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Gala Capital, el refugio inquietante del 'hombre del maletín' de Telefónica
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Gala Capital, el refugio inquietante del 'hombre del maletín' de Telefónica

La operadora sigue los pasos de Ramiro Sánchez de Lerín, el hombre con más información sensible de la casa, ahora aparcado en un fondo de capital riesgo con buenas relaciones

Foto: Foto: Reuters
Foto: Reuters

Telefónica vive momentos de cierta calma chicha tras un último cuatrimestre del año en el que el equipo de José María Álvarez-Pallete observó movimientos internos y externos con ánimo de desestabilizar el capital y la españolidad estratégica de la compañía. Ambas intrigas fueron el resultado de una caída de la cotización hasta niveles de hacía 20 años, lo que abrió tensiones entre los accionistas de toda la vida, como BBVA, y oportunidades para fondos de inversión activistas y con ganas de pedir explicaciones al equipo gestor.

Pero en la casa no las tienen todas consigo porque la acción, que ha salido de la UCI, no termina de echar a correr por la presión regulatoria en Europa y porque Telefónica no ha sido capaz de resolver dos de los problemas geofinancieros más relevantes: su presencia en Reino Unido, donde tiene un problema con el Brexit y el fondo de comercio de O2 (pagó 26.000 millones por ella en 2006), y México, filial que ha intentado vender sin éxito en al menos tres ocasiones.

Por ello, por el deber de estar siempre alerta, en Telefónica monitorizan con detalle los supuestos riesgos, ya vengan de China, ante el interés de varias empresas estatales del gigante asiático por estrechar vínculos con España, como de fondos buitres y exdirectivos que pudieran colaborar con estos potenciales inversores no solicitados.

Foto: Foto de archivo del logo de Telefónica. (EFE)

A uno al que le siguen la pista desde su salida del grupo hace un año es a Ramiro Sánchez de Lerín, el que fuera secretario del consejo de administración de la compañía, conocedor de todos los secretos de la etapa de César Alierta. Ramiro fue el abogado de la casa durante más de una década y el encargado de resolver los asuntos más delicados de una compañía que ha tenido en nómina a multitud de políticos. Entre ellos, José Bono, Eduardo Zaplana y Manuel Pizarro, pero también figuras como Iñaki Urdangarín. En Telefónica aún temen cualquier movimiento del conocido como el hombre del maletín. Sánchez de Lerín es el único que, por el ejercicio de sus funciones en la operadora, aún sigue investigado en el "caso Rato". La Audiencia Provincial de Madrid considera que Sánchez de Lerín pudo ser cooperador necesario en los delitos fiscales atribuidos al expresidente de Bankia cuando este asesoraba a la compañía.

Tras un año ya fuera de Telefónica, Ramiro se ha refugiado ahora en una firma de capital riesgo. Se trata de Gala Capital, dirigida por Carlos Tejera, un financiero tan hábil como discreto, ajeno a cualquier foco mediático, hasta tal punto que evita poner su foto en la web corporativa de su firma. Tejera le ha dejado un despacho y la infraestructura básica para que el exsecretario general de Telefónica pueda seguir activo. Dicen que es tan solo un refugio provisional porque no ha firmado ningún contrato con Gala Capital. Lo justifican como un favor personal entre amigos de verdad a la espera de que el abogado encuentre un destino con galones en uno de los despachos de gran reputación.

Lo justifican como un favor personal entre amigos a la espera de que el abogado encuentre un destino con galones en un despacho de gran reputación

Se comenta que su futuro podría estar en el bufete CMS Albiñana y Suárez de Lezo, cuyo 'principal', César Albiñana, hace una selecta fiesta navideña en su lujosa casa de Madrid a la que Ramiro nunca falla. Pero su contratación requiere de valor. Tener al jefe de las fontanerías de Telefónica en nómina supone dar por sentado que poco negocio llegará de la operadora. Especialmente, del lado de las operaciones corporativas, las que de verdad dan dinero y de la que César es un especialista.

Mientras tanto, Telefónica monitoriza sus movimientos, con la inquietud de si esta teoría es cierta o, en realidad, Ramiro está tirando de los contactos de Tejera para construir una nueva intentona sobre la compañía parecida a la que estaba urdiendo el 'hedge fund' Elliot la pasada Navidad. La intranquilidad llega hasta tal punto que en la casa han escudriñado los contactos internacionales del citado financiero, los señores para los que gestiona o ha gestionado fondos por más de 1.000 millones. Entre ellos, están magnates de los Emiratos Árabes Unidos, alguna gran fortuna latinoamericana y hasta algunos de los hombres que han encabezado la lista de Forbes, como George Soros.

placeholder Edificio Telefónica en Barcelona. (Reuters)
Edificio Telefónica en Barcelona. (Reuters)

A la par, en Telefónica siguen muy de cerca las reuniones que estos últimos días ha tenido por aquí el equipo de Camarco, una empresa totalmente desconocida para la mayoría de los accionistas de las empresas cotizadas, pero que se dedica a reunir intereses para proponer mejora en la gestión de los consejos de administración. O, lo que es lo mismo, un 'proxy' que agrupa participaciones de inversores institucionales para promover cambios en los equipos directivos cuando la cotización no responde a sus expectativas.

Según las mismas fuentes, Camarco tiene como cliente a Elliot, que a su vez se valió de varios ex de Telefónica el pasado año —Sánchez de Lerín estaba entre los nominados— para estudiar su entrada en el accionariado de la operadora y promover cambios en la gestión. Algo parecido a lo que el fondo oportunista está haciendo en Telecom Italia.

Las posibilidades de que un inversor de este tipo se haga con un hueco en la multinacional española son más bien remotas, dado el carácter estratégico que tiene las comunicaciones para el Estado y las barreras que empiezan a adoptar países similares como Alemania con compras de fondos soberanos, como los chinos. Pero en la casa hay orden de vigilar cualquier riesgo porque también son conscientes de que BBVA tiene su 5% calificado como 'disponible para la venta' desde hace años y que, mientras la cotización no dé alegrías, el ruido es inevitable. Algo que preocupa de cara a la próxima junta general de accionistas.

Telefónica vive momentos de cierta calma chicha tras un último cuatrimestre del año en el que el equipo de José María Álvarez-Pallete observó movimientos internos y externos con ánimo de desestabilizar el capital y la españolidad estratégica de la compañía. Ambas intrigas fueron el resultado de una caída de la cotización hasta niveles de hacía 20 años, lo que abrió tensiones entre los accionistas de toda la vida, como BBVA, y oportunidades para fondos de inversión activistas y con ganas de pedir explicaciones al equipo gestor.

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