Los líderes de la UE piden "pausas" humanitarias en Gaza y "corredores" para la llegada de ayuda

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han acordado este jueves solicitar "corredores humanitarios y pausas para las necesidades humanitarias" en Gaza tras horas, afinando el lenguaje de las conclusiones, en las que también recogen el apoyo a la idea de una "conferencia internacional de paz pronto", una petición del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. El pacto ha sido resultado de un equilibrismo semántico entre los intereses y las preocupaciones de los distintos líderes.

Las palabras, cada letra, cada signo de puntuación, tienen un enorme peso en Bruselas, y así lo explicaba este miércoles una alta fuente europea: "Las comas y las palabras importan, es como se consigue el acuerdo". Pero estas están cargadas de matices, de posibilidades y de dudas. En las horas previas a la cumbre se hablaba de si se debía solicitar una "pausa humanitaria" o unas "pausas humanitarias". La diferencia, un singular o un plural, era importante para muchos países. Para los más cercanos a Israel, la primera de las opciones parecía dar a entender que la ofensiva israelí en Gaza debía detenerse de una forma más permanente, mientras que la segunda opción hace referencia a parones concretos que permitan la entrada de ayuda humanitaria en un momento determinado.

Austriacos y alemanes, dos delegaciones muy sensibles a los intereses de Tel Aviv, mostraban resistencia a la idea de la "pausa", en singular, pero también lo hacían otros países como Italia. "La preocupación que tienen algunos, como los amigos austriacos y alemanes, respecto a la pausa humanitaria es que de alguna manera entorpezca el derecho de Israel a protegerse", señalaba una fuente diplomática. Otra fuente, francesa, señalaba que lograr ese encaje era lo que estaba costando: de qué manera se recoge la preocupación de muchos países con la situación humanitaria en Gaza, con la defensa férrea por parte de otros socios, de que no se debe intentar limitar la acción del Gobierno israelí.

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Europa Press

Por eso Alemania, hasta la tarde antes de la celebración de la cumbre, quería hablar de "ventanas", ya que una "pausa" indicaba, obviamente, que el Ejército israelí debía pausar sus acciones. De hecho, y a pesar de que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ya ha sugerido que Tel Aviv ha podido violar el derecho internacional humanitario, Olaf Scholz, canciller alemán, ha expresado su confianza en que Israel cumplirá con el derecho internacional. Karl Nehammer, canciller austriaco, ha defendido también la idea de las "ventanas humanitarias" incluso el mismo día de la cumbre.

En las antípodas se encontraban España e Irlanda, dos de los Estados miembros más vinculados a la causa palestina y que tiene una relación más tensa con Tel Aviv. Aunque la idea de un alto al fuego había quedado ya descartada el lunes en un Consejo de Asuntos Generales, a la reunión de este jueves tanto Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones, como Leo Varadkar, primer ministro irlandés, dos de los líderes más sensibles hacia la causa palestina, han insistido en intentar impulsar la mención al "alto al fuego", a pesar de que otras fuentes diplomáticas han descartado cualquier posibilidad de que esa intentona tuviera éxito.

Nehammer, por su parte, ha cargado contra aquellos que han defendido un alto al fuego. "Todas las fantasías de alto el fuego y de hostilidades han conducido al fortalecimiento de Hamás", ha asegurado el canciller austriaco a su llegada al encuentro. Sin embargo, una fuente diplomática alemana ha hablado abiertamente de que "muy pocos países" seguían defendiendo la idea de incluir una referencia al alto al fuego, siendo los únicos que lo han expresado a su entrada en la reunión España e Irlanda.

Desde el primer momento, la Unión Europea ha sufrido a la hora de articular una respuesta a la situación que se vive en Oriente Próximo después del ataque terrorista lanzado por Hamás el 7 de octubre. La reacción ha sido descoordinada, caótica y, en ocasiones, poco edificante. Ha incluido una crisis institucional a raíz de lo que muchos consideran una extralimitación por parte de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y ha hecho recordar a todos que la Unión Europea, que podría ser una de las voces más escuchadas en la región, ha caído en una cierta irrelevancia. Nadie en el Gobierno israelí escucha a Bruselas, solamente a Washington, y por el lado palestino el abandono de la defensa real de la solución de los dos estados ha dejado a los socios europeos sin demasiada credibilidad.

Para España, el punto clave de las conclusiones es la inclusión de una referencia a la conferencia internacional de paz, una idea que originalmente generaba cierta resistencia por parte de otros Estados miembros. Pero los Consejos Europeos son siempre un ejercicio continuo de transacción, en los que un país ofrece dejar caer un término que prefiere, como por ejemplo el caso del alto al fuego para España, a cambio de que el resto de que el resto de socios hagan cesiones en otros elementos.

En las últimas horas, mientras diplomáticos, asesores y líderes se han enzarzado en un puñado de palabras, cientos de civiles han muerto en la Franja de Gaza, lo que ha provocado algunas críticas de los que señalan que el club ha sido lento, que ha tenido un doble rasero. Pero lo cierto es que la UE no puede parar esa dinámica de violencia, no tiene ninguna influencia sobre Benjamin Netanyahu, lo único que puede hacer es acordar una postura única para, al menos, poder tener cierta coherencia.

Los jefes de Estado y de Gobierno también han debatido otros asuntos, como la revisión del Marco Financiero Plurianual (2021 - 2027), para el que la Comisión Europea pide 66.000 millones de euros adicionales por parte de las capitales, o la inmigración. Sobre este último punto fuentes diplomáticas explicaban que una de las delegaciones, la húngara, estaba intentando conectar las conclusiones sobre inmigración con otra parte del documento, dedicada a los últimos ataques terroristas en Francia o Bélgica. "Tengo muchas esperanzas de que cada vez más gente aquí en Bruselas vea que existe un vínculo muy claro entre los actos terroristas y la migración”, explicó Viktor Orbán, primer ministro húngaro, antes del inicio del encuentro. Finalmente, las conclusiones adoptadas por los Veintisiete no hacen esa conexión.