¿Pagar por trabajar? Así será el Estatuto que hará que ser becario deje de ser precario
Se calculan medio millón en España, pero no hay registro oficial... Lo que da una visión de la falta de control sobre la situación de estos jóvenes que pueden acabar ocupando puestos estructurales por 300 €/mes
"Firmé un convenio de cuarenta horas semanales, pero ya los primeros días vi que la mayoría trabajaba diez y hasta doce horas diarias", cuenta Carmen* a este periódico. Una estudiante que está punto de terminar un máster en Dirección de Fotografía y que, antes de su graduación, quería acumular algo más de currículum y conseguir contactos para no tener que volver a trabajar gratis. O, para ser más precisos, no pagar nunca más por hacer unas prácticas. El Ministerio de Trabajo ya tiene un borrador del que será el primer 'Estatuto del Becario', una norma que pretende dotar a los estudiantes en prácticas de un "catálogo de derechos" y evitar que desempeñen puestos estructurales.
Carmen tiene 24 años y sabe que el de los rodajes es un mundo muy competitivo y exigente en España, pero siente que al entrar a su puesto de meritoria de producción, quedó totalmente a su suerte. "Me han tratado mal, me exigieron saber todo y me dijeron que no había tiempo para explicarme nada", añade. La joven había estudiado durante todo el año multitud de aspectos del mundo audiovisual, pero no particularmente aquel para el que la 'emplearon'. Trabajó por las noches (lo que no está permitido), hizo "todas las labores que no quería hacer nadie" y dio lo máximo de ella para acabar con el mismo sentimiento que otros muchos estudiantes al finalizar sus prácticas: "Me vi en el mismo punto que antes de empezar", sin contactos, aprendizaje o ahorros.
No existe ningún registro oficial de los mal llamados 'becarios' en España, lo que dificulta detectar los fraudes en las empresas
Como el suyo, habrá más casos entre los aproximadamente 500.000 estudiantes que realizan prácticas cada año. El cálculo es de CCOO, porque no existe ningún registro oficial de los mal llamados 'becarios' en España, lo que dificulta conocer no solo el número, sino también la tipología de sus convenios y la situación de cada uno de ellos. Como explica Alejandra de la Fuente, autora de 'La España precaria' (Ediciones Akal), las prácticas en sí no son algo negativo, pero "si se utilizan en fraude pueden serlo para el becario, porque va a estar ocupando un puesto estructural en la empresa y eso le va a afectar a él económica, anímica y mentalmente" y también para el mercado de trabajo. "Son puestos que salen a precio de saldo, a 300 euros al mes", añade.
"Hay que dejar de ver las prácticas no laborales como explotación", subraya Adrià Junyent, responsable confederal de Juventud de CCOO, que menciona un eurobarómetro realizado en 2013 en el que el 73% de los estudiantes en prácticas afirmaba realizar las tareas de una persona que sí tenía una relación laboral con la empresa. En esa misma línea, las últimas estimaciones publicadas por RUGE, la asociación juvenil de UGT, apuntaban a que las empresas se han ahorrado hasta 300.000 puestos de trabajo y más de 1.143 millones en cotizaciones a la Seguridad Social gracias a los falsos becarios.
Ni se puede hablar de trabajo, ni tampoco de remuneración. Se trata de prácticas y de "compensación de gastos"
La situación de Ana ilustra bien esta realidad. Desde hace seis años estudia Turismo en Córdoba. Un sector que se vio fuertemente lastrado por el impacto del coronavirus, lo que retrasó su formación práctica hasta hace unos meses, cuando se incorporó a un hotel de alto estándar en la ciudad andaluza a través de un convenio con su universidad. "Me han valorado y he estado muy a gusto trabajando, pero se han aprovechado mucho de la gente en prácticas". La sevillana ha hecho de recepcionista de lunes a viernes, algunos días por la mañana, otros por la tarde… Según la necesidad del establecimiento. "He cogido reservas, teléfonos, reportes de clientes; pero también he hecho la labor de un trabajo que no hay porque no lo quieren pagar", lamenta Ana, que es solo una de las muchas estudiantes en prácticas que acude día a día al hotel como otra empleada más: "Tenía mayor volumen de tareas que mucha gente contratada y hasta hice funciones que no eran mías, como la de limpiar".
Hasta 15 euros diarios para transporte y manutención
Uno de los primeros objetivos de la negociación entre Trabajo y los agentes sociales es subrayar que en estos casos no podemos ni debemos hablar de trabajo, porque son prácticas no laborales dirigidas a estudiantes de enseñanzas universitarias o de Formación Profesional para que completen su aprendizaje en una dimensión práctica. Para desarrollar trabajo productivo están los contratos formativos, recientemente reformados y que se dividen en dos modalidades: en alternancia, por un máximo de dos años, y para la obtención de la práctica profesional, con una duración de hasta un año para los ya graduados. "Lo que no cabe es una modalidad paralela con menos derechos", dice Eduardo Magaldi, portavoz confederal de RUGE, en conversación con El Confidencial.
Por ese mismo motivo, tampoco se puede hablar de remuneración. Pero sí de "compensación de gastos". Desde el Consejo de Juventud de España, que se reunió con Trabajo este lunes pero no forma parte de la mesa de diálogo, los calculan en torno a los 15 euros diarios. También han solicitado que las prácticas "computen para el paro aunque no den directamente acceso a él", explica su vicepresidenta, Margarita Guerrero. "Nos gustaría que durante el tiempo que esté una persona en periodo de formación en empresa sea susceptible de generar derechos a efectos de protección por desempleo", trasladó el pasado viernes en una rueda de prensa la propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Cotización a la Seguridad Social
Ahora mismo, todos los estudiantes en prácticas —remuneradas o no— deberían estar cotizando. La realidad es que el compromiso no ha sido cumplido por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones nueve meses después de pactar la medida. Pero desde las secciones juveniles de los sindicatos trasladan que se trata de algo que "no dará ningún problema" y que esperan que pueda entrar en vigor el próximo curso académico. Eso sí, prefieren asentar unas bases "sólidas y duraderas" para el Estatuto antes que aprobarlo con las prisas para que funcione el año que viene.
Donde sí hay que poner la alarma es en las cifras de los estudiantes en prácticas que cotizan, que suelen ser los que reciben algún tipo de ayuda al estudio a cambio de las horas desempeñadas. Generalmente, cuentan, se detectan en la modalidad extracurricular, aquella que no es necesaria para terminar el plan de estudios, ya que existe una menor tutorización en las mismas por parte de la universidad y la empresa. El siguiente paso, dice Adrià, será el de laboralizar esta modalidad: "Seguiremos trabajando a futuro para que se incorpore este punto". También el de limitar que alguien pueda estar un año de prácticas en una empresa por un breve curso 'online' relacionado o no con las labores a desempeñar. Los conocidos como 'cursos pantalla'.
En febrero de 2020, antes de la pandemia, en torno a 84.000 becarios estaban dados de alta en la Seguridad Social. ¿Dos años después? La cifra ha caído hasta menos de 8.500, y el desplome desconcierta a sindicatos, universidades y Trabajo. Entre los posibles motivos: el parón económico inicial, la proliferación de la modalidad curricular, el teletrabajo, que se remuneren menos prácticas que antes, y hasta las inspecciones laborales. Según recogía 'El País', la inspección de Trabajo ha registrado 553 infracciones y aflorado 4.805 trabajadores entre 2018 y 2022.
La noticia es positiva, sí. Pero para que puedan detectar todos los posibles fraudes, hay que reforzarla. "A Inspección de Trabajo también habrá que darle más herramientas y pedirles un compromiso. Si se denuncia un caso relacionado con falsos becarios, tendrían que responder en un plazo de ocho días, dos semanas o un mes, porque si la práctica dura tres meses y tardamos seis en responderlas, poco recorrido hay", evidencia el responsable confederal de CCOO.
Los becarios justos por empresa
Otro punto muy ambicioso que ya está en el borrador del Estatuto, abierto a proposiciones y enmiendas hasta el próximo 23 de mayo, es el de limitar el número de becarios según el tamaño de la empresa. Trabajo ha puesto sobre la mesa que haya un becario para los pequeños negocios —de hasta 10 empleados—, y lo correspondiente al 5% de la plantilla en aquellas con más de 60 empleados. A excepción de las zonas rurales, donde se entiende que exista más flexibilidad por la falta de ofertas de prácticas en algunos sectores.
Un aspecto que no termina de convencer a la patronal, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), pero que está en proceso de discusión, y para el que se podría contemplar una disposición adicional de beneficios e incentivos para aquellos negocios que acojan estudiantes en prácticas. Los sindicatos no se oponen a ello siempre y cuando existan garantías de que cumplan ambas partes. Por ejemplo, si se ofrece una subvención por mantener al estudiante tras las prácticas con un contrato indefinido, plantean que se estipule también un tiempo mínimo de permanencia en la empresa para no tener que devolverla.
En definitiva, la importancia de este Estatuto reside esencialmente en cambiar ese primer contacto del estudiante con el mercado laboral. "Entran con conceptos distorsionados, como que no existe el derecho al descanso, y ven la relación laboral como una de favores y una cuestión de concesiones en vez de derechos", explicaba en verano a este medio el sindicato de Enseñanza de la CNT-AIT. Los motivos residen muchas veces en unos datos que asustan: emancipación de los jóvenes españoles a los casi 30 años, la mayor tasa de desempleo juvenil de toda la UE, una alta temporalidad (que ha caído con la nueva reforma laboral), o unos precios prohibitivos de alquiler (no se hable ya de la compra de vivienda en España).
El Estatuto quiere acabar con el "mejor eso que nada". Y los agentes sociales coinciden en la necesidad de un cambio de cultura empresarial. Una de la que los trabajadores a veces formamos parte sin quererlo. "Si el referente a mirar —un padre, un hermano, un amigo— ha sido precario y se le ha visto hacer más trabajo del que debería hacer una persona, al final esa es tu cultura", dice De la Fuente, que también está a los mandos de 'Mierda Jobs', una página que recoge los peores trabajos del mercado.
La vicepresidenta del Consejo de la Juventud de España lo explica muy sencillo: "Queremos un compromiso del sector empresarial para cambiar la cultura de la precariedad por la de la calidad y los derechos". Ni más, ni menos.
El Observatorio de las prácticas no laborales
Todos los estudiantes en prácticas van a estar dados de alta en la Seguridad Social una vez se terminen los trámites necesarios, con lo que ya habrá un "registro oficial" del número total de convenios. Sin embargo, como señalan desde CCOO, no se puede hacer ningún tipo de análisis cualitativo de esos datos que ni siquiera estarán desglosados por tipos. Por eso, a futuro, buscan crear el Observatorio de las prácticas no laborales, que sería una forma de seguir si los convenios se están cumpliendo dentro de las empresas, qué personas continúan en la misma tras las prácticas... Y también serviría de apoyo para que pudieran denunciar a Inspección de Trabajo posibles fraudes de manera más sencilla. "No se puede hacer un buen análisis solo con las altas y las bajas de la Seguridad Social", dice Junyent. Así, en casos como el actual, el objetivo del Observatorio sería evaluar los grandes desplomes en las altas a la Seguridad Social: ¿Por qué se han producido? ¿Qué no está funcionando? ¿Cómo se puede solucionar?
"Firmé un convenio de cuarenta horas semanales, pero ya los primeros días vi que la mayoría trabajaba diez y hasta doce horas diarias", cuenta Carmen* a este periódico. Una estudiante que está punto de terminar un máster en Dirección de Fotografía y que, antes de su graduación, quería acumular algo más de currículum y conseguir contactos para no tener que volver a trabajar gratis. O, para ser más precisos, no pagar nunca más por hacer unas prácticas. El Ministerio de Trabajo ya tiene un borrador del que será el primer 'Estatuto del Becario', una norma que pretende dotar a los estudiantes en prácticas de un "catálogo de derechos" y evitar que desempeñen puestos estructurales.