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¿Quién le interesa a España que gane las elecciones alemanas?
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Elecciones en Alemania

¿Quién le interesa a España que gane las elecciones alemanas?

Las posturas económicas, fiscales y en materia de integración europea de los distintos partidos conforman un puzle de posibles políticas que puede afectar las perspectivas de España

Foto: Carteles de los candidatos a las elecciones. (EFE)
Carteles de los candidatos a las elecciones. (EFE)

Europa presta atención a Alemania este fin de semana con el objetivo de conocer en qué dirección apunta el "norte" de la brújula política del próximo Gobierno alemán. El nivel de consenso entre las principales fuerzas políticas es muy alto. Pero existe la incertidumbre del mundo post Angela Merkel, sobre cómo funcionarán las coaliciones, sobre si Alemania entra en una nueva fase de fragmentación política.

Todos los Gobiernos europeos, e incluso los de algunos países que no forman parte de la Unión Europea, como Ucrania, miran con atención a Alemania. Los bálticos o Kiev por ejemplo quieren saber si un nuevo Gobierno en el que se incluya a los ecologistas, que son auténticos “halcones” en política exterior, podría frenar o mitigar el efecto que sobre ellos tiene el gasoducto Nord Stream 2, que les deja más expuestos a Rusia.

Foto: La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente español, Pedro Sánchez.

Otros países, como Francia, están muy interesados en ver qué postura toma Berlín en el debate respecto al desarrollo de una “autonomía estratégica”, especialmente en lo que se refiere a asuntos de seguridad y defensa. ¿Estará dispuesto el próximo Gobierno a impulsar la creación de una semilla de fuerzas armadas europeas?

Y todos los países, de España y Portugal a Suecia y Dinamarca, de Grecia y Chipre a Irlanda y Países Bajos, miran con especial interés cómo afectan los comicios al debate económico en la Unión Europea. Aunque los principales partidos tienen bastante consenso en la mayoría de temas europeos, sí hay algunas diferencias en materia exterior, especialmente en lo referente a la relación con China, y en cuestiones de la gobernanza económica y las reformas del futuro para la Eurozona.

Normas fiscales

En cuanto a agenda de prioridades, hay dos partidos que encajan especialmente bien con la hoja de ruta del Gobierno español: los socialdemócratas del SPD del actual ministro de Finanzas, Olaf Scholz, y los ecologistas de Grünen, liderados por Annalena Baerbock. No es que sean potenciales aliados de Madrid en la larga y difícil negociación para la reforma de las normas fiscales, el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero al menos no serán feroces contrincantes.

En sus manifiestos, los socialistas defienden la necesidad de hacer el Pacto “más sostenible”, mostrando un tono más moderado para evitar asustar a sus votantes más conservadores que siguen pensando que Alemania tiene la responsabilidad de controlar a los países sureños, mientras que los ecologistas defienden una “reforma” de las normas fiscales.

La Comisión Europea planea lanzar en las próximas semanas dicha negociación, que avanzará muy lentamente hasta que haya un nuevo Gobierno en Berlín, y cuya dirección final dependerá mucho de quién ocupa el ministerio de Finanzas. Francia, Italia y España quieren una reforma ambiciosa, mientras que los países “halcones”, como Austria, Dinamarca o Finlandia, prefieren que se quede como está.

Foto: Greta Thunberg encabeza una marcha por el clima en Berlín este viernes. (Reuters)

Los democristianos de la CDU y los liberales del FDP defienden posturas muy distintas a los socialistas y ecologistas en este asunto. Mientras la CDU apuesta en su manifiesto por “reforzar y desarrollar” las normas fiscales, los liberales van mucho más allá. El FDP habla de “reformar” el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero para hacerlo no en la misma dirección de lo que querrían los ecologistas o los socialistas, sino para que haya un “endurecimiento de las sanciones para aquellos países que violan persistentemente los principios de la gestión del presupuesto público”.

Para la Comisión Europea una reforma en esa dirección no tiene mucho sentido. Es una promesa electoral, sí, pero precisamente va en contra de lo que le interesa a Bruselas: en el Ejecutivo comunitario se lleva tiempo hablando de la reforma del Pacto, pero precisamente porque las multas por incumplirlo son tan duras que políticamente es imposible para la Comisión Europea tomar papeles en el asunto, como se vio durante los distintos Gobiernos de Mariano Rajoy o en el caso del Ejecutivo italiano durante el Gobierno de los populistas del Movimento 5 Stelle junto con el derechista Matteo Salvini.

Mientras la CDU apuesta en su manifiesto por "reforzar y desarrollar" las normas fiscales, los liberales van mucho más allá

El tono del FDP resultará incómodo en Madrid, Roma o Atenas, y quizás recuerde a tiempos pasados. Christian Lindner, líder de los liberales, aspira a obtener el ministerio de Finanzas en cualquiera de las dos potenciales coaliciones, y convertir ese nombramiento en una máquina de hacer votantes con un discurso duro. Algunos en Bruselas se refieren a él como “mini-Schäuble”, en referencia al ministro alemán de la anterior crisis, conocido como el líder de los “halcones” fiscales.

Recientemente, en una entrevista con el Financial Times, Lindner señalaba que “Alemania ha sido muy constructiva en los últimos años en lo que se refiere a la Eurozona, y creo que otros deberían prepararse ahora para tomarse en serio los intereses alemanes”.

Otros debates

Pero si bien la negociación de la reforma de las normas fiscales es el principal debate que afronta la Unión Europea en el futuro inmediato en materia económica, hay otros asuntos que han quedado sepultados durante la pandemia de coronavirus pero que seguirán muy presentes en la agenda de los ministros de Finanzas en los próximos años.

Por ejemplo, uno de los principales es el debate sobre la creación de un mecanismo común europeo de garantía de depósitos (EDIS por sus siglas en inglés). La discusión lleva bloqueada muchos años y promete seguir siendo compleja. El manifiesto de los Verdes no se posiciona en este debate, pero sí el resto: la CDU se opone, así como los liberales del FDP, mientras los socialistas lo incluyen en su manifiesto como una de sus principales promesas económicas.

La discusión lleva bloqueada muchos años y promete seguir siendo compleja

El SPD incluye también una propuesta que Nadia Calviño, vicepresidenta económica del Gobierno, ha repetido una y otra vez a su llegada a las reuniones de ministros de Finanzas: la creación de un mecanismo europeo permanente de reaseguro por desempleo, lo que el SPD considera un “estabilizador automático” fundamental.

También existe cierto debate respecto al papel que debe tener en el futuro el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Los democristianos se limitan a señalar que se debe seguir desarrollando y reforzando su papel, mientras que el SPD y los liberales coinciden en señalar en su manifiesto que el MEDE debería convertirse en un Fondo Monetario Europeo.

Un puzle complejo

De todo esto surge un puzle de difícil encaje para los intereses españoles, especialmente si se toma en consideración que la presumible formación de coaliciones de varios partidos precisará de cesiones y concesiones que harán de cualquier bloque de gobierno una amalgama de políticas nada fáciles de prever.

Como indica Miguel Otero, investigador principal del Real Instituto Elcano, plantear qué opción es la más recomendable para España no es una cuestión que se pueda responder de forma tajante, pues depende de qué elementos se prioricen. “Ahí hay una brecha ideológica. En general, la gente de izquierda preferirá una Alemania más social, centrada en cuestiones de desigualdad, brecha digital y que favorezca una mayor convergencia en Europa. En cambio, la gente de derecha priorizará una Alemania que favorezca el papel del mercado, la disciplina fiscal y que promueva la adopción de reformas estructurales en países como España”, explica.

Con todo, sí puede percibirse “un amplio consenso en un área clave en el que el próximo Gobierno alemán tiene mucho que decir, que es en la cuestión de la integración europea y en la necesidad de reforzar la unión monetaria actual por medio de una unión fiscal”, comenta Otero, para posteriormente advertir: “Para ceder en eso, Alemania va a seguir exigiendo reformas. La disciplina fiscal va a seguir siendo bandera de la política alemana, gobierne quien gobierne”.

Foto: Foto: EFE.

Quizás la garantía más fuerte de que esto va a seguir siendo así la ofrece el hecho de que el FDP, con sus propuestas conservadoras en materia fiscal, parece destinado a ser un elemento clave en cualquier combinación. Sin embargo, su papel no parece llamado a ser el mismo en una que en otra coalición.

En un tripartito liderado por la CDU/CSU, y aunque se incluyera en la misma a los Verdes (dando forma a la denominada ‘coalición Jamaica’), el FDP podría encontrar un respaldo más amplio a sus postulados, tanto en política fiscal como en el ámbito de la integración europea, en el que se muestran poco proclives a seguir cediendo esferas de soberanía. Es por eso que François Rimeu, estratega senior de La Française AM, considera que “sería decepcionante para la integración europea (y, por tanto, para los diferenciales de la deuda periférica) tener una coalición liderada por la CDU/CSU sin el ‘liderazgo de la crisis’ de Angela Merkel”.

En cambio, la “coalición semáforo”, la que actualmente se asume como la más factible, a tenor de las encuestas, parece aunar una mezcla de posturas más favorables a los intereses de Europa y, por ende, de España. “Esta coalición podría conducir a una mayor integración europea que antes, pero también a una postura fiscal más relajada (Verdes) y a algunas políticas proempresariales (FDP)”, defiende Rimeu.

La "coalición semáforo" es la más factible y parece aunar una mezcla de posturas más favorables a los intereses de Europa y, de España

Una visión semejante respecto a esta posible combinación expone Azad Zangana, economista y estratega europeo senior de Schroders, quien considera que “es muy probable que conduzca a una mayor inversión pública en infraestructuras y pontencialmente a un cambio hacia una fiscalidad más progresiva. El FDP probablemente se opondría a los intentos de suavizar las duras normas fiscales alemanas, pero podría tener que ceder para participar en el próximo Gobierno”.

En cualquier caso, como señala José Manuel Amor, socio director del área de Análisis Económico de Afi, aunque la conjunción de SPD y Verdes podría empujar por políticas más audaces en materia fiscal, tanto a nivel interno como en Europa, la presencia del FDP en la coalición actuaría como un freno que hace poco viable cualquier cambio de calado.

Una opción de izquierdas

“En ese sentido, una coalición de izquierdas con SPD, Verdes y Die Linke sería más expansiva y eso sería positivo desde el punto de vista de los diferenciales de deuda periférica y quizás también para el euro. También podría ser favorable para una mayor integración europea”, apunta Amor.

Esta es una combinación que parece muy improbable. Pero las diferencias entre los Verdes y el FDP podrían acabar haciéndola posible.

Frente a la lectura positiva que hace de la misma el socio de Afi se levantan quienes temen que un gobierno más claramente escorado a la izquierda, que pueda protagonizar un viraje brusco en las dinámicas fiscales alemanas, puede suponer un elemento de inquietud en los mercados. “Alemania está considerada como el centinela de la prudencia fiscal en la eurozona, y su deuda pública uno de los activos seguros más valorados y codiciados en el mundo de las finanzas. El temor es que no solo la mala gestión fiscal dañe la reputación y el papel de la deuda pública alemana en las finanzas globales (lo que en sí mismo podría desestabilizar los mercados europeos de deuda soberana), sino que también podría dañar la sólida relación entre el Gobierno y las empresas en Alemania”, observa Zangana.

Foto: Ilustración: EC Diseño.

Además, una Alemania menos estricta en sus criterios fiscales podría resultar menos convincente a la hora de forzar a los países menos disciplinados en materia fiscal -como es el caso de España- a corregir sus cifras y emprender reformas que son imprescindibles para reforzar su resiliencia económica. Sin embargo, según observa Amor, esta no es una cuestión prioritaria en el momento actual. “Creo que el mundo no necesita una reducción rápida de los déficits. No digo que no deba haber un pacto que promueva un ajuste fiscal, pero no de la manera y al ritmo al que se hizo tras la pasada crisis financiera, que acabó siendo contraproducente”, señala el experto de Afi.

En cualquier caso, Amor, como una mayoría de los expertos prevé que el escenario de fragmentación política al que se dirige Alemania y que probablemente abocará a una coalición de tres partidos hará inviable un cambio sustancial en el ‘statu quo’ de la política económica alemana.

Una Alemania menos estricta en sus criterios fiscales podría resultar menos convincente

“Cualquiera que sea el resultado de las elecciones, no esperamos un gran cambio en la política fiscal y probablemente solo revisaremos marginalmente nuestro pronóstico económico. Cualquier cambio en la política fiscal será gradual, ya que un cambio grande requiere una reforma constitucional, para lo que no parece haber mucho apetito político en este momento”, comentan los expertos de Oxford Economics en una nota publicada este viernes.

Como resumía Miguel Otero en un artículo publicado en ‘Internationale Politik Quartely’, la canciller saliente, Angela Merkel, "reunió muchas corrientes ideológicas diferentes. Era conservadora, pero también socialista, liberal y ecologista en muchos sentidos. Es probable que la próxima coalición también tenga una combinación de estos elementos. Esto puede decepcionar a los españoles (y hay muchos) que quieren una Alemania ‘más audaz’ en una dirección particular, pero complacerá a los que prefieren una Alemania moderada y cautelosa enfocada en seguir siendo el ancla de la estabilidad del Viejo Continente”.

Europa presta atención a Alemania este fin de semana con el objetivo de conocer en qué dirección apunta el "norte" de la brújula política del próximo Gobierno alemán. El nivel de consenso entre las principales fuerzas políticas es muy alto. Pero existe la incertidumbre del mundo post Angela Merkel, sobre cómo funcionarán las coaliciones, sobre si Alemania entra en una nueva fase de fragmentación política.

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