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El dinero en circulación se reduce por primera vez en 13 años y anticipa una caída del crédito
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Por el endurecimiento monetario

El dinero en circulación se reduce por primera vez en 13 años y anticipa una caída del crédito

Es la segunda vez en la historia que se contrae la oferta de dinero. La subida de los tipos de interés todavía no ha desplegado todos los efectos negativos sobre la economía

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Kai Pfaffenbach)
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La oferta monetaria de dinero en la eurozona (agregado M3) se contrajo en julio un 0,4% respecto al mismo mes del año anterior. Se trata de la primera caída en el dinero en circulación en 13 años, desde los peores momentos de la crisis financiera posterior a la burbuja inmobiliaria. Este descenso es consecuencia del endurecimiento de la política monetaria aplicado por el Banco Central Europeo (BCE). De hecho, en julio se cumplió el primer año desde que comenzó la subida de tipos, ciclo que probablemente todavía no ha agotado, si se atiende a las últimas declaraciones de la presidenta de la entidad, Christine Lagarde.

El agregado monetario M3 incluye el dinero puesto en circulación por el BCE, los depósitos a la vista, los créditos a corto plazo y otros instrumentos financieros de corto plazo (fácilmente convertibles en liquidez). A medida que se reduce la liquidez disponible en el mercado, se cierra el grifo del crédito, lo que impacta sobre la recuperación económica. Menos dinero en circulación implica también menos actividad económica, ya que los bancos son capaces de crear oferta monetaria captando depósitos y convirtiéndolos en créditos. En esta ocasión, la caída de la oferta monetaria se debe tanto a la retirada de depósitos de corto plazo (que ofrecen poca rentabilidad) como a la caída del stock de crédito ante el encarecimiento de los tipos de interés.

La reducción del volumen de efectivo en circulación provoca que las condiciones de los créditos se endurezcan, la demanda se reduzca y la economía termine frenándose. Justo lo que está tratando de impulsar el BCE para frenar la inflación. Hasta la primavera de 2021, la oferta monetaria estaba registrando un crecimiento interanual de doble dígito, alcanzando un pico del 12,6% en enero. De esta forma, el crecimiento del dinero en circulación llegó a igualar el pico más alto marcado durante la burbuja inmobiliaria, en noviembre de 2007. Sin embargo, el repunte de la inflación en la primavera de 2021 provocó que el BCE comenzara a retirar sus estímulos extraordinarios de la pandemia, iniciando así un camino de endurecimiento de su política monetaria que todavía no ha culminado.

La contracción de la oferta monetaria es una situación totalmente excepcional: en las cuatro últimas décadas, solo había ocurrido en unos pocos meses durante la crisis financiera. Todo apunta a que no se tratará de una caída puntual, sino que se seguirá drenando dinero del mercado durante los próximos meses. El motivo es que el impacto de las subidas de los tipos de interés sobre la economía llega a su cenit un año y medio después del inicio del ciclo. Si se cumple esta tendencia de los años anteriores, el impacto de la subida de los tipos de interés todavía no ha llegado al punto máximo.

Foto: Torres de alta tensión en El Berrón (Asturias).

En esta ocasión, la caída de la oferta monetaria es muy diferente a la del año 2010. En ese momento, la crisis financiera secó el crédito a nivel global y todos los agentes económicos, desde las empresas hasta los gobiernos, pasando por los hogares, trataban de reducir su demanda de crédito. En esta ocasión, ha sido el Banco Central Europeo el que ha reducido la oferta de crédito de forma premeditada con sus subidas de los tipos de interés. Los agentes del mercado querían seguir pidiendo préstamos para mantener el consumo y la inversión, pero a medida que se encarecían los préstamos, la demanda de liquidez se iba reduciendo.

El agregado que sufrió la caída más fuerte es el M1, que incluye el dinero en efectivo y los depósitos a la vista. Esto es, activos líquidos o que pueden hacerse líquidos en el cortísimo plazo. El montante de la M1 se redujo un 9,2% en julio en tasa interanual, 1,2 puntos peor que en junio. El principal motivo de esta caída es que el efectivo puesto en circulación por el BCE se está reduciendo como consecuencia de la subida de los tipos de interés y también los depósitos a la vista de los hogares. Las familias se están desplazando hacia depósitos de más largo plazo, que ofrecen rentabilidades más altas. De esta forma, están renunciando a consumir estos recursos a corto plazo, lo que lastrará la recuperación económica.

Por la vía del crédito, también se ha producido una contracción de la oferta monetaria ante el endurecimiento de las condiciones de los préstamos. Los créditos al sector público registraron una caída del 2,9% en tasa interanual, lo que también refleja la política restrictiva que están aplicando los gobiernos. Los créditos al sector privado crecieron un 1,3%, un avance que fue dos décimas inferior al del mes anterior.

Menos depósitos y menos créditos son las dos caras de la misma moneda: si los bancos no ofrecen liquidez, los agentes económicos tienen que vender sus activos para conseguir dinero en efectivo. La buena noticia es que una buena parte de los depósitos a corto plazo se ha transformado en depósitos a largo. Esto significa que no hay una retirada general de dinero de los bancos, sino que los hogares están buscando plazos más largos que ofrezcan rentabilidades más altas. Sin embargo, a corto plazo no podrán disponer de estos recursos para estimular el consumo, lo que redundará en menor crecimiento económico.

Las cifras todavía no son preocupantes para el Banco Central Europeo y nada apunta a que vaya a cambiar su estrategia de lucha contra la inflación en los próximos meses. De hecho, es más probable que siga endureciendo los tipos de interés durante la segunda mitad del año.

Todas estas noticias anticipan un impacto todavía mayor de la política monetaria sobre la actividad económica en la recta final del año. El objetivo prioritario sigue siendo frenar la escalada de los precios: "La lucha contra la inflación no está ganada", advirtió la semana pasada Lagarde. La oferta monetaria puede seguir reduciéndose incluso sin nuevas subidas de los tipos de interés, a medida que hogares y empresas renuncien a pedir créditos por su elevado coste o que tengan que emplear sus depósitos para seguir consumiendo. En definitiva, la tendencia apunta a una caída en las operaciones de crédito que impactará directamente sobre las decisiones de gasto de familias y empresas.

La oferta monetaria de dinero en la eurozona (agregado M3) se contrajo en julio un 0,4% respecto al mismo mes del año anterior. Se trata de la primera caída en el dinero en circulación en 13 años, desde los peores momentos de la crisis financiera posterior a la burbuja inmobiliaria. Este descenso es consecuencia del endurecimiento de la política monetaria aplicado por el Banco Central Europeo (BCE). De hecho, en julio se cumplió el primer año desde que comenzó la subida de tipos, ciclo que probablemente todavía no ha agotado, si se atiende a las últimas declaraciones de la presidenta de la entidad, Christine Lagarde.

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