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El hombre del maletín de Telefónica y del marrón de Rato
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los secretos de ramiro sánchez de lerín

El hombre del maletín de Telefónica y del marrón de Rato

Sánchez de Lerín, el secretario del consejo de la operadora, ha percibido una suculenta indemnización por dejar la empresa y tras ser imputado por los cuestionados pagos a Rato

Foto: Foto de archivo del logo de Telefónica. (EFE)
Foto de archivo del logo de Telefónica. (EFE)

Como quien no quiere la cosa, Telefónica incluyó, de pasada, en su informe de los resultados del primer semestre del año una jugosa indemnización. Un pago de unos 11,25 millones de euros, sin contar aportaciones al plan de pensiones y otras retribuciones variables, que solo se suele conceder a ejecutivos de primer nivel. La compañía, que en abril fue premiada como una de las más transparentes según el informe que elabora la Fundación Compromiso y Transparencia, despachó este asunto haciendo referencia que en esa cuantía se incorporaba la liquidación de Ramiro Sánchez de Lerín, el secretario general y del consejo de administración.

Un hombre, como casi todos los secretarios generales, anónimo, pero a la vez conocedor de los mayores secretos de la empresa, responsable habitualmente de los asuntos jurídicos de la casa. Sánchez de Lerín, un abogado de prestigio, formado en Icade y en Arthur Andersen, abandonó Telefónica en enero tras la gran revolución llevada a cabo por José María Álvarez-Pallete tras años sirviendo a César Alierta, al que unió su vida profesional en los tiempos de Tabacalera. Es decir, a mediados de los noventa, cuando José María Aznar pidió al empresario aragonés que tomara las riendas de la empresa nacional de tabacos y, después de Telefónica, para acabar con la alegre etapa de Juan Villalonga.

Conocía todos los secretos de Telefónica, de su mentor, que se consolidó como el líder de los empresarios españoles y alma mater del Ibex

Sánchez de Lerín conocía todos los secretos de Telefónica, de su mentor, que cuando se consolidó como el líder de los empresarios españoles y alma mater del Ibex 35, dio cobijo a gran parte de la bancada azul y roja del Congreso de los Diputados, independentistas y sindicalistas incluidos. Las contrataciones de Eduardo Zaplana, José Bono, Manuel Pizarro, David Madi, el cocinero de Artur Más, Antonio Gutiérrez, el líder de Comisiones Obreras, y de Iñaki Urdargarin son algunos de los ejemplos más destacados.

Pero ninguno ha generado tantos dolores de cabeza como el de Rodrigo Rato, el flamante exministro de Economía en los tiempos de Aznar, director general del Fondo Monetario Internacional y presidente de Bankia. Alierta, tras la quiebra de la antigua Caja Madrid, rescatada con 22.400 millones de dinero de los contribuyentes, lo incorporó a unos de esos consejos asesores que pasan desapercibidos, a cambio de una sustancial remuneración, que ha acabado en los tribunales. Y lo hizo, con un par, estando ya imputado por la quiebra del banco cotizado.

Foto: José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica. (EFE)

Aunque el juez decidió archivar la causa contra Telefónica, por asegurar que no obtuvo beneficio alguno, a Sánchez de Lerín se le ha mantenido la imputación por considerar la Audiencia Provincial de Madrid que el secretario del consejo pudo ser un cooperador necesario de los delitos fiscales atribuidos al economista al que se le calificó como el salvador de España. Sánchez de Lerín firmó unos contratos con una sociedad del exvicepresidente del Gobierno a la que Telefónica le pagó 726.000 euros entre enero de 2013 y abril de 2015, causa por la que este lunes tiene que declarar el ahora desterrado hombre milagro del Partido Popular.

El juez insistió en noviembre del pasado año en tener bajo vigilancia a Sánchez de Lerín por estimar que negoció la retribución a Rato a través de Kradonara, un contrato que en realidad era simulado a través de una sociedad pantalla, por lo que cree que fue "cooperador necesario en los delitos —de Rato— contra la Hacienda Pública".

Según distintas fuentes, cuando el secretario del consejo abandonó Telefónica el pasado mes de enero, no lo hizo con las manos vacías. Ya no por la millonaria indemnización a la que hace alusión la propia compañía en su informe semestral, sino porque se llevó consigo la documentación necesaria para construir su defensa. En realidad, con la típica información que había manejado a lo largo de su alargada etapa en las entrañas del consejo de administración, munición de largo alcance. Informes para su defensa por su imputación y su protección al haber sido el único señalado por un fichaje que, evidentemente, tenía otros padrinos.

Aunque el juez decidió archivar la causa contra Telefónica, por no obtener beneficio, a Sánchez de Lerín se le ha mantenido la imputación

En Telefónica existe la lógica preocupación por ver cuál es el desenlace judicial de Sánchez de Lerín y cuál será su declaración. Puede indicar que él solo seguía instrucciones de sus mandos superiores. En concreto, si esas sugerencias partían de Alierta, hombre ya amortizado, o reparte responsabilidades en el consejo. El seguimiento del asunto se lleva directamente desde la planta noble de Telefónica, con especial interés por parte de José Luis Gómez Navarro, el director de relaciones institucionales de la operadora de fútbol en televisión. Algunas fuentes próximas a la casa opinan que Sánchez de Lerín ya está bien pagado.

Con algo más de distancia, pero con una inquietud igual mayor, fiscaliza el devenir de estos temas José Iván Rosa, marido de Soraya Sáenz de Santamaría, que aterrizó en Telefónica a principios de 2012, apenas unas semanas después de que Mariano Rajoy y su mujer desembarcasen en la Moncloa en la Navidad de 2011. Rosa, que también fue tentado por Repsol, fue un fichaje personal de Sánchez de Lerín, cocido en una cena en la que invitó a los jóvenes enamorados. Se desconoce si también incorporó al anónimo abogado del Estado, con una breve carrera en Hacienda y Ferrovial, por iniciativa propia o recomendación de terceros. Pero tras el descarrilamiento de la exvicepresidenta del Gobierno y la salida del secretario del consejo, su nombre resuena por los pasillos de la Ronda de las Telecomunicaciones.

Como quien no quiere la cosa, Telefónica incluyó, de pasada, en su informe de los resultados del primer semestre del año una jugosa indemnización. Un pago de unos 11,25 millones de euros, sin contar aportaciones al plan de pensiones y otras retribuciones variables, que solo se suele conceder a ejecutivos de primer nivel. La compañía, que en abril fue premiada como una de las más transparentes según el informe que elabora la Fundación Compromiso y Transparencia, despachó este asunto haciendo referencia que en esa cuantía se incorporaba la liquidación de Ramiro Sánchez de Lerín, el secretario general y del consejo de administración.

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