¿Es España más cara que Europa? Depende de si miras la luz o irse de cañas
El coste de la vida es un 8% más bajo en España, pero algunos sectores, como la energía o la sanidad, tienen tarifas más altas. La alimentación, la hostelería y el transporte son más baratos
Vivir en España es un 8% más barato que en la media de la eurozona. En concreto, se sitúa justo por encima de Chipre en nivel de precios y por debajo de Italia. El país más caro de Europa es Luxemburgo, donde los precios son un 57% más altos que en España, y el más barato es Lituania, con precios un 30% más bajos.
En la última década, la brecha de precios entre España y la eurozona se ha ampliado, pasando del 6% al 8% actual. Esto significa que los precios en Europa han subido más intensamente, en buena medida como consecuencia de la inflación de los países del Este, economías más dinámicas pero con tasas de inflación más elevadas. Y que, para rematar, en los dos últimos años han sufrido directamente el impacto de la invasión de Ucrania y las sanciones a Rusia. El caso más extremo es el de Estonia, ya que sus precios eran un 34% inferiores a los de la eurozona en 2012 y en 2022 la brecha se había recortado hasta el 12%.
Eurostat ha publicado esta semana los datos al cierre de 2022 de la comparativa de precios entre países europeos. La estadística muestra que la mayor parte de los bienes y servicios que pagan los españoles siguen siendo más baratos que los europeos. Una situación lógica si se tiene en cuenta que España está todavía lejos de la eurozona en PIB per cápita.
Los alimentos son la gran preocupación de los hogares, y con razón, porque en España han registrado una subida especialmente intensa desde mediados de 2022. Aun así, el precio todavía sigue siendo más bajo que en la eurozona. En concreto, son un 6% más baratos, aunque hace una década eran un 11% más baratos, casi el doble.
La mayor diferencia es la de la carne, que en España es un 18% más barata que en Europa. En general, los alimentos frescos son más baratos en España, en cierta medida porque se trata de producción nacional. El pescado es un 9% más barato y las frutas y verduras, un 7% más baratas. Sin embargo, también hay alimentos más caros, como el pan, que es un 2% más caro; los aceites, un 1,4% más caros, o los lácteos, un 0,5% más caros.
Por el contrario, la energía en el hogar es notablemente más cara en España. Las facturas de electricidad y gas que soportan los hogares suelen ser más altas que la media europea, pero en 2022 se amplió la brecha, sobre todo hasta la entrada en vigor de la excepción ibérica a mediados del año. En total, los hogares españoles pagaron la energía un 15% más cara que la media comunitaria.
España fue el segundo país con la energía más cara de Europa, solo superado por Bélgica. Por detrás se situaron Italia, Irlanda y Chipre, otros tres países con malas conexiones eléctricas con el continente por ser islas o penínsulas.
España es casi imbatible en los precios de la hostelería. Esta ventaja también está relacionada con el beneficio fiscal que tiene el sector, que tributa al IVA reducido frente al general de la mayoría de países. Pero también a los esfuerzos de contención de precios que han realizado históricamente las empresas del sector. En total, el precio de la hostelería es casi un 18% más bajo que en el conjunto de la eurozona, y se sitúa por debajo de otros rivales turísticos como Grecia, Chipre o Malta, aunque en parte se debe a que hay una parte muy importante de España que no es turística, de hecho, ocupa la mayor parte del territorio (todo el interior). Además, es importante tener en cuenta que esta estadística corrige por calidad del bien o servicio, porque no es lo mismo el precio en un hotel de cinco estrellas que una habitación de hostal.
Pero este esfuerzo por reducir precios tiene una derivada negativa, y es que se traslada también a los salarios que paga el sector. Para que la hostelería pague remuneraciones más altas también tiene que elevar sus precios. Por ejemplo, en toda Europa solo hay dos países con unos precios de la hostelería más bajos: Lituania y Portugal. El país más caro de la eurozona es Finlandia, que tiene unos precios un 55% más altos que los de España.
La educación también es más barata en España que en Europa. Esta estadística incluye colegios e institutos privados y concertados, así como FP, universidad y el resto de la formación para adultos. Y la diferencia no es menor: los precios son casi un 18% más bajos.
Por el contrario, la sanidad (incluye la privada y los medicamentos) es más cara, un 8% superior. Esta subida de precios se explica por el envejecimiento acelerado que está experimentando España, sumado a los recortes en la sanidad pública, que han expulsado a muchos ciudadanos hacia los servicios privados. El crecimiento de la demanda también ha saturado a muchos hospitales privados, lo que les ha permitido elevar sus tarifas hasta ser más caros que los europeos.
El transporte es más barato en España, en buena medida gracias a los incentivos fiscales al diésel y las ayudas al transporte público. Los precios son un 12% más bajos, incluyendo también el coste de los vehículos nuevos.
Vivir en España es un 8% más barato que en la media de la eurozona. En concreto, se sitúa justo por encima de Chipre en nivel de precios y por debajo de Italia. El país más caro de Europa es Luxemburgo, donde los precios son un 57% más altos que en España, y el más barato es Lituania, con precios un 30% más bajos.
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