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La inteligencia artificial no destruye empleo: nuevos estudios revelan que lo está creando
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Lo que dice la evidencia científica

La inteligencia artificial no destruye empleo: nuevos estudios revelan que lo está creando

Los sectores que incorporan esta tecnología están aumentando su participación en el empleo en Europa. Los empleos que se potenciarán con la IA son seis veces más que los que pueden destruirse

Foto: Ilustración con el logo de ChatGPT. (Reuters/Dado Ruvic)
Ilustración con el logo de ChatGPT. (Reuters/Dado Ruvic)
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Los avances tecnológicos han tenido tradicionalmente detractores por su potencial para destruir empleos. La mecanización del campo destruyó millones de empleos, pero los creó en la industria, dando un salto cualitativo a la productividad. En los últimos años, ya no son solo los empleos mecánicos los que están en peligro, ya que la inteligencia artificial tiene la capacidad para asumir actividades más intelectuales. Este cambio ha renacido las críticas a la tecnología. Sin embargo, la última evidencia muestra que estos avances contribuyen a crear empleo y que las políticas más eficientes no son las que los prohíben, sino las que consiguen explotar las mejoras productivas generadas.

Un estudio, publicado esta semana por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), analiza qué empleos se verán afectados por los cambios introducidos por la IA de ChatGPT. Los investigadores analizan las tareas de las diferentes profesiones y determinan que aquellas en las que la mayor parte de las acciones son realizables por la inteligencia artificial podrían desaparecer en el futuro. Por ejemplo, las actividades administrativas son sustituibles por la IA, ya que sus principales tareas son: concertar citas para clientes, manejar la correspondencia, organizar la compra y venta de activos para clientes, realizar fotocopias, duplicar documentos, enviar correspondencia automatizada, direccionar la correspondencia, etc. Según la OIT, todas estas acciones son potencialmente sustituibles, lo que coloca a todos estos trabajadores en el grupo de empleos que podrían desaparecer.

Foto: Elvira Nabiullina, presidenta del Banco de Rusia. (Reuters/Shamil Zhumatov)

En total, son 75 millones de empleos alrededor del mundo, lo que supone el 2,3% del trabajo global. Esta cifra puede parecer muy elevada, pero se reduce drásticamente si se compara con el número de empleos que aumentarán su potencial si utilizan IA. En total, estos empleos potenciados podrían ascender a 427 millones en todo el mundo, lo que supone el 13% del trabajo total.

Estos empleos son aquellos que no son sustituibles por la inteligencia artificial, pero que realizan un número significativo de tareas que sí puede realizar una computadora. Así, su absorción liberará tiempo para que estos empleados tengan tiempo para realizar otras tareas y eleven su productividad. Las mejoras de productividad se asocian a ganancias salariales y a mejoras en el empleo total de los países, por lo que los avances hacia la IA generarán mayor crecimiento económico.

"La mayoría de los empleos e industrias solo están expuestos parcialmente a la automatización", explica la OIT en el estudio, "por lo tanto, es más probable que sean complementados y no sustituidos por la IA". El organismo señala que esta nueva evidencia científica corrobora que la inteligencia artificial contribuirá al progreso económico como lo ha hecho el resto de avances tecnológicos a lo largo de los siglos, "a pesar de los recurrentes ataques de ansiedad" de algunos economistas.

Otra vía para analizar el impacto de la inteligencia artificial es medir sus efectos a lo largo de la última década. Si bien es cierto que se trata de un periodo en el que el desarrollo de la IA estaba en fase muy temprana (ChatGPT se lanzó a finales de 2022), ya se habían incorporado importantes mejoras en varios sectores. El Banco de España ha publicado un estudio de los economistas Stefania Albanesi, António Dias da Silva, Juan F. Jimeno, Ana Lamo y Alena Wabitsch que analiza el impacto de la IA desde 2011 hasta 2019 en 16 países europeos.

Los resultados muestran que los sectores más expuestos a la IA se ven beneficiados por la adopción de esta tecnología. "Nuestros resultados sugieren una relación positiva entre la automatización con la IA y los cambios en la proporción de empleo en la muestra de países europeos, con independencia de la metodología utilizada". En concreto, para el análisis emplean dos clasificaciones distintas de las ocupaciones (para asignar a los empleos un nivel de utilización de la IA), la de Michael Webb y la de Edward Felten. Según ambas medidas, la incorporación de la inteligencia artificial aumenta el empleo. En concreto, cuando un sector sube 25 percentiles en la distribución de exposición a la IA, se asocia con un incremento en la participación del empleo del sector del 2,6% según la metodología Webb y del 4,3% en la clasificación de Felten.

El incremento del empleo es superior entre los trabajadores jóvenes y los empleos de alta cualificación, lo que significa que puede ser una gran ayuda para reducir el desempleo juvenil. Especialmente entre los más cualificados. Sin embargo, los autores también observan importantes diferencias entre países que reflejan las dificultades que tienen algunos para incorporar los avances de la IA como consecuencia de la regulación del mercado, la competencia o la protección del empleo. España se sitúa entre los países con menor impulso de la inteligencia artificial sobre el empleo, aunque en terreno positivo.

Esta evidencia científica contradice a quienes afirman que se aproxima una fase de destrucción masiva de empleo como consecuencia de la irrupción de la IA. Lo que sí es probable es que las tareas que desempeñan los trabajadores vayan a cambiar como consecuencia de esta nueva tecnología. Sin embargo, la OIT avisa que las previsiones no son infalibles, ya que existe un amplio rango de ocupaciones que se verán notablemente afectadas por la IA y que es imprevisible conocer cuál será su futuro. Es lo que denomina the big unknown (la gran incógnita). Son empleos que tienen un alto grado de sustitución por la IA, pero no completo.

Foto: Foto: Reuters/Florence Lo.

El organismo estima que hay unos 300 millones de trabajadores en el mundo en esta situación, el 9% del total. Aunque no se atreve a pronosticar qué ocurrirá con ellos, señala que lo más probable es que sus empleos se transformen a medida que una parte de las tareas sean absorbidas por la inteligencia artificial.

En cualquier caso, el impacto de la IA sobre el mercado laboral no solo dependerá del potencial para sustituir a trabajadores o de las mejoras que genere sobre la productividad, también vendrá determinado por la regulación. Por ejemplo, existen importantes costes de transición, ya que pueden desaparecer algunos empleos y surgir otros dentro del mismo sector. La OIT aboga por impulsar la negociación colectiva entre empresas y sindicatos, así como la participación del sector público a la hora de ayudar a proteger y recualificar a trabajadores que se vean expulsados del mercado laboral.

Esta transición dejará algunos perdedores, pero también ganadores: trabajadores y empresas que aumenten mucho su productividad gracias a las herramientas de la IA. El sector público también tendrá un papel que jugar en el reparto de esa nueva renta generada por los avances tecnológicos para que llegue también a los perdedores de este proceso. En cualquier caso, netamente serán más quienes ganen que quienes pierdan.

Los avances tecnológicos han tenido tradicionalmente detractores por su potencial para destruir empleos. La mecanización del campo destruyó millones de empleos, pero los creó en la industria, dando un salto cualitativo a la productividad. En los últimos años, ya no son solo los empleos mecánicos los que están en peligro, ya que la inteligencia artificial tiene la capacidad para asumir actividades más intelectuales. Este cambio ha renacido las críticas a la tecnología. Sin embargo, la última evidencia muestra que estos avances contribuyen a crear empleo y que las políticas más eficientes no son las que los prohíben, sino las que consiguen explotar las mejoras productivas generadas.

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