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La alimentación sube menos en España (-3%) que en la UE salvo en aceite, patatas y fruta
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OBSERVATORIO DE PRECIOS DE LA UE

La alimentación sube menos en España (-3%) que en la UE salvo en aceite, patatas y fruta

La subida de los alimentos va por barrios. Y España no se sitúa peor respecto de lo que sucede en Europa, salvo en algunos productos básicos, como la fruta, el aceite o las patatas

Foto: Comprando aceite en el supermercado. (iStock)
Comprando aceite en el supermercado. (iStock)
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Las líneas son casi paralelas, no hay grandes cambios a lo largo de los años, pero reflejan una realidad estadística: los alimentos en la eurozona han subido más que en España. En concreto, un 3% con base 100 en 2015. Ahora bien, si se busca el detalle, es decir, la evolución de los precios por producto, el resultado es distinto. En ocho de los 25 productos estudiados por los técnicos de Eurostat, los precios se han encarecido más. En particular, en bienes de primera necesidad como el aceite de oliva, la fruta o las patatas. Lo singular es que se trata de productos en los que España destaca por su capacidad de producción, en particular, en los dos primeros casos.

Los datos están aquí, y proceden de una herramienta construida por Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea, que vigila la tendencia de precios en la cadena de suministros. Y lo que muestran es que desde 2015 los alimentos en la eurozona han aumentado un 41,7%, por encima del 37,6% que han crecido en España. Hasta septiembre de 2021, en ambos territorios, los incrementos fueron suaves, inferiores al 2% anual, pero desde ese mes, coincidiendo con el súbito aumento del precio de las materias primas, la irrupción de la sequía y del encarecimiento de los fertilizantes, se produjo una aceleración que explica los resultados actuales.

Los ocho productos que han subido más en España que en la zona euro son, además del aceite de oliva, la fruta y las patatas, el resto de aceites y grasas, los zumos de frutas, el vino, las verduras, la carne de ternera y la manteca. Destaca el caso del aceite de oliva. Pese a que España es el primer productor mundial, los precios han subido desde 2015 un 20% más que en la eurozona. El diferencial comenzó a ser evidente hace casi un año, en octubre, y desde entonces no ha hecho más que ampliarse. Con la fruta ha sucedido algo parecido, aunque en este caso existe un componente cíclico importante. Los precios en España están muy condicionados por la temporada, algo que no sucede en Europa, donde los precios son más estables.

Lo relevante, en todo caso, es que desde junio de este año los precios en España iniciaron un rally que no se ha dado en la eurozona, lo que ha llevado a que la fruta haya subido en España un 9% más. Tanto el encarecimiento del aceite de oliva como el de la fruta hay que vincularlos a la sequía, que ha recortado de forma muy intensa los volúmenes de producción.

Ventas al exterior

El hecho de que las subidas hayan sido inferiores en países con menor capacidad de producción tiene que ver con las políticas comerciales de los productores, que ante la posibilidad de perder compradores asumen un estrechamiento de sus márgenes, algo que no sucede en España, donde la demanda está más fragmentada. Si se pierde un cliente por el precio, se puede sustituir con menos dificultades.

En el lado opuesto están productos como el pan, los quesos o los pescados, que se han encarecido más en la eurozona que en España, lo que hay que vincular a las características de cada mercado en función de la oferta y de la demanda.

Aunque hayan subido menos los precios de los alimentos en España, eso no significa que su impacto en el incremento del IPC haya sido menor. Al contrario. Esto se explica porque el peso de la alimentación en la cesta de la compra española es sensiblemente mayor. Representa, en concreto, un 25,1% de la cesta de consumo en 2022, significativamente por encima del 20,9% en la eurozona. Entre las grandes economías del área del euro, la ponderación de los alimentos en la cesta de la compra alcanza el 23,1% en Italia, el 21% en Francia y el 17,1% en Alemania, todo ellos por debajo del peso en España. Eso quiere decir, ni más ni menos, que el impacto en el bolsillo es superior.

Foto: Foto: iStock.

Hay que tener en cuenta que el gasto de los hogares españoles en alimentación y bebidas para consumo doméstico, al margen de lo que se quiere fuera del hogar, se situó el año pasado en 73.893 millones de euros, lo que significó un ligero descenso de 0,9 puntos porcentuales respecto del ejercicio anterior. Esto supone, según datos del Ministerio de Agricultura, un gasto medio realizado por persona de alrededor de 1.598 euros, casi 13 euros por debajo del año anterior.

Como sostienen los técnicos del ministerio, el descenso en el gasto de alimentación tiene que ver, fundamentalmente, con el alza de los precios, un 8,7%, lo que explica que se produjera una caída similar en el volumen total de ventas de alimentos y bebidas.

Los productos más afectados fueron el azúcar (-17,1%), harinas y sémola (-13,6%), frutos secos y patatas (-9% y 10,7%, respectivamente), además de las carnes (-12,7%), productos de la pesca (-15,6 %) y preparados lácteos (-14,7 %), así como hortalizas y frutas frescas, por encima del 12%.

Las líneas son casi paralelas, no hay grandes cambios a lo largo de los años, pero reflejan una realidad estadística: los alimentos en la eurozona han subido más que en España. En concreto, un 3% con base 100 en 2015. Ahora bien, si se busca el detalle, es decir, la evolución de los precios por producto, el resultado es distinto. En ocho de los 25 productos estudiados por los técnicos de Eurostat, los precios se han encarecido más. En particular, en bienes de primera necesidad como el aceite de oliva, la fruta o las patatas. Lo singular es que se trata de productos en los que España destaca por su capacidad de producción, en particular, en los dos primeros casos.

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