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Los bancos centrales frenan la demanda: las empresas facturan más, pero venden menos
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El consumo empieza a ceder

Los bancos centrales frenan la demanda: las empresas facturan más, pero venden menos

El consumo de los hogares cede ante el aumento de los costes financieros y la inflación. En España, las compras reales durante la campaña navideña fueron casi un 3% inferiores

Foto: Las rebajas intentan reanimar el consumo. (EFE/Villar López)
Las rebajas intentan reanimar el consumo. (EFE/Villar López)
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La política monetaria 'del mazo' va cumpliendo sus objetivos. Los bancos centrales han subido los tipos de interés para aplastar la demanda de empresas y hogares encareciendo los costes financieros. Sobre todo para aquellas familias que tienen sus deudas referenciadas al euríbor u otros indicadores variables. El objetivo es frenar la inflación lastrando demanda interna. Y, aunque para muchos ese fin no justifica los medios, la realidad es que está consiguiendo generar los medios y el fin parece más cercano: la caída de la inflación.

Los primeros datos de las economías desarrolladas sobre la evolución del comercio durante la campaña navideña apunta a una caída generalizada del consumo de los hogares. Aunque en medio de tanta inflación, las familias han tenido que gastar más que en las navidades de 2021 aunque realmente hayan comprado menos bienes y servicios.

Foto: El precio de los alimentos ahoga a las clases populares. (EFE/Ismael Herrero)

En España, las declaraciones diarias del IVA que realizan las grandes y medianas empresas ofrecen una primera fotografía de la evolución del negocio durante los meses de noviembre y diciembre. La facturación de todos los sectores fue un 3,4% superior a la de diciembre de 2021, sin embargo, este crecimiento responde a la inflación. Si se deflactan los datos, la facturación real fue un 2,5% inferior. Y si se excluye al sector energético, la caída fue del 1,8%.

Pero si se observa únicamente el comercio minorista, que es el verdaderamente importante en las campañas navideñas, los datos son igualmente preocupantes. El gasto en alimentación fue superior al de 2021, pero no ocurrió lo mismo con el resto de bienes comercializados en tiendas especializadas (desde electrónica hasta ropa, pasando por equipamiento para el hogar o juguetes). En diciembre, la facturación de estas empresas fue un 2,8% superior a la de diciembre de 2021. Pero este crecimiento no fue consecuencia del aumento del consumo, sino de la inflación. La realidad es que las familias pudieron adquirir un 2,7% menos de bienes.

Esta diferencia es importante, porque indica que los hogares siguen haciendo un esfuerzo de gasto, pero no les sirve para mantener su nivel de consumo. Y el margen para elevar su presupuesto es muy limitado porque los salarios no están creciendo por encima de ese 2,8% de incremento del gasto en compras. Las familias volcaron su gasto en alimentación (epígrafe de establecimientos no especializados), lo que indica que eligieron cuidar el menú navideño en las primeras navidades ya sin nuevas olas del covid. El gasto total en este tipo de establecimientos aumentó un 13% y con eso pudieron adquirir un 6% más de bienes.

La situación de España no es diferente a la que están viviendo otros países desarrollados. En Estados Unidos las ventas del comercio minorista cayeron un 1,1% en diciembre respecto a noviembre. Y eso que en noviembre ya habían caído un 1% respecto a octubre. Estos dos datos inesperados han alimentado el temor a una recesión en el país con dos contracciones de la actividad consecutivas, en el último trimestre de 2022 y el primero de 2023. Estos pobres datos están alimentando la expectativa de que la Reserva Federal tendrá más prudencia ante las próximas subidas de los tipos de interés.

En la eurozona, Eurostat ha publicado los datos hasta el cierre de noviembre. Las ventas totales del comercio minorista fueron un 6,8% superiores a las del mismo mes del año anterior. Sin embargo, tal y como ha ocurrido en España, este crecimiento se debe a la inflación. La realidad es que el consumo de los hogares fue casi un 3% inferior.

La caída fue generalizada en todos los países europeos. En España el descenso fue del 0,7%, uno de los mejores datos de toda la eurozona. Los peores fueron Bélgica y Alemania, dos países golpeados por la crisis energética, que vieron caer sus ventas reales un 6% y un 5% respectivamente. Solo cuatro países del euro consiguieron terminar noviembre con mayores ventas que en el mismo mes del año anterior, todos ellos pequeños: Letonia, Eslovenia, Malta y Chipre.

Estos pobres datos muestran que la demanda de los hogares se está agotando ante la coyuntura tan complicada que viven los países desarrollados y el vaciamiento del ahorro embalsado. La subida de los tipos de interés y la inflación están mermando la renta disponible real de los hogares y la incertidumbre sobre un 2023 todavía complicado afecta a su predisposición a comprar.

Es posible que este cambio en las tasas de crecimiento del consumo sea el primer paso hacia un nuevo escenario económico. La debilidad de la demanda puede forzar una moderación de los precios y, por extensión, frenar la subida de los tipos de interés. Eso sí, a costa de unos meses complicados, como advirtió esta semana la directora del FMI, Kristalina Georgieva, en el Foro de Davos: "Mi mensaje es que la situación es menos mala de lo que temimos hace un par de meses, pero menos mala no significa en absoluto que sea buena".

La política monetaria 'del mazo' va cumpliendo sus objetivos. Los bancos centrales han subido los tipos de interés para aplastar la demanda de empresas y hogares encareciendo los costes financieros. Sobre todo para aquellas familias que tienen sus deudas referenciadas al euríbor u otros indicadores variables. El objetivo es frenar la inflación lastrando demanda interna. Y, aunque para muchos ese fin no justifica los medios, la realidad es que está consiguiendo generar los medios y el fin parece más cercano: la caída de la inflación.

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