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La desigualdad avanza: las rentas altas cobran ya 11,5 veces más que el sueldo medio
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LA DISPERSIÓN SE DISPARA DESDE 2011

La desigualdad avanza: las rentas altas cobran ya 11,5 veces más que el sueldo medio

No se trata de un fenómeno nuevo. Lo que muestran los datos de Hacienda es que la polarización de los salarios continúa creciendo. El colectivo con ingresos más elevados, ya percibe 11,5 veces el salario medio

Foto: Trabajador en una fábrica de automóviles. (EFE/Francisco Guasco)
Trabajador en una fábrica de automóviles. (EFE/Francisco Guasco)
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La desigualdad salarial avanza. Y lo hace de una manera cada vez más intensa. Un par de cifras lo ponen negro sobre blanco. Hace una década, el salario medio de los españoles, a la luz de los datos que obran en poder de Hacienda, es decir, se trata de declaraciones tributarias reales y no una encuesta, se situaba 7,1 veces por debajo de lo que ingresaban los asalariados con mayores ingresos. En 2021, sin embargo, esa distancia se ha ensanchado hasta las 11,5 veces.

O expresado en otros términos. Hace una década, el salario medio de los españoles se situaba en 19.102 euros brutos anuales, mientras que el salario medio más alto (por encima de 10 veces el salario mínimo) alcanzaba los 143.995 euros. Diez años más tarde, el salario de los primeros ha crecido un 12,6% en términos nominales (con inflación), mientras que quienes se sitúan en la zona alta de la distribución de la renta han visto cómo sus ingresos han crecido un 71,9%.

Los datos proceden de la estadística que anualmente realiza la Agencia Tributaria sobre los ingresos de los asalariados, y lo que reflejan es un ensanchamiento de la desigualdad salarial, que ha sido más intensa a partir de la recuperación de la actividad económica posterior al estallido de la burbuja inmobiliaria y la consiguiente doble recesión que sufrió la economía. La mayor distancia se produjo, sin embargo, en 2020, el año de la irrupción del covid, cuando la media de los salarios más altos (diez veces el SMI) llegó a superar en 12,2 veces el salario medio de los españoles. En este caso, puede atribuirse a un hecho excepcional, como fue que alrededor de 3,5 millones de asalariados llegaron a estar en ERTE, lo que incorporaba una reducción significativa de su salario.

El incremento de la polarización salarial no es un fenómeno puntual, sino que, por el contrario, hay que vincularlo a una tendencia que tiene su origen en la última década. Al comenzar el siglo, por ejemplo, la distancia era de 7,1 veces, muy cerca de los niveles de 2011.

Salarios y calidad del empleo

En ello tiene mucho que ver el deterioro de la calidad del mercado laboral, que segrega a unos trabajadores de otros. Esto se explica gráficamente en un dato muy relevante que se puede extraer de la información que proporciona la Agencia Tributaria referida al año 2021.

De los 18,9 millones de asalariados que declaran alguna cantidad a Hacienda por su trabajo por cuenta ajena, nada menos que 7,36 millones (casi el 39%) tuvieron un ingreso inferior a una vez el salario mínimo (13.510 euros en 2021 por 14 pagas). Otras fuentes, como la Encuesta Anual de Estructura Salarial, que elabora Estadística, muestran, sin embargo, que el porcentaje de trabajadores que cobra menos que una vez el SMI equivale al 19% de la fuerza laboral.

Según esta encuesta, la proporción de trabajadores de ingresos bajos (asalariados cuya ganancia por hora está por debajo de los 2/3 de la mediana), fue del 16,6% en 2020. Entre estos trabajadores, el 63% eran mujeres. Fundamentalmente, por el hecho de que el porcentaje de mujeres que trabaja a tiempo parcial es sustancialmente mayor que el de los hombres. Algunos trabajos han encontrado evidencias de que la brecha salarial entre hombres y mujeres se amplía tras la maternidad y lejos de corregirse con posterioridad permanece en el tiempo.

Foto: Trabajadores de la construcción. (EFE/Luis Tejido)

En todo caso, la peculiaridad del sistema laboral español viene dada porque muchos asalariados —hombres y mujeres— entran y salen del mercado laboral con frecuencia, lo que explica que ni siquiera alcancen el salario mínimo establecido por ley. Por el contrario, los 69.242 asalariados con ingresos superiores a diez veces el SMI percibieron, como media, 247.536 euros anuales. O 113.433 euros de media en el caso de quienes se mueven en una horquilla que va entre 7,5 y 10 veces el SMI.

Esta situación del mercado laboral se manifiesta en una comparación poco conocida. Mientras que los asalariados con menos ingresos tienen, como media, 1,6 pagadores debido a que trabajan para diferentes empresas, quienes se sitúan en la parte alta de la distribución salarial tienen 1,2 pagadores, lo que significa mayor estabilidad en su puesto de trabajo.

La mala calidad del empleo y, en coherencia, sus consecuencias adversas sobre los salarios es una realidad del mercado laboral español desde hace mucho tiempo. Esto se manifiesta, por ejemplo, en lo que los economistas denominan holgura laboral, que tiene que ver con la infrautilización de la fuerza del trabajo por distintas razones.

La holgura laboral

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define este concepto como las necesidades de empleo insatisfechas, para lo que se tienen en consideración tres indicadores: los asalariados a tiempo parcial que quisieran trabajar más horas y están disponibles pero no pueden hacerlo; quienes buscan un empleo pero por distintas circunstancias no están en condiciones de aceptarlo (por estar estudiando o por una enfermedad) y, por último, quienes están disponibles, pero no lo buscan porque están desanimados.

España, en este sentido, según la reciente estadística de Eurostat, está a la cabeza de la Unión Europea en términos de holgura laboral. Afecta, en concreto, al 24,1% de la población activa, principalmente a causa de la elevada tasa de empleo, la más alta de la Unión Europea, por encima de Italia, Grecia y Suecia, que paradójicamente entra en esta lista porque muchos trabajadores están en paro, pero no buscan un empleo. En el lado contrario se encuentran República Checa, Malta y Polonia.

La literatura económica suele asociar los bajos salarios tanto a factores coyunturales (las crisis siempre castigan más las rentas bajas) como estructurales. Y en particular a factores como la reducción de los salarios mínimos a partir de los años 80, al menguante poder de negociación de los sindicatos o al avance tecnológico, que introduce una brecha de formación que afecta finalmente a los salarios. Además de fenómenos como la globalización, que abarata costes y penaliza el factor trabajo en los países importadores de bienes y servicios. Algunos estudios han estimado que entre 1981 y 2004, el salario mínimo en España fue reduciendo su poder adquisitivo, hasta alcanzar una pérdida acumulada respecto de 1983 del 14% al final del período.

El Banco de España, igualmente, ha observado, al contrario de lo que sucede en nuestro entorno económico, el comportamiento contracíclico de la dispersión salarial: aumenta durante las recesiones y disminuye durante las expansiones. La cualificación profesional, que se traduce en empleos de bajo valor añadido y, por lo tanto, menores salarios, vuelve a estar detrás de este fenómeno.

Estudios pioneros sobre España, como los de Bentolila, Bover y Arellano —economistas del Banco de España—, llegaron a la conclusión de que la dispersión salarial se fue reduciendo hasta mediados de los años 70, mientras que entre 1975 y 1985 se mantuvo constante. Durante la segunda mitad de los años 80 comenzó a crecer "ligeramente" y a partir de los 90 la polarización habría aumentado.

La desigualdad salarial avanza. Y lo hace de una manera cada vez más intensa. Un par de cifras lo ponen negro sobre blanco. Hace una década, el salario medio de los españoles, a la luz de los datos que obran en poder de Hacienda, es decir, se trata de declaraciones tributarias reales y no una encuesta, se situaba 7,1 veces por debajo de lo que ingresaban los asalariados con mayores ingresos. En 2021, sin embargo, esa distancia se ha ensanchado hasta las 11,5 veces.

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