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Repensemos el empleo

Sin miedo a ChatGPT: los nuevos empleos que está creando la inteligencia artificial

Por EC Brands

Persona escribiendo en un portatil

La inteligencia artificial puede generar muchas preguntas en la sociedad, pero la realidad nos demuestra sus ventajas e incluso la creación de nuevos empleos relacionados con ella

Si hubiésemos preguntado a la gente hace seis meses por la inteligencia artificial, podríamos habernos encontrado dos tipos de respuestas: si contestasen las empresas, dirían que la IA tiene muchas posibilidades y es utilizada por las compañías más punteras, pero que aún le queda mucho desarrollo. Si contestase una persona a pie de calle, sin embargo, quizá habría dicho que la IA promete mucho… pero que, hasta ahora, no ha visto nada tangible.

Seguramente ambas percepciones han sufrido un vuelco en los últimos meses, cuando comenzaron a surgir diversos chatbots basados en inteligencia artificial que, en poquísimos segundos, son capaces de dar respuesta a cuestiones de toda índole (sencillas, técnicas, jurídicas…) con un nivel de precisión y exactitud que casi nadie creía posible hasta ahora. Estos lanzamientos, junto al auge de otras IAs que pueden generar fotos o incluso vídeos de manera autónoma, han supuesto una revolución. Las empresas empiezan a explorar las posibilidades que ofrece esta tecnología, mientras que los ciudadanos comienzan a asimilarla, aunque una duda flota en el ambiente: ¿cómo transformará la IA mi empleo?

Según una encuesta del Institute Business of Ethics, el 59% de la población española teme que su trabajo acabe siendo sustituido por esta tecnología. Las dudas sobre la IA y el empleo pueden ser lícitas, pero ¿hay realmente fundamentos para ello? Lo cierto es que no. Hagamos un experimento. En el siguiente gráfico podemos ver qué países, según el Artificial Intelligence Index Report 2023 publicado por la Universidad de Stanford, son los que más dinero invierten en inteligencia artificial.

¿Qué países invierten más en inteligencia artificial?

(Cifras en miles de millones de dólares)

¿Qué sucede con el empleo en estos países? ¿Acaso tienen más paro que los demás por haber desarrollado IA y robotización? En absoluto; más bien al contrario: según las cifras del Banco Mundial, todos estos países, salvo Irlanda, tienen un índice de paro por debajo de la media mundial, con lo que se establece la correlación entre la apuesta por la IA y el mantenimiento de los empleos.

Los países que más apuestan por la IA tienen menos paro

Y es que, desde fuera, “la inteligencia artificial quizá da vértigo o incertidumbre", nos cuenta Nerea Luis, codirectora del equipo de Data & Artificial Intelligence en Sngular, "pero con esta tecnología va a pasar lo mismo que con el ordenador o con internet. Este es otro salto más; hay que animarse a utilizarla y ya iremos encontrando sus mejores aplicaciones”. De hecho, las ventajas pueden ser incluso mayores: "La IA nos va a permitir liberarnos de ciertas tareas tediosas y repetitivas, permitiendo focalizarnos más en aquellas que aportan más valor y en las que las personas son insustituibles", añade Emilia Martínez Serrano, directora de Optimización de Activos en Repsol Technology Lab.

"La IA nos va a liberar de ciertas tareas tediosas, permitiendo focalizarnos en las que aportan más valor" (Emilia Martínez Serrano, Repsol)

Es más, para Nerea Luis, “la IA va a tener un papel transversal en las empresas. Habrá equipos especializados en inteligencia artificial, pero su aplicación va a tener lugar en muchísimos puntos de las cadenas de trabajo, en procesos administrativos o en ramas como la farmacéutica, la financiera o la de la salud. Estos algoritmos, con el contexto y los datos adecuados, se pueden mover muy rápido en distintos sectores".

Como vemos, el debate en torno a la IA y el empleo es recurrente y ciertamente interesante, pero también conviene destacar que, dejando atrás el miedo, esta tecnología no tiene por qué estar amenazando los trabajos actuales, sino que, de hecho, puede incluso crear nuevos. Estos son algunos de ellos.

Ilustración hombre y órganos
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Ingenieros de machine learning y deep learning

A menudo habrás oído hablar de los especialistas en machine learning y en deep learning, pero, aunque ambos partan de la inteligencia artificial, conviene conocer las diferencias. El especialista en machine learning diseña algoritmos a los que les ha enseñado a sacar determinadas conclusiones a partir de los datos, mientras que el segundo consigue que dicha tecnología imite el comportamiento cerebral humano y trabaje de manera autónoma para sacar sus propias conclusiones e incluso aprender de sus errores.

Imaginemos un ejemplo, el de una empresa de investigación médica que quiere detectar cánceres de manera prematura. El ingeniero de machine learning recurrirá a un software en el que habrá marcado una serie de indicios que pueden desembocar en esta enfermedad: paciente fumador, con determinada edad y peso, con ciertos parámetros sanguíneos… Con ello, su algoritmo rastreará entre las bases de datos de pacientes y alertará de quiénes tienen más probabilidades de padecer un cáncer. El especialista deep learning, por su parte, irá más allá: además de todo lo anterior, desarrollará un algoritmo que, por ejemplo, sea capaz de encontrar manchas sospechosas en las radiografías de pulmones para detectar posibles tumores, un dato que no habría introducido previamente un humano por no ser una información medible en cifras. En caso de falsa alarma, además, este algoritmo clasificará todas las manchas sospechosas que encuentre a lo largo del tiempo para aprender, por sí mismo, a diferenciar cuáles son falsas alarmas y cuáles, en efecto, se corresponden con un tumor

Ilustración cadena de montaje
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Entrenador de robots

A menudo se habla de si un robot va a hacer nuestro trabajo, pero no de que precisamente esos robots no ‘nacen’ aprendidos, sino que deben tomar decisiones gracias al aprendizaje que obtuvieron inicialmente de su propio entrenador y que, con el tiempo, van mejorando de manera autónoma. Imaginemos la cadena de montaje de un automóvil. Un entrenador de robots puede trabajar en dos tipos de entornos: estructurado y desestructurado. En el primero, todo en el espacio de trabajo (el sitio concreto del robot, las piezas del coche, la cadena de montaje…) estará ordenado y en su sitio, así que el entrenador programará el robot para que detecte en dicha cadena –por ejemplo– la presencia de un retrovisor, lo coja, lo sitúe en un soporte en el que recibirá una capa rápida de pintura, detecte que ya ha sido pintado, lo coja de nuevo y lo coloque en otro punto de la cadena.

Pero, como decimos, el entorno de trabajo también puede estar desestructurado. Seguro que alguna vez has visto vídeos de robots que tienen que enfrentarse a ciertas complicaciones: un obstáculo en mitad del camino, un objeto que aparenta ser lo que en realidad no es, una caja que mueven cuando el robot está a punto de cogerla… Más allá de lo humorístico de muchos de estos vídeos, lo que en realidad están haciendo esos ingenieros es entrenar a sus robots para que sean capaces de detectar cualquier percance, evitarlo y seguir trabajando. Son los encargados, en definitiva, de darle al robot el conocimiento suficiente para que pueda realizar adecuadamente aquellas tareas repetitivas, mecánicas o tediosas. El trabajo de entrenador de robots, de hecho, ya existe en España. Un ejemplo lo encontramos en las instalaciones de Repsol Technology Lab, donde sus investigadores ya trabajan codo con codo junto a robots colaborativos en sus procesos de laboratorio.

Ilustración IA
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Técnicos de ciberseguridad con IA

El trabajo de quienes se dedican a la ciberseguridad suele empezar de dos posibles maneras: reactiva (ha habido un ataque y hay que solucionarlo) o proactiva (estableciendo controles rutinarios para evitar accesos no autorizados). En el segundo caso, el más frecuente a día de hoy, los técnicos se encargan de vigilar el perímetro de su sistema de manera manual o automática, pero siempre con unos patrones previamente establecidos. Sin embargo, cuando emplean inteligencia artificial, su labor va un paso por delante, ya que analiza patrones de manera autónoma.

Pongamos un ejemplo. La IA puede, por ejemplo, aprender los comportamientos normales en el sistema de la empresa: la mayoría de la gente se conecta de día, lo hace un número determinado de veces, las contraseñas se cambian periódicamente, los empleados tienen acceso a una serie de archivos, los jefes intermedios a otros y los directivos a otros… Con esta información, dicha IA se encargará de trabajar de manera autónoma y, si detecta algún comportamiento no habitual (por la noche hay demasiadas conexiones al sistema, un supuesto empleado ha accedido a la carpeta de un directivo, las contraseñas se han cambiado antes de tiempo…), lanzará una alarma y adoptará las medidas convenientes. De este modo, la empresa logrará adelantarse al ciberataque y detenerlo antes incluso de que se produzca.

Como vemos, el auge de la inteligencia artificial puede generar muchas preguntas en la sociedad, pero los ejemplos nos muestran cómo las empresas no solo están aprovechando las ventajas de esta tecnología, sino que, de hecho, están creando empleos relacionados con ella y en los que el papel humano, indudablemente, sigue siendo imprescindible. Y lo será por mucho tiempo.