Las dos Españas: las familias que amortizan hipoteca y las que piden crédito al consumo

La evolución del balance financiero de las familias está dejando dos perfiles diferenciados de hogares, cada vez más distantes. Por una parte, están las familias que están pudiendo amortizar total o parcialmente sus hipotecas a tipo variable para minimizar el impacto de la subida del euríbor. Por otra, los hogares que necesitan tirar del crédito para mantener sus niveles de consumo.

Estas dos situaciones, antagónicas según las finanzas personales de cada familia, se están repitiendo cada vez más, lo que provoca un cambio paulatino en el mix de deuda de las familias. Las hipotecas cada vez pesan menos en el apalancamiento financiero con los bancos de los hogares, al caer hasta mínimos de 2005, mientras que el crédito al consumo ha subido a su nivel más alto desde 2002.

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Todavía siguen pesando mucho más los préstamos para la compra de una vivienda en el balance total, cinco veces más que el consumo. Y seguirá siendo así. Pero que haya dos tendencias opuestas dice mucho de la situación financiera que atraviesan los distintos tipos de familias después del covid, en este ciclo de inflación elevada —aunque se haya moderado en los últimos meses por el efecto base— y la subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE), que ha llevado el euríbor del -0,5% hasta superar el 4%.

El stock de hipotecas cayó en junio en otros 1.236 millones, hasta los 503.364 millones, la cifra más baja desde marzo de 2006. Los bancos constatan un descenso en la nueva producción. De hecho, la Encuesta de préstamos bancarios del Banco de España alude a una menor demanda, aunque también muestra que las entidades están endureciendo las condiciones y planean seguir haciéndolo.

La caída de la demanda se debe al aumento de los tipos de interés y, además, a "la menor confianza de los consumidores, el mayor uso de los ahorros y las peores perspectivas sobre el mercado de la vivienda", según señalan los bancos en el sondeo. Para el consumo, sin embargo, la demanda ha sido mayor durante la primera mitad del año, a pesar de que también ha habido un endurecimiento del crédito.

Los bancos explican en la encuesta que el endurecimiento en el crédito al consumo se debe, principalmente, a las condiciones económicas generales, pero también a las perspectivas macro y a la situación de solvencia de los solicitantes. En muchos casos, no son los mejores perfiles de riesgo del banco. Las entidades están viendo que hay familias que tienen capacidad económica, que engordaron el ahorro durante el covid por las restricciones al consumo, llevando el volumen de depósitos y cuentas corrientes a niveles récord. El año pasado, de hecho, cerró en 1,004 billones, aunque esta cifra se ha ido moderando en 2023, hasta el repunte de junio, con el pago de las extra, hasta los 989.700 millones.

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La tendencia descendente en el ahorro en depósitos y cuentas corrientes, mientras que los grandes bancos no remuneran el pasivo, se debe a salidas para mantener el consumo, amortizar hipotecas e invertir en otros productos, especialmente fondos, según fuentes bancarias. En el caso de las amortizaciones, Santander, por ejemplo, explicó la semana pasada que entre el primer trimestre y el segundo ha habido un aumento desde el orden de 150 millones mensuales a cifras de entre 250 y 300 millones, que comparan con promedios de 65 millones mensuales al inicio de 2022, antes de que el BCE se lanzara a subir los tipos para combatir la inflación y disparara el euríbor.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, explicó hace una semana que están viendo amortizaciones de clientes hipotecados a tipo variable que tienen capacidad de ahorro y han preferido cancelar parte o todo el préstamo para evitar el aumento del coste por la subida del euríbor. No obstante, el grueso de las hipotecas comercializadas por parte del banco catalán, con sede social en Valencia, ha sido a tipo fijo.

Pero en este ejemplo se observa algo que también ocurre en el resto de entidades, y es que las familias con capacidad de ahorro, que tienen un excedente de renta, son las que aprovechan para amortizar hipotecas y reducen su apalancamiento. Por el contrario, muchos hogares tienen que tirar del crédito al consumo para mantener sus niveles de compra habituales ante el auge de los precios y, si están hipotecados a tipo variable, de la cuota hipotecaria.

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Esto es lo que están observando los bancos, y es consistente con los análisis del Banco de España sobre que el exceso de ahorro que se produjo en la pandemia solo estaba en una parte de la población, la más pudiente. "Los hogares con mayores ingresos concentran una proporción elevada del ahorro extraordinario acumulado durante la crisis sanitaria. Tanto es así que el quintil de hogares con menores rentas apenas elevó su ahorro en este periodo", señaló el Banco de España en un análisis.

El servicio de estudios del supervisor explica que entre 2020 y 2022 hubo una bolsa de ahorro extraordinario que no se generó de forma homogénea entre los distintos grupos de hogares, por varias razones. La primera es que las familias de más renta, de forma estructural, tienen mayores tasas de ahorro, lo cual es lógico por tener más ingresos o patrimonio para cubrir sus necesidades y tener un excedente.

Opinión

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Por otro lado, los hogares con mayores ingresos se vieron menos afectados por la caída de las rentas en 2020. De hecho, el 20% más rico tuvo un ligero aumento en 2020, según la Encuesta de condiciones de vida, mientras que en los hogares en el quintil inferior de la distribución la renta media cayó un 7%. Asimismo, hubo gasto en hostelería o turismo que no se pudo materializar por las restricciones.

Esta bolsa de ahorro, además de las diferencias en la generación de renta o en el patrimonio, explica el diferente comportamiento de las familias ante su deuda bancaria. Por eso, corroboran fuentes financieras, lo que están notando los bancos es amortizaciones de los clientes de renta media alta o alta, y aumentos en crédito al consumo o problemas para pagar la hipoteca en rentas bajas.