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¿Podría acabar la población mundial con todos los recursos? Esta es la respuesta
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¿Podría acabar la población mundial con todos los recursos? Esta es la respuesta

Hay aproximadamente 7.800 millones de personas en el mundo, ¿por qué es tan importante establecer estos datos y qué podemos aprender sobre el futuro y el pasado con ellos?

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Los más apocalípticos llevan años diciéndonoslo: para (inserte fecha futura aquí) año, los recursos no serán suficientes para la población humana. La sostenibilidad es (o era hasta que llegó el coronavirus) uno de los problemas más preocupantes en la actualidad, pues se lleva advirtiendo mucho tiempo de la necesidad de establecer estrategias para considerar el posible desequilibrio entre la población, en aumento, y los recursos.

Según las previsiones de crecimiento de la ONU habrá en nuestro planeta 9.000 millones de personas para 2050 y unos 11.000 millones a finales de siglo. Suena bastante abrumador. ¿Y ahora? Según los datos de la revista 'The Lancet', publicados en julio de 2020, hay aproximadamente 7.800 millones de personas en el mundo. Por supuesto, es imposible realizar un seguimiento exacto del número de nacimientos y muertes en el planeta, por lo que calculan la población mundial sumando estimaciones de poblaciones regionales.

El crecimiento mundial alcanzó su punto álgido en la década de los 70 y desde entonces se ha ralentizado

Es innegable que la población a mundial ha crecido exponencialmente en los últimos dos siglos, gracias a que ha mejorado la calidad de vida debido a la atención médica o las medidas higiénicas, entre otras razones (según datos de Our World in Data, la esperanza de vida antes de la industrialización era de 30 años aproximadamente). En otras palabras, llegan más personas hasta la edad reproductiva. Este crecimiento alcanzó su punto álgido en la década de los 70 y desde entonces se ha ralentizado (alcanzó los mil millones hace poco más de 200 años y los siguientes mil millones llegaron un siglo después). También hay que decir que la composición no es homogénea: en algunas zonas crece más que en otras, influyen las tasas de fecundidad y mortalidad, así como a los distintos patrones de migración.

Para estimar la población mundial se utiliza la tasa de fertilidad, que es el número promedio de descendientes por mujer. Si aumenta mientras otros factores de la población permanecen iguales, la población crecerá. Una tasa de fertilidad de 2,1 hijos por mujer indica que una población no disminuirá y tampoco crecerá: si cada mujer da a luz a 2,1 hijos que sobreviven hasta los 15 años al menos, estos niños reemplazarán a la madre y a su pareja en la próxima generación, indica 'Live Science'. En 2015, la tasa de fecundidad promedio era de 2,5, una disminución significativa del 3,2 de 1990, aunque de nuevo insistimos en que varía en cada país. El acceso de las mujeres a la educación y a las oportunidades de empleo suele afectar, pues varios estudios han demostrado que cuando ellas tienen las mismas oportunidades educativas y laborales que ellos, tienden a tener menos hijos.

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Así mismo, la urbanización tiende a conducir a tasas de fecundidad más bajas. Las áreas urbanas típicamente experimentan una "transición demográfica": un cambio de altas tasas de natalidad y muerte a bajas tasas de natalidad y muerte. Aunque no son una garantía, dado que la calidad de la atención médica y el saneamiento no es mejor en las áreas urbanas de todo el mundo.

Predecir cuántos niños nacerán y dónde, puede ayudar a determinar hacia dónde deben dirigirse los recursos para la atención médica y la educación

Puedes pensar en la población mundial como un número masivo de personas que crece exponencialmente y que amenaza con consumir todos los recursos del mundo, pero no es el caso. Al fin y al cabo, la esperanza de vida varía en todo el mundo, y aunque en 2016 era de 72 años en promedio, el número oscila entre los 77 años de Europa y los 61 de África. Además, diversos estudios han demostrado que existe una correlación entre un bajo nivel de vida, que acompaña a niveles más altos de pobreza, y una menor esperanza de vida. Además, eventos importantes como guerras, desastres naturales, hambrunas y pandemias pueden tener un impacto significativo en la mortalidad general de una población.

¿Y el futuro?

Las proyecciones nunca pueden ser definitivas, dado que las condiciones que determinan cuántos niños nacerán y cuántas personas morirán están cambiando constantemente. Un informe de las Naciones Unidas de 2019 señaló que nueve países contribuirán con más de la mitad de todo el crecimiento demográfico mundial proyectado para 2050: India, Nigeria, Pakistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, la República Unida de Tanzania, Indonesia, Egipto y Estados Unidos.

Aunque, como señalamos, la población mundial no es ese número masivo de personas que amenaza con consumir los recursos puesto que son muchas las variables que señalan la esperanza de vida o la tasa de fecundidad, sí es importante tener proyecciones precisas de cara al futuro para distribuir mejor los recursos.

Por ejemplo, predecir cuántos niños nacerán y dónde, puede ayudar a determinar hacia dónde deben dirigirse los recursos para la atención médica y la educación. Y predecir la cantidad de personas que ingresan a la fuerza laboral de un área puede ayudar a los países a descubrir cómo establecer los mercados laborales más eficientes.

Los más apocalípticos llevan años diciéndonoslo: para (inserte fecha futura aquí) año, los recursos no serán suficientes para la población humana. La sostenibilidad es (o era hasta que llegó el coronavirus) uno de los problemas más preocupantes en la actualidad, pues se lleva advirtiendo mucho tiempo de la necesidad de establecer estrategias para considerar el posible desequilibrio entre la población, en aumento, y los recursos.

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