El alto precio del aceite de oliva desata una 'guerra' de ofertas entre los supermercados

El aceite de oliva se conoce popularmente como oro líquido. Esta definición se acuñó hace mucho tiempo para poner de manifiesto el valor nutricional de este alimento, pero hoy en día es más acertado utilizarla para señalar su elevado precio. El litro de virgen extra ronda los 8,50 euros, un coste que nunca antes se había alcanzado. Aun así, aunque su consumo se ha reducido, los españoles no reniegan de este producto. Las grandes cadenas de distribución lo saben y han comenzado a ofrecer grandes descuentos en el precio del aceite para intentar atraer clientes a sus supermercados y que, de paso, hagan allí el resto de la compra.

La guerra la inició El Corte Inglés al lanzar una promoción para adquirir por 29,99 euros una garrafa de cinco litros de aceite de oliva virgen extra de la marca jiennense Coosur. Es decir, lo vende a casi seis euros el litro, más de dos euros por debajo de la media del mercado. Anteriormente, este producto costaba 44,99 euros, por lo que le aplicó una rebaja del 33%, una diferencia que seguramente compense al captar nuevos clientes que aprovechen el viaje para comprar otros alimentos.

Carrefour siguió sus pasos al anunciar que vendía el aceite de oliva virgen extra a 3,30 euros el litro. Conviene destacar que esta oferta, limitada a aquellas personas que pertenezcan a su club de fidelización, no representa una rebaja al uso. Lo que hace la cadena francesa de supermercados es incluir este producto en su campaña El 50% que vuelve, con la que devuelve la mitad del precio a través de un cupón canjeable durante la segunda quincena de agosto.

El último en pronunciarse ha sido Alcampo, a la espera de conocer si más supermercados se suman a estas iniciativas. Las condiciones de esta cadena son muy similares a las de El Corte Inglés, comercializando la garrafa de cinco litros de La Española a 29,99 euros (5,99 euros el litro). Esta oferta estará vigente, por el momento, hasta el próximo 29 de agosto, según la promoción publicada en su último folleto.

Todas estas ofertas llegan en un momento de precios que nunca antes se habían alcanzado. En origen, el aceite de oliva virgen extra se paga a 7,10 euros el kilo, lo que supone un incremento del 98% respecto a hace un año, de acuerdo con los últimos datos recogidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, correspondientes a la semana del 10 al 16 de julio. Si se compara con el mismo periodo de 2021, antes de comenzar la crisis inflacionaria devenida de la guerra de Ucrania, el encarecimiento es del 115%.

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A medida que baja la calidad del aceite, los precios son más baratos, pero en la comparación con las campañas anteriores los incrementos son muy similares. Por ejemplo, tomando también como referencia la semana del 10 al 16 de julio, el de oliva virgen se paga a 6,52 euros en origen, un 87% más que en las mismas fechas de 2022 y un 110% más que en 2021. Para el lampante, el precio de salida es de 6,26 euros, lo que supone unas alzas del 83% y del 113%, respectivamente. Hay que tener en cuenta que aquí no se contemplan los costes que se suman a lo largo de la cadena de distribución, por lo que en los lineales de los supermercados se encuentran más caros.

Para explicar por qué los precios son tan altos hay que mirar al cielo. La escasez de lluvias de los últimos años ha provocado una sequía que lastra la producción de olivas en España. Durante la pasada campaña, únicamente se recogieron 660.000 toneladas, menos de la mitad que el año anterior, una cifra muy similar a la que se espera para la actual temporada, aunque se teme que sea incluso inferior.

"No vamos a ser capaces ni siquiera de producir lo que se genera en una campaña media en España, que se sitúa en torno a 1,3 millones de toneladas", señalaba el presidente de la organización agraria UPA, Cristóbal Cano, en declaraciones a Europa Press.

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La época de recogida de olivas se prolonga entre finales de septiembre y octubre. La esperanza es que llueva antes de que se comience a recolectar, un hecho que se atisba difícil, ya que los meses de agosto y septiembre no suelen caracterizarse por las precipitaciones. Se acumulará, por tanto, un déficit de producto para cubrir una demanda no muy inferior a la de los años de bonanza, lo que obligará a tirar de viejas remesas y de la importación. Es lo mismo que ha sucedido durante el último año, aunque no se ha podido atajar el fuerte incremento de los precios, ya que también entran en juego los continuos repuntes del IPC, que afectan a toda la cadena de distribución.

"La producción de la campaña anterior fue de 660.000 toneladas y hemos vendido 896.000, con lo cual se han vendido 230.000 toneladas más que el aceite producido", señalaba Cano en referencia a la temporada que todavía no ha terminado. Aclara que se ha podido comercializar más de lo producido por "el enlace de campaña del aceite que quedó en los últimos meses de comercialización, correspondiente a campañas pasadas y a las importaciones".