Los líderes europeos afilan sus cuchillos en el debate sobre la revisión del presupuesto de la UE

El presupuesto de la Unión Europea está en dificultades, solamente dos años después de que los Veintisiete acordaran el Marco Financiero Plurianual que cubre del 2021 al 2027. La ayuda a Ucrania, que sufre desde febrero de ese año la invasión de Rusia, la inflación disparada y el aumento de los costes de financiación de la Unión Europea han hecho que las cuentas europeas se vean en aprietos. La Comisión Europea ha solicitado unos 100.000 millones de euros más para poder seguir cumpliendo con los objetivos de la Unión Europea, 66.000 de ellos en forma de aportaciones por parte de los Estados miembros.

En una cumbre celebrada este jueves y viernes, los líderes han tratado por primera vez la cuestión a fondo, antes de que el tema esté en el menú principal de una difícil reunión al más alto nivel que se celebrará en diciembre. Bruselas quiere 50.000 millones de euros para apoyar a Ucrania, de los que 33.000 millones serán en forma de préstamos, por lo que serán devueltos. Esa partida podía correr riesgo tras la elección del prorruso Robert Fico como primer ministro de Eslovaquia, pero el líder eslovaco ya ha aclarado que podrá apoyar esa iniciativa, por lo que en principio se da por hecho que no habrá problema para dar luz verde a esta modificación.

Pero a partir de ahí empiezan los problemas. Por ejemplo, la Comisión Europea necesita más dinero para pagar los intereses de la deuda. Originalmente, el Ejecutivo comunitario calculaba que los costes del pago de intereses de todo el MFP fuera de 15.000 millones de euros, pero actualmente los analistas creen que ese coste podría doblarse para los siete años del presupuesto. También hay una partida de 10.000 millones para potenciar la competitividad, una idea que los países sureños como España o Italia apoyan, aunque otros Estados miembros consideran que es un dinero que se puede ahorrar.

Más allá de la excepción de la partida de apoyo a Ucrania, sobre la que hay bastante consenso, nadie está demasiado contento con la situación. Pero es que, además, cada uno de los distintos grupos de Estados miembros tienen opiniones muy diferentes sobre cómo solucionarlo. Una fuente diplomática holandesa, uno de los países que se oponen a que las capitales tengan que aportar más dinero al presupuesto común, explicaba durante la cumbre que el canciller alemán Olaf Scholz había hecho una "larga intervención inicial que se podría resumir como: nein".

¿Reubicar dinero?

Berlín y La Haya son muy vocales sobre que la Comisión Europea debería hacer recortes en otros programas y partidas para encontrar dentro de su presupuesto el dinero que necesita para cubrir sus nuevas necesidades. Fuentes diplomáticas explican que eso es lo que hacen los Estados miembros y que el Ejecutivo comunitario debería hacer lo mismo. Un grupo de países, liderados por Dinamarca, han señalado en los últimos días que han encontrado 16.000 millones de euros dentro del MFP que actualmente no han sido asignados a ninguna partida, y acusan a Bruselas de no estar sabiendo rebañar su presupuesto.

Lo que Alemania y otros piden a la Comisión Europea es que haga un ejercicio de "repriorización", es decir, que reubique dinero dentro del presupuesto siguiendo las nuevas prioridades. El Ejecutivo comunitario avisa de que, sin un acuerdo que permita ampliar el actual MFP, los programas del presupuesto, entre los que hay algunos tan populares como Erasmus+ o tan importantes como la partida de ayuda humanitaria, podrían sufrir recortes de hasta el 30%, según los cálculos de los técnicos comunitarios incluidos en una nota elaborada por la presidencia española del Consejo de la Unión Europea y adelantado por El Economista.

TE PUEDE INTERESAR

Italia se planta y retrasa un acuerdo sobre el nuevo pacto migratorio de la Unión Europea

N. Alarcón. Bruselas

Cualquier negociación sobre el MFP es muy tensa. Cada Estado miembro negocia a sangre y fuego cada céntimo del presupuesto. Nadie quiere tener que poner más de su dinero ni nadie quiere que se recorten partidas importantes para su país. No hay amistades durante esas conversaciones. Se mira al detalle cada partida, cada celda del Excel. Los diplomáticos con experiencia en Bruselas siempre señalan que estas son las peores negociaciones. Y esta vez no se está diseñando un nuevo MFP, sino ajustando el actual, pero incluso así saltan chispas. En diciembre los líderes tendrán que llegar a un acuerdo.

Reglas fiscales

Además, los líderes también han discutido sobre las negociaciones para alcanzar un acuerdo sobre las nuevas reglas fiscales de la Unión Europea, a falta de dos meses para que la Comisión Europea vuelva a aplicar las actuales normas de disciplina fiscal. El objetivo de los Veintisiete es lograr un acuerdo sobre un nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento que permita a los técnicos comunitarios aplicar en 2024 las reglas siguiendo el espíritu de ese acuerdo, mientras se terminan de cerrar las negociaciones sobre el texto legal con el Parlamento Europeo.

Pero lo cierto es que las conversaciones no están siendo sencillas. Francia y Alemania se encuentran en las antípodas de la negociación, con Christian Lindner, ministro de Finanzas alemán, defendiendo que hay que generar incentivos para que los Estados miembros se sitúen cerca del 1% de déficit presupuestario y evitar así que el objetivo del 3% consagrado en Maastricht se convierta en un "suelo". Bruno Le Maire, ministro de Finanzas francés, ha anunciado que París y Berlín intentarán llegar a un acuerdo que facilite un pacto global a nivel de los Veintisiete.

En las conclusiones adoptadas por los líderes se "invita al Consejo a seguir adelante con la revisión de la gobernanza económica, con vistas a concluir el trabajo legislativo en 2023", aumentando la presión sobre la presidencia española del Consejo de la UE. El plan de Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno en funciones, es que la próxima reunión de ministros de Finanzas de la Unión Europea, que se celebrará el 9 de noviembre, haya sobre la mesa un borrador de texto legislativo que permita avanzar y trabajar ya sobre las palabras concretas, los puntos y las comas.