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Así es la vida de un jubilado de élite: "Es injusto que me suban la pensión un 8,5%"
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Así es la vida de un jubilado de élite: "Es injusto que me suban la pensión un 8,5%"

Por primera vez, esta semana algunos pensionistas han ingresado más de 3.000 euros. No todos ellos están de acuerdo con una subida que los sitúa por encima del doble de la mediana de sueldos

Foto: La vida del jubilado. (Fotos cedidas/Montaje: Raquel Cano)
La vida del jubilado. (Fotos cedidas/Montaje: Raquel Cano)

¿En qué se gasta el dinero alguien que forma parte de ese grupo no tan pequeño de pensionistas de élite que cobran la pensión máxima? ¿Qué hacen con esos 3.059 euros mensuales que percibirán mensualmente tras la subida de un 8,5% de su pensión? Cada uno tendrá sus vicios, pero para Mariano Guindal, a sus 72 años, su "lujo" es tomarse una tostada, un café y un zumo en la cafetería del Corte Inglés a la vuelta del hospital, donde le conocen como en su casa. "Que es bastante más barato que un whisky", ironiza.

El veterano periodista ligado históricamente a La Vanguardia no tiene muchos más gastos. Donde más dinero se deja es en la farmacia, "que me hacen la ola cada vez que entro", por el cáncer que sufre desde hace años. No obstante, el tratamiento para enfermos crónicos es gratuito. Acude a la sanidad privada, añade, porque le parece solidario liberar al sector público de su carga, ya que se lo puede permitir gracias a su pensión.

"En España somos diez millones de viejos, es decir, diez millones de votos"

Guindal es uno de los alrededor de 653.073 españoles que cobran más de 2.500 euros de pensión. La principal diferencia con el resto es que ha desarrollado y mantiene un discurso muy crítico con la subida que va a percibir y que considera electoralista a cambio de poner en peligro la sostenibilidad del sistema de pensiones. Al fin y al cabo, para percibir una pensión máxima es necesario, entre otras cosas, haber cotizado al menos 38 años y por la base máxima durante los 25 años anteriores a la jubilación.

"A mí este año me van a subir el 8,5%, pero a ti seguramente no te vayan a subir el sueldo, y si te lo suben, pues como mucho será un 3%", pone el dedo en la llaga.

El pensionista lo tiene claro: los "viejos" como él están sobreprotegidos. "¿Pero sabes lo que pasa? Que en España somos diez millones de viejos, lo que quiere decir que somos diez millones de votos", prosigue calificando de "injusta" una subida que no van a tener otros sectores de la sociedad. "En una situación excepcional como la que vivimos me parece una locura que me suban un 8,5% y que los pensionistas no entremos en el pacto de rentas, pero que sí lo hagan mis hijos que cobran menos que mi pensión o los funcionarios".

La pensión máxima que miles de españoles han percibido por primera vez durante esta semana es de 3.058 euros al mes (39.469 euros anuales), una cifra que casi duplica el salario mediano, que en 2022 se encontraba en 20.920 euros, y muy lejos del medio (25.161 euros). Guindal matiza que no es "suerte" que se mueva en esas cifras, sino el resultado de una larga carrera que empezó a los 14 años trabajando como botones y que concluyó a los 68, más de medio siglo más tarde; una de esas carreras que ya no existen. Años de ahorro en los que se le quedaron grabadas las palabras de Miguel Ángel Fernández Ordóñez, al que una vez escuchó decir que "la diferencia entre ser un puto viejo y un abuelito es un fondo de pensiones".

Lo que tenía claro es que no quería ser uno de esos "viejos pobres" de los que hablaba el antiguo gobernador del Banco de España, así que intentó cotizar lo máximo posible y abrir su plan. Hoy vive como vivía en su día, pero a un ritmo mucho más lento, publicando sus libros cuando puede (el último, sus memorias Un hombre con buena suerte, publicado por Península) y un artículo a la semana. "Yo no me quejo, cubro mis necesidades, voy al médico, escribo mis artículos y paseo con mi perro, que es gratis", añade.

placeholder Con su hijo, San. (Foto cedida)
Con su hijo, San. (Foto cedida)

Guindal vive en Boadilla y termina destinado gran parte de sus ingresos a echar una mano a sus hijos, que también son periodistas. "Que tengamos que ser los abuelos los que ayudamos a los hijos a independizarse o a pagar el colegio de los nietos es la muestra de que el sistema no funciona", añade.

Sacando la calculadora

El periodista que narró la Transición saca la calculadora para explicar por qué no está de acuerdo con todos esos compañeros de generación que salen a la calle para quejarse por su pérdida de poder adquisitivo: él apoya aquella tesis del estadístico Julio Alcaide que dice que el IPC afecta de manera muy diferente a un "viejo", como repite con insistencia, que a un trabajador en activo. "Para empezar, porque yo tengo la casa pagada y a mi hijo se le va el 40% de sueldo en vivienda", añade.

"El mayor gasto para una persona mayor es en plataformas de televisión"

Y se pone a hacer cuentas, empezando por el ocio: "El mayor gasto de una persona mayor es en televisión y en plataformas. Si sales, te comes un plato ligero con otros pensionistas que hacen lo mismo, y son poquitas cenas. Consumes cosas poco sofisticadas".

Nada de whisky después de cenar, a la cama pronto, que hace frío: "Yo ya no me tomo las copas que se puede tomar un joven, y una botella de vino me dura cuatro días".

¿Y si es aficionado a los viajes, como atestigua su foto de perfil de WhatsApp? "A los que les gusta viajar, los viajes del Imserso les salen muy baratos, mucho más que a ti", replica. El Estado destina alrededor de 72 millones de euros al año a subvencionar los viajes de los jubilados, que eso sí, son seleccionados en función de su nivel de renta.

Otro ejemplo que utiliza Guindal es el del móvil. "Aunque los dos tengamos móvil, el mío y el tuyo no son iguales. Para mí es ocio, para ti es trabajo", responde.

placeholder Manifestación de pensionistas en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)
Manifestación de pensionistas en Bilbao. (EFE/Luis Tejido)

O la ropa. "Yo ya no me gasto nada en ropa, para qué".

¿Y libros? ¿No necesita libros un escritor? "Tengo libros por leer hasta el día que me muera".

Los pensionistas, entre otras ventajas, reciben reducciones al precio de los alimentos perecederos en los supermercados, y otras rebajas en el alquiler, los gimnasios o el cine. Las comunidades han apoyado la gratuidad del transporte público para pensionistas, o en el peor de los casos, una sensible rebaja. Guindal se pregunta para qué necesita él una ayuda así: "Aunque cobre la máxima, si compro el Bonobús, me lo dan gratis".

Una pléyade de ventajas que explican esa sobreprotección que la del periodista no deja de hablar, aunque sepa que es impopular entre sus compañeros de generación. "La paradoja es que gastamos ese dinero en nuestros hijos y nuestros nietos y eso produce una humillación generacional", concluye el periodista. "Hay que decir la verdad, que los que han pagado las tres últimas crisis son los jóvenes. Nosotros estamos sobreprotegidos porque somos una fuerza electoral imparable".

Una cuestión electoral

Hace dos semanas, Guindal recibió una carta en la que el ministro José Luis Escrivá le comunicaba la subida de su pensión. El veterano periodista arrugó el morro y se preguntó dos cosas. La primera, que con la escasez de funcionarios hay, "para qué te pones a enviar diez millones de cartas diciendo que va a subir tu pensión, si te vas a enterar en unos días". La segunda, como él mismo explicaba en un artículo de La Vanguardia, que dicha subida no es real, ya que al no deflactar la tarifa, la retención del IRPF también ha aumentado, por lo que la tercera parte se la queda hacienda a costa de la seguridad social.

"Nos estamos comiendo el crédito de dos generaciones enteras"

Ese es el gran lamento del experto en economía: que su generación se está comiendo "el crédito de dos generaciones" y la sostenibilidad del sistema de pensiones por razones electorales. "En 1995, cuando se firmó el Pacto de Toledo, una de las cosas que se acordó es que la reforma de las pensiones no fuese utilizada de manera electoral", explica. "Cuando ocurre algo como la guerra de Ucrania, el esfuerzo de rentas tenemos que hacerlos todos y los pensionistas también, protegiendo a los más vulnerables, por supuesto. Han traicionado el espíritu del Pacto de Toledo".

Guindal seguirá escribiendo mientras la mente aguante. Sin prisas, pero sin pausa, y sobre todo, atendiendo las necesidades de sus hijos (periodistas como él y su esposa, Mar Díaz Varela), a los que vuelve a referirse en su última confesión de escritor a juntaletras: "Veo que las plantillas se recortan, que los sueldos son menores y, claro, el abuelo, como ha ahorrado y está sobreprotegido electoralmente, pues les echa una mano". Quizá es ese el irónico destino de los pensionistas de élite: servir para proporcionar equilibrio a un sistema que cuida a quien menos lo necesita y olvida a quien no resulta rentable en las urnas.

¿En qué se gasta el dinero alguien que forma parte de ese grupo no tan pequeño de pensionistas de élite que cobran la pensión máxima? ¿Qué hacen con esos 3.059 euros mensuales que percibirán mensualmente tras la subida de un 8,5% de su pensión? Cada uno tendrá sus vicios, pero para Mariano Guindal, a sus 72 años, su "lujo" es tomarse una tostada, un café y un zumo en la cafetería del Corte Inglés a la vuelta del hospital, donde le conocen como en su casa. "Que es bastante más barato que un whisky", ironiza.

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