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La rotación sigue creciendo: cada puesto de trabajo creado obliga a firmar 50 contratos
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CINCO MESES DE REFORMA LABORAL

La rotación sigue creciendo: cada puesto de trabajo creado obliga a firmar 50 contratos

La última reforma laboral ha aumentado el número de contratos indefinidos. Pero eso no significa que se haya reducido la rotación de trabajadores alrededor de un mismo empleo

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La economía española continúa creando empleo a una alta velocidad —la afiliación media a la Seguridad Social crece a un ritmo anual del 5%—, pero cada puesto de trabajo sigue obligando a firmar decenas de contratos. Es decir, la rotación alrededor de un mismo puesto de trabajo —una de las claves que definen la precariedad en el trabajo—, lejos de amainar, sigue instalada en el mercado laboral.

Un dato lo pone negro sobre blanco. En mayo, ya con cinco meses de vigencia de la reforma laboral, se necesitó la firma de 49 contratos para crear un puesto de trabajo. O lo que es lo mismo, se suscribieron 1,64 millones de contratos para producir un aumento del número de cotizantes equivalente a 33.366 cotizantes en términos desestacionalizados. Es decir, eliminando factores coyunturales relacionados con el distinto calendario laboral. En 2019, ya que 2020 estuvo marcado por la pandemia y cualquier comparación distorsiona las conclusiones, por cada nuevo cotizante se necesitaron firmar 46 contratos, tres menos que en 2022.

No se trata de un fenómeno puntual vinculado a un mes concreto. Durante los primeros cinco meses de este año se han firmado, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), 7,8 millones de contratos, lo que representa un incremento del 14,4% respecto del mismo periodo del año anterior. Es decir, cada vez se firman más contratos, lo que hay que relacionar, lógicamente, con el hecho de que el volumen de empleo crece y también por la mayor rotación.

Como se sabe, el objetivo prioritario de la reforma laboral era impulsar los contratos indefinidos frente a los de naturaleza temporal, y eso se está consiguiendo. El problema es que, en paralelo, la duración de muchos contratos que la nueva legislación considera ‘indefinidos’ es en realidad corta. Este es el caso, por ejemplo, de los de tiempo parcial, que son considerados indefinidos a efectos legales, pero que han crecido de forma importante desde el 1 de enero, que es cuando entró en vigor la reforma laboral.

Un par de datos lo reflejan con nitidez. Entre enero y mayo de 2021 (un periodo todavía marcado por la pandemia), se firmaron 2,11 millones de contratos a tiempo parcial, pero este año han sido más de 3,02 millones, lo que supone un incremento del 43,3%. Los contratos de interinidad, incluso, están creciendo de forma muy relevante, un 31% entre enero y mayo respecto del mismo periodo del año anterior.

Picos de demanda

Igualmente, como si se tratara de una externalidad negativa, lo que se está produciendo es un aumento de la precariedad en los contratos temporales. Durante los primeros cinco meses del año, el 43,5% de los contratos tuvo una duración inferior a un mes, cuando hace un año, en igual periodo de tiempo, ese porcentaje era del 38,2%. De la misma manera, los contratos con una duración superior a un mes e inferiores a seis meses suponen un 22,6% del total, seis puntos más que hace un año.

Foto: Foto: Unsplash/Philippe Bout.

Como era de esperar, y dado que el contrato por obra y servicio está en liquidación, los contratos por circunstancias de la producción, que utilizan las empresas para atender picos de demanda, han crecido también de forma significativa, un 11%, lo que explica en parte la alta rotación del mercado laboral español alrededor de un mismo puesto de trabajo. Es como si las empresas hubieran encontrado en los contratos fijos discontinuos y en los de circunstancias de la producción, además de los parciales, una vía de escape a la nueva legislación.

Esto explica que en mayo nada menos que el 60% de los contratos considerados indefinidos por la nueva legislación laboral sean a tiempo parcial o fijos discontinuos, cuya principal característica es que aunque el trabajador siga ligado a la empresa con todos los derechos, aunque no trabaje por razones estacionales, entra y sale de su ocupación en función de la demanda. Se trata, por lo tanto, de un trabajo precario, ya que la mayoría quisiera trabajar durante todo el año y no solo temporalmente. La última EPA (Encuesta de Población Activa), por ejemplo, muestra que el 49% de los trabajadores con contrato parcial (casi 1,4 millones) lo hace porque no encuentra ningún empleo a tiempo completo. Es decir, se trata de una parcialidad obligada por las circunstancias. No se trata, por lo tanto, de una decisión personal porque se quiera estudiar, compatibilizar empleo o, simplemente, porque no se quiera trabajar más horas.

Un documento publicado por el gabinete técnico de CCOO en marzo de este año, con la reforma laboral vigente, ya advertía de que la clave de los cambios legales sería conocer si el mayor aumento de la contratación indefinida se iba a traducir en una mejora de la duración media de los contratos firmados, incluidos los indefinidos, cuyo coste de despido es bajo cuando el trabajador acumula poco tiempo en el puesto de trabajo. Hay que recordar que las causas de despido que se incluyeron en la reforma laboral de 2012 siguen intactas. Aquella reforma facilitó los despidos por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, que son las que justifican los empresarios para acogerse a un despido objetivo. Y si no se cambia la legislación, el concepto de indefinido se diluye.

La economía española continúa creando empleo a una alta velocidad —la afiliación media a la Seguridad Social crece a un ritmo anual del 5%—, pero cada puesto de trabajo sigue obligando a firmar decenas de contratos. Es decir, la rotación alrededor de un mismo puesto de trabajo —una de las claves que definen la precariedad en el trabajo—, lejos de amainar, sigue instalada en el mercado laboral.

Reforma laboral Precariedad Seguridad Social Trabajo Paro Encuesta de Población Activa (EPA)
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