Es noticia
Listas dobles, "desencanto" o bajar del 15%: saltan las alarmas electorales en Podemos
  1. Elecciones Generales
ELECCIONES GENERALES del 28 de abril

Listas dobles, "desencanto" o bajar del 15%: saltan las alarmas electorales en Podemos

Con la formación en 'shock' en medio de un terremoto interno por la escisión en Madrid, el partido se veía obligado a activar su maquinaria electoral

Foto: Enrique Villarino.
Enrique Villarino.

Apenas dos semanas después de que la dirección de Podemos se reuniese de forma extraordinaria para abordar la crisis interna abierta tras el lanzamiento por parte de Íñigo Errejón de la plataforma Más Madrid, Pedro Sánchez anunciaba elecciones anticipadas. Con la formación en 'shock' tras haber sufrido este terremoto interno, con cada vez más voces reclamando una suerte de refundación, y con el secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, de baja por paternidad, el partido se veía obligado a activar su maquinaria electoral. Sin tiempo para asimilar la situación, se tomaba la primera decisión de campaña, tan drástica como arriesgada: la portavoz parlamentaria y número dos, Irene Montero, asumiría todo el protagonismo durante la precampaña. El líder de Podemos agotará su permiso de paternidad hasta finales de marzo.

Foto: Pablo Iglesias, junto a Mónica Oltra, candidata de Compromís a la Generalitat, y Xulio Ferreiro, candidato de Marea Atlántica para revalidar la alcaldía de A Coruña, en el cierre de campaña del 26-J. (Reuters)

En este contexto, las alarmas electorales que se han encendido en la sede del partido de Princesa 2 son numerosas. Sus motivos van desde la desmovilización del electorado progresista, la desafección de sus bases o acabar fagocitados por parte del PSOE, hasta la fragmentación en dobles candidaturas. En definitiva, cunde el temor a no superar la barrera del 15% o incluso ser la quinta fuerza en algunas provincias, lo que dejaría al partido sin escaño en una considerable cantidad de pequeñas y medianas circunscripciones. Un escenario que nadie quiere verbalizar, pero que indirectamente se asume como un fantasma cargando contra la demoscopia.

La última sesión de control se convierte en el primer debate electoral

El argumentario durante estos primeros días desde la convocatoria electoral hace hincapié en que las encuestas dieron a Podemos en las semanas previas a las generales de 2015 entre un 10 y un 14%. Finalmente, la formación se acercó al 21%. En ello han incidido los principales dirigentes del partido en todas sus intervenciones en los medios, ironizando que las encuestas los han dado por muertos en multitud de ocasiones. "Ya ha empezado la campaña contra Podemos. Es lógico. Somos los únicos que defendemos a la gente trabajadora y plantamos cara a los buitres. Ya están sacando encuestas que nos dan por muertos. Pero no cuela. Hicieron lo mismo en 2015 y sacamos un 20,66%", afirmaba el secretario de Organización, Pablo Echenique.

Podemos ha pasado de la idea fuerza del sorpaso al PSOE en 2016 a los mensajes para retener un suelo de votantes y no quedar fagocitado

Lo cierto es que de la campaña de 2016 a la actual, Podemos ha pasado del mensaje del sorpaso al PSOE al de retener a sus votantes —cinco millones en 2016— para no quedar fagocitado frente a un partido en el Gobierno que lidera las encuestas y que busca rentabilizar sus pactos con la formación de Pablo Iglesias. Primera alarma. El propio Sánchez subrayaba en un capítulo de su libro recientemente publicado, 'Manual de resistencia' (Península), que la moción de censura por la que llegó al Gobierno de la mano de Unidos Podemos "puso fin al combate por la hegemonía dentro de la izquierda: esta cuestión quedó zanjada". De ahí la insistencia en que "Podemos es el voto útil", hasta ahora el principal eslogan de campaña, y que es la "garantía" para arrastrar al PSOE hacia medidas sociales "valientes", poniendo como ejemplo la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros, y evitar que ceda a las presiones de las élites económicas.

Foto: Irene Montero, portavoz parlamentaria de Unidos Podemos, durante una rueda de prensa. (EFE)

Combatir la desmovilización del electorado de Podemos, que no solo marcan las encuestas sino también las pasadas elecciones en Andalucía, es otro de los principales retos de campaña. Segunda alarma. Se sostiene que en un escenario electoral fragmentado y volátil, quien alcance los seis millones de votos ganará las elecciones. En los comicios de 2015, Podemos obtuvo cinco millones e IU uno, por lo que se interpreta que si la mayoría de estos votantes vuelven a confiar en ambas formaciones, alcanzarán su meta.

Movilizar desde la polarización, de ahí el esfuerzo por dibujar dos bloques opuestos, Podemos y PSOE por un lado, y PP, Ciudadanos y Vox por otro. Movilizar también desde el feminismo, confrontándolo al supuesto recorte de derechos conquistados del denominado "bloque reaccionario". En esta línea, entra en juego el liderazgo de Irene Montero, joven portavoz parlamentaria de 31 años y cara visible de la lucha feminista, que durante las próximas semanas asumirá el protagonismo de Podemos en la campaña frente a cuatro candidatos varones (Pedro Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal). También el 8-M durante la huelga feminista, que se celebrará tan solo tres días después de que se publique el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria electoral.

Las divisiones internas y las rupturas en los territorios han desactivado a la militancia de la organización en plena campaña

El "desencanto" de las bases que se asumió en un informe interno elaborado tras las elecciones andaluzas por la dirección autonómica viene a potenciarse por las diversas guerras que la formación tenía abiertas en distintos territorios y que acabaron de estallar por toda la organización tras el salto de Errejón y Manuela Carmena a Más Madrid. Tercera alarma. Las guerras internas no solo suelen castigar electoralmente a la izquierda, sino que desactivan a los simpatizantes y militantes. Así lo reflejaba le propio informe antes referido, elaborado por la dirección andaluza del partido tras el 2-D, reconociendo que el desencanto se habría palpado "durante el último tiempo tanto a nivel militantes, inscritos, simpatizantes, etc.", debido a "algunas decisiones y la gestión de los debates internos visibilizados ante la opinión pública como conflicto interno (acumulados)". Además, lo hace en su peor momento, coincidiendo con una campaña electoral.

No en vano, Podemos ha sido el último partido en perfilar su agenda de actos de precampaña. Todavía se está cerrando, cuando a principios de semana todas las grandes formaciones estatales contaban ya con ella. Se intentan evitar a toda costa los pinchazos en los actos y mítines electorales.

Foto: El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith. (EFE) Opinión

A todo lo anterior se suma la ruptura de las confluencias territoriales en Galicia y Valencia. Cuarta alarma. Se asume que tanto "el partido En Marea" en Galicia como Compromís en Valencia tienen "hojas de ruta distintas" para las próximas elecciones generales del 28 de abril. Habrá dobles candidaturas y, por tanto, división del voto. De las tres confluencias territoriales que se constituyeron en las elecciones generales de 2015 y en la repetición electoral de 2016, solo se mantendrá inalterable la catalana En Comú Podem.

Las dobles listas penalizan fuertemente a la formación, pero las diversas alarmas con las que se ha topado la dirección de campaña de Podemos también amenazan con unos resultados promedios por debajo del 15%. Máxime si no fructificasen las conversaciones para dar encaje a los candidatos de IU en las listas para las generales, ya que a pesar de existir un acuerdo marco entre ambas formaciones, no se descarta nada. Las dificultades que se han constatado para cerrar acuerdos de cara a las autonómicas, donde Podemos e IU competirán en al menos cuatro comunidades (Asturias, Murcia, Castilla y León y Navarra), no son un buen presagio. Los equipos liderados por los respectivos responsables de Organización de Podemos e IU se han reunido en varias ocasiones durante los últimos días en busca de un pacto que todavía está muy verde. IU ha puesto como fecha límite para cerrar un acuerdo este sábado. De lo contrario, la formación liderada por Alberto Garzón presentará su propia lista.

En un escenario con cinco grandes partidos, se complica la pelea por revalidar la representación en las provincias con menos de siete escaños en juego

En un escenario de cinco grandes partidos estatales, el partido morado podría perder los escaños que en 2015 conquistó en circunscripciones con entre cuatro y siete diputados en juego (como Lugo, Burgos, Valladolid o Navarra). Incluso en algunas de las circunscripciones donde se disputan más escaños, como Valencia (16) y Alicante (12), que Podemos e IU compitan en una candidatura y Compromís en otra, como sucederá, podría generar el efecto de que se pasase de los nueve diputados de la confluencia en 2016 a la mitad, según algunos informes internos. La doble lista tiene el riesgo de situar a Podemos por debajo del 10%, lo que beneficiaría a Vox en el reparto de escaños si supera este porcentaje.

Un fenómeno que podría repetirse en otras circunscripciones de tamaño medio. Con todo, la volatilidad es tal que un punto arriba o abajo puede cambiar por completo el panorama en un sistema electoral no preparado para representar proporcionalmente a cinco formaciones de carácter estatal. También el fin de los gobiernos monocolor y la necesidad de pactos poselectorales, que podría llevar a Podemos a formar parte de un cogobierno con el PSOE, el escenario al que lo fía todo Pablo Iglesias, aun perdiendo una buena parte de los 71 diputados que obtuvo en las pasadas elecciones. "Las campañas se nos dan bien", concluye un miembro de la dirección de campaña anticipando una remontada.

Apenas dos semanas después de que la dirección de Podemos se reuniese de forma extraordinaria para abordar la crisis interna abierta tras el lanzamiento por parte de Íñigo Errejón de la plataforma Más Madrid, Pedro Sánchez anunciaba elecciones anticipadas. Con la formación en 'shock' tras haber sufrido este terremoto interno, con cada vez más voces reclamando una suerte de refundación, y con el secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, de baja por paternidad, el partido se veía obligado a activar su maquinaria electoral. Sin tiempo para asimilar la situación, se tomaba la primera decisión de campaña, tan drástica como arriesgada: la portavoz parlamentaria y número dos, Irene Montero, asumiría todo el protagonismo durante la precampaña. El líder de Podemos agotará su permiso de paternidad hasta finales de marzo.

Íñigo Errejón Irene Montero Pedro Sánchez
El redactor recomienda