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La industria hotelera prevé una reconversión acelerada por la crisis energética y la guerra
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La industria hotelera prevé una reconversión acelerada por la crisis energética y la guerra

Esta industria debe reducir drásticamente su consumo energético, porque los fondos lo ponen como primera exigencia para comprar, justo cuando los costes se han disparado

Foto: Imagen del Hotel Eurostars.
Imagen del Hotel Eurostars.
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"Está claro que va a tener un impacto". Así de tajante responde Christophe Beauvilian, socio director de Pygmalion Capital, a la pregunta de qué consecuencias va a tener la invasión rusa de Ucrania en la inversión hotelera, una industria que ha demostrado su apetito comprador incluso en los momentos más duros de la pandemia del coronavirus, pero que ahora tiene ante sí el desafío que para todo el planeta suponen la guerra y sus réplicas en los precios de la energía.

A pesar de que el covid-19 obligó a cerrar los establecimientos de todo el mundo, impidió viajar durante meses y desplomó los ingresos del turismo en un 70% en promedio durante 2020, los grandes inversores internacionales han seguido comprando hoteles con gran interés, hasta el punto de que el pasado ejercicio se alcanzó la cifra de inversión de 17.000 millones en toda Europa, de los que 3.200 millones se transaccionaron en España, según las cifras que se han expuesto en la segunda edición del foro ‘Spanish Host-In’, organizado por Hotusa.

Foto: Hotel ME de la plaza de Santa Ana (Madrid).

Para este ejercicio, de hecho, el sector pronosticaba volver rápidamente a los niveles de 2019, una espiral ascendente que ahora se ve obligada a frenar y "seguir muy de cerca la situación en Ucrania", en palabras de Andreas Löcher, responsable de inversión hotelera de Union Investment. El conflicto ha agravado el que ya era uno de los grandes retos de esta industria, el incremento de los costes energéticos.

Como ha recordado Hal Show, socio de KSL Capital Partners, el futuro de este mercado pasa por la inversión a largo plazo y por las políticas ESG ('environmental, social and governance'), que se han convertido en el punto de partida de cualquier negociación con un fondo o gran inversor institucional interesado en adquirir un hotel. "ESG es el punto de partida", señala Tugdual Millet, director gerente de Covivio Hotels, quien también deja claro que, de estas tres letras, "el punto más importante es el medioambiental [environment], no el social".

Foto: Gabriel Escarrer, primer ejecutivo de Meliá.

Según The International Tourism Partnership (ITP), organización que agrupa las 30.000 mayores empresas hoteleras del planeta, esta industria debe reducir sus emisiones de carbono un 66% para 2030 y un 90% para 2050, si quiere cumplir los objetivos de Naciones Unidas. El coste que tendrá esta reconversión hacia modelos mucho más sostenibles, indudablemente, es incluido por los grandes fondos cuando hacen sus ofertas de compra, unos números que van a ser cada vez más exigentes.

"La electricidad y el agua van a seguir siendo caros", advierte Íñigo Guerra, director general de Bankinter, quien sostiene que los disparados precios energéticos son un problema que "no se va a solucionar a corto plazo, sino que va a ser muy relevante durante mucho tiempo", lo que presionará la reconversión del sector hacia modelos más basados en la tecnología.

Foto: Las grandes cadenas han activado la venta de hoteles.

Juan María Nin, vicepresidente del Círculo de Empresarios, comparte esta visión, al asegurar que "el sector va a tener que hacer una fuerte inversión en tecnología" para poder abordar los cambios que vienen, un nuevo escenario que arrancó con el covid-19, pandemia que, asegura, "continuará siendo un catalizador en la consolidación final", la cual se estaba ya acelerando por las políticas ESG y ha recibido el golpe de gracia con el conflicto en Ucrania.

Además del ahorro energético, los nuevos modelos de esta industria pasan por la "imparable división entre propiedad y operación del hotel", ha dejado claro Javier Arús, socio de hospitalidad en Azora, hasta el punto de advertir de que "quien no se adapte al nuevo entorno, va a tener que ser absorbido". La consolidación es otro gran reto para esta industria que, como recordó Raúl González, consejero delegado de Grupo Barceló para Emea (Europa, Oriente Medio y África), está tremendamente atomizada.

Foto: Hotel de Mallorca sin turistas. (EFE/Cati Cladera)

La pandemia ha sido un primer motor para conducir estas empresas hacia operaciones de fusiones y compras, oleada que, si la guerra no lo impide, iban a protagonizar los grandes fondos, entre otros motivos, porque la banca ha ido reduciendo su exposición.

Y aquí entra en juego otro de los grandes retos de futuro, la relación entre hoteleras y socios financieros, que según Amancio López, consejero delegado de Hotusa, vendrá marcada por quién asume los riesgos. "Si alguien quiere retornos muy altos, lo lógico es que asuma riesgo de promoción, porque en proyectos en desarrollo hay oportunidad de hacer producto de gran calidad y futuro, pero alguien debe asumir el riesgo de promoción".

"Está claro que va a tener un impacto". Así de tajante responde Christophe Beauvilian, socio director de Pygmalion Capital, a la pregunta de qué consecuencias va a tener la invasión rusa de Ucrania en la inversión hotelera, una industria que ha demostrado su apetito comprador incluso en los momentos más duros de la pandemia del coronavirus, pero que ahora tiene ante sí el desafío que para todo el planeta suponen la guerra y sus réplicas en los precios de la energía.

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