar la ropa.
Se aliaron con el Banco Sabadell para salir a bolsa y ahora sus socios son la firma de capital riesgo Rhône Capital de Nueva York, que tiene el 16,5%, pero todo apunta a que están de salida después de una experiencia extremadamente beneficiosa en términos de plusvalía latente. En los últimos meses, han colocado en el mercado un 5% de sus acciones con jugosos beneficios.
El fundador de la empresa, Joan Planes, encargó a un directivo formar a su hijo Eloi
Eloi Planes fue cuidadosamente escogido para presidir el grupo. Cada familia solo puede tener un miembro en el consejo y el resto no pueden trabajar en la empresa. No lo formó su padre, Joan, sino que encargó esta tarea a un directivo de confianza, Antoni Llastarri. Visto desde la perspectiva temporal de ahora, la operación de cambio generacional fue un éxito.
Algún teórico apunta que la España de las piscinas existe pero la Cataluña de las piscinas no. No es del todo cierto. Cada vez más, familias acomodadas se trasladan a las afueras y trabajan en Barcelona. "Llegas a Barcelona en veinte minutos", es el nuevo mantra de la clase media de piscina 'indepe'. Como todo en Cataluña, verdad a medias: veinte minutos hasta la Meridiana. Allí te espera Ada Colau para convertir el tráfico en un infierno y añadirte 25 minutos más de viaje hasta tu destino final. Son los nuevos peajes de la izquierda, que ni siquiera se tarifican. Mientras, Eloi Planes y su empresa caminan sobre las aguas convertidas en el nuevo milagro del Ibex-35.
En una España donde todo se polariza, el urbanismo se ha convertido en otro caballo de batalla entre la nueva izquierda y la derecha de siempre. El libro 'La España de las piscinas', del periodista Jorge Dioni López (Arpa), se ha convertido en una referencia que extrapola el impacto de los Planes de Actuación Urbanística (PAU), con sus urbanizaciones de casa y piscina en las afueras, al aumento del voto a la derecha, antes Cs, ahora PP. Pero hay una clave financiera que pasa por Sabadell. Al mismo tiempo que la clase política se enzarza en la polémica, Fluidra, una empresa catalana, entra en el Ibex-35. Su valor en bolsa supera ya los 6.000 millones. Y sí, su negocio, es hacer piscinas. Por cierto, en España es líder del mercado.