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Las pensiones que 'puede pagar' España: tendrían que bajar al menos un 20% para evitar el déficit
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El reto del envejecimiento

Las pensiones que 'puede pagar' España: tendrían que bajar al menos un 20% para evitar el déficit

En este artículo se aborda el problema de la Seguridad Social desde la vía del gasto: si el presupuesto se tuviese que ajustar a los ingresos actuales, ¿cuánto habría que recortar las pensiones?

Foto: Un anciano descansa sentado en un banco de la avenida Fontiñas, en Lugo. (EFE/Eliseo Trigo)
Un anciano descansa sentado en un banco de la avenida Fontiñas, en Lugo. (EFE/Eliseo Trigo)
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Actualmente, por cada diez ciudadanos en edad de trabajar (de 16 a 64 años) hay algo menos de tres en edad de estar jubilado y las cuentas de la Seguridad Social ya sufren un déficit permanente. Pero esta ratio subirá rápidamente en las próximas décadas, hasta el punto de que entre 2030 y 2070 habrá 5 jubilados por cada 10 ciudadanos en edad de trabajar, según las proyecciones demográficas del INE. Y no todos ellos estarán trabajando, claro. La ratio de dependencia casi se duplicará de forma estructural durante al menos cuatro décadas.

Este cambio demográfico tendrá numerosos efectos económicos, desde la pérdida de fuerza laboral hasta la acumulación de ahorro. Pero el más evidente es el incremento del gasto en pensiones. Con el sistema actual el gasto en pensiones viene predefinido por ley y la Seguridad Social tiene que buscar los recursos necesarios para financiar ese presupuesto. Esto provoca que el debate sobre el futuro de las pensiones se centre en cómo elevar los ingresos del sistema, con más cotizaciones o más impuestos, para cuadrar las cuentas. Pero hay otra forma de mirar el sistema, analizando qué pensiones puede permitirse el país.

Foto: Foto: iStock. Opinión

El gasto actual en pensiones se sitúa en el entorno del 13% del PIB (incluyendo las clases pasivas). Los ingresos están un poco por debajo, dejando un déficit de medio punto. Incluso con la hipótesis de que los ingresos alcanzaran de forma estable el 13% del PIB, sería necesario cuadrar el gasto en esa cifra [aquí explica el profesor Ignacio Conde-Ruiz por qué un incremento de los salarios no reduce el problema]. ¿Cuál sería la pensión resultante?

Para hacer estos cálculos nos apoyamos en la identidad del gasto/PIB que publicó el Banco de España en un informe reciente [puede consultarla aquí y se explica en la metodología de este artículo]. Esta fórmula determina el nivel de gasto a partir del envejecimiento de la población, la tasa de empleo, la tasa de cobertura de las pensiones, el peso de los salarios en el PIB y la generosidad de las pensiones. Si se fijan todos los determinantes del gasto en pensiones, la única variable que cambia es la de la generosidad de las pensiones (medidas como pensión media sobre salario medio).

Estos cálculos (que se detallan al final del artículo) dan como resultado que las pensiones que puede pagar España con los ingresos por cotizaciones actuales serían un 20% más bajas. Aunque es evidente que el resto de componentes de la identidad pueden variar y alterar el equilibrio, la realidad es que con el sistema de pensiones actual y las proyecciones demográficas oficiales (del INE y de la Comisión Europea), los números son los que son. Y las cotizaciones no dan margen para mucho más, dado el ritmo de envejecimiento que va a tener España en los próximos años.

Si se tiene en cuenta la pensión media y los precios actuales, un ajuste del 20% implica reducir la prestación en casi 300 euros al mes para las contributivas. La pensión media en el inicio de 2023 es de 1.368 euros al mes en 14 pagas. Un ajuste del 20% supondría un recorte de unos 4.000 euros al año. En ningún caso significa que esto vaya a ocurrir, pero sí da una buena imagen de la magnitud del desequilibrio entre ingresos y gastos que afronta el país.

El propio Banco de España ya lo advertía en su informe en el que comparaba el gasto en pensiones nacional con el del resto de países europeos: "España pasará a ser el segundo país con el gasto en pensiones más alto de la UE, situándose únicamente por detrás de Grecia". Los datos recopilados muestran que, a nivel internacional, los dos factores que más correlacionan con un gasto creciente en pensiones son el envejecimiento y la generosidad del sistema. En el primero de ellos, España tiene una situación favorable actualmente, ya que la transición demográfica comenzó más tarde que en los países del centro y norte de Europa.

La situación demográfica holgada actual permite a España tener un nivel de gasto en pensiones muy similar al del agregado de la UE

La ratio de dependencia (porcentaje de personas mayores sobre el total de población en edad de trabajar) es actualmente seis puntos inferior a la de la eurozona, pero la estadística se dará la vuelta en la década de los treinta para pasar a ser uno de los países más envejecidos del continente. La situación demográfica holgada actual permite a España tener un nivel de gasto en pensiones muy similar al del agregado de la UE: del 12,7%, pero este equilibrio se va a romper drásticamente y en el corto plazo.

El segundo de los factores que más correlacionados están con el gasto en pensiones es la generosidad del sistema. Y aquí España es el tercer país de la Unión Europea con la tasa de beneficio más elevada. La pensión media supone el 73% del salario medio, lo que significa que la pensión garantiza una parte muy significativa del salario cuando un trabajador se retira. Esto es importante, porque implica que el sistema paga a los jubilados mucho más de lo que cotizaron. Los cálculos actuariales sitúan los 77 años en la edad en la que los jubilados han agotado toda la cotización realizada durante su vida laboral. A partir de ese momento, la Seguridad Social mantiene una prestación por la que no ha cotizado, lo que deriva en un sistema generoso en comparación con la media europea.

En el conjunto de la UE, la pensión media es aproximadamente el 50% del salario medio, lo que significa que la prestación está más ajustada a lo que los jubilados aportaron durante su carrera laboral. Este es el gran debate actual, ya que el Ministerio de la Seguridad Social quiere introducir un pequeño ajuste en esta ratio que reduzca la generosidad del sistema, pero tanto la parte de Podemos del Gobierno como los sindicatos rechazan cualquier tipo de ajuste y reclaman que las reformas se centren en elevar los impuestos para financiar todo el gasto comprometido.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE)

Como se ha señalado, la relación entre pensión media y salario medio tendría que reducirse en un 20% para que el sistema pudiera ser financiable con los ingresos actuales durante el próximo medio siglo. Una posible opción sería elevar el salario medio y así corregir esta ratio sin necesidad de tocar las pensiones. Sin embargo, si sube el salario medio sin cambiar el cálculo de la pensión, se provocará un incremento de la pensión media a futuro, de modo que el problema se mantendrá aunque se pueda retrasar unos años.

En cualquier caso, el incremento del salario medio no es decisión del Gobierno. Y si se tiene en cuenta el nivel tan bajo de productividad y de crecimiento potencial de la economía española, lo normal sería que el ritmo de los salarios también fuese lento. Será necesaria una decisión política para cuadrar las cuentas de la Seguridad Social: o bien se limita la generosidad del sistema, o bien se financian las pensiones con más ingresos, ya sea subiendo las cotizaciones (que ya están entre las más altas de Europa) o los salarios.

Metodología

La identidad de las pensiones que se utiliza para este artículo es la empleada por el Banco de España en un informe reciente. Esta es la explicación que hace la entidad: 

"Al objeto de analizar los factores que explican las diferencias de gasto en pensiones sobre el PIB entre España y los distintos países de la UE, se utiliza una descomposición del gasto en cinco factores, que recoge sus determinantes demográficos, económicos e institucionales. En particular: ‘g=d∗c∗1/e∗b∗α’ donde g es la ratio de gasto en pensiones sobre el PIB; d es el factor demográfico (definido como la ratio de población mayor de 64 años sobre la población de entre 16 y 64 años); c es la tasa de cobertura (definida como el número de pensionistas sobre la población mayor de 64 años); e es la tasa de empleo (calculada como el número de empleados sobre la población de entre 16 y 64 años); b es la tasa de beneficio (definida como la prestación media, calculada como el gasto en pensiones sobre el número de pensionistas, sobre el salario medio, calculado como la masa salarial de Contabilidad Nacional sobre el número de empleados), y a es la participación de los salarios en el PIB (definida como la ratio de la masa salarial y el PIB). 

El resultado para 2019 (se utiliza este año porque la pandemia alteró todas las cifras de 2020 y 2021) es que el gasto en pensiones equivalía al 12,7% del PIB. En la proyección a futuro se utilizan las siguientes hipótesis:

- El factor demográfico se obtiene de las proyecciones demográficas del INE con un promedio desde 2030 hasta 2070. 

- La tasa de cobertura se obtiene del informe señalado del BdE que baja hasta el 1,02 por la incorporación de la mujer al mercado laboral.

- La tasa de empleo se obtiene empleando las proyecciones más optimistas del Aging Report de la Comisión Europea y asciende al 78% (13 puntos por encima del nivel actual).

- El peso de los salarios en el PIB se mantiene estable en los niveles precios a la pandemia (cualquier incremento de esta variable afecta de forma negativa al gasto total en pensiones, por lo que se opta por un cálculo conservador).

En cuanto a los ingresos, se utiliza la cifra del 13% del PIB que es la que garantizaría actualmente un déficit cero, o prácticamente cero. Estos ingresos ya incluirían la separación completa de fuentes de financiación, de hecho se estarían sobreestimando, porque Hacienda ya financia los que el Gobierno denomina "gastos impropios", que algunos no son tales. A largo plazo será difícil que España pueda mantener este ritmo de ingresos por cotizaciones, pero se hacen los cálculos con una hipótesis favorable para la Seguridad Social. Incluso en el caso de que se produzca una subida salarial importante, los ingresos responden a esta identidad: Ingreso = salario ∗ cotización / Productividad (PIB). Esto es, si crecen los salarios es porque crece el PIB, de modo que el equilibrio entre ambas se mantendría relativamente estable y, por extensión, la ratio ingresos sobre PIB. Solo los cambios normativos pueden alterar esta relación de forma significativa.

Actualmente, por cada diez ciudadanos en edad de trabajar (de 16 a 64 años) hay algo menos de tres en edad de estar jubilado y las cuentas de la Seguridad Social ya sufren un déficit permanente. Pero esta ratio subirá rápidamente en las próximas décadas, hasta el punto de que entre 2030 y 2070 habrá 5 jubilados por cada 10 ciudadanos en edad de trabajar, según las proyecciones demográficas del INE. Y no todos ellos estarán trabajando, claro. La ratio de dependencia casi se duplicará de forma estructural durante al menos cuatro décadas.

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