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¿Cómo funciona el sistema electoral alemán? Así se elegirá al sucesor de Merkel
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Dificulta las mayorías absolutas

¿Cómo funciona el sistema electoral alemán? Así se elegirá al sucesor de Merkel

Los alemanes votan dos veces: una para elegir al representante de su distrito y otra para decidir el peso de cada partido en el Bundestag, que no tiene un número fijo de asientos

Foto: Angela Merkel pronuncia un discurso. (Reuters)
Angela Merkel pronuncia un discurso. (Reuters)

Alemania vuelve este 26 de septiembre a las urnas para decidir la composición de su Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento. Y aunque suene raro, a partir de mañana Angela Merkel no será la canciller de Alemania. Es la única certeza que se tiene, a la espera de saber si el partido de la hasta ahora líder alemana, la CDU/CSU, contradice los malos augurios de las encuestas o si, como estas vaticinan, el partido socialdemócrata (SPD) resurge de sus cenizas, tal vez con el necesario apoyo de los Verdes.

Si ya de por sí la incertidumbre es alta, dado el gran número de indecisos que deja la marcha de Merkel, el peculiar sistema electoral alemán complica aún más los pronósticos. La razón es que los 61,5 millones de alemanes llamados a las urnas pueden votar dos veces: en la primera votación, a un candidato específico de su circunscripción; y en la segunda, a una de las listas cerradas que presentan los partidos políticos.

Se entiende mejor con un ejemplo:

Gustav, uno de los tres millones de jóvenes que participan en los comicios alemanes por primera vez, acudirá a su colegio electoral el domingo y se encontrará una papeleta dividida en dos partes. A la izquierda, encontrará la casilla para emitir el primer voto ('Erststimme'), que permite elegir a un candidato por cada uno de los 299 distritos en que se divide el país. Le corresponderá decidir cuál es su candidato preferido de entre los que se presentan en su distrito, el de Hamburg-Nord. Siguiendo este sistema de representación directa, el más votado en cada distrito ocupa un escaño, de tal forma que todas las regiones del país tienen presencia en el Bundestag.

A la derecha de la papeleta podrá emitir el segundo voto ('Zweitstimme'), en el que se escoge una lista cerrada que los partidos presentan para cada uno de los 16 estados federados ('Länder'). Gustav deberá elegir qué partido de los que se presentan en el 'Land' de Hamburgo coincide más con sus ideas. De aquí sale la otra mitad de los 598 escaños —como mínimo— que forman el Parlamento. Los únicos partidos que quedan fuera son aquellos que reciben un porcentaje de votos inferior al 5% o menos de tres asientos.

En primer lugar, los alemanes votan al candidato preferido de su distrito. Después, eligen la lista del partido que más coincide con sus ideas

El matiz 'como mínimo' del párrafo anterior es necesario, porque el Bundestag no cuenta con un número fijo de asientos. La base son 598, pero se pueden añadir otros adicionales hasta alcanzar los 800. Por una parte, si un partido consigue más escaños directos de los que le corresponderían por su proporción en la segunda votación, se le permite quedarse con estos mandatos excedentarios ('Überhangmandate'). Como esta regla beneficiaba tradicionalmente a los grandes partidos, una reforma de la ley electoral en 2012 incluyó los mandatos de compensación ('Ausgleichsmandate'), que se asignan a los partidos sin mandatos excedentarios como forma de compensarles hasta que se alcanza, de nuevo, la proporcionalidad del segundo voto.

El complejo método Sainte-Laguë

Los escaños se reparten según el método Sainte-Laguë, un sistema de representación proporcional parecido a la Ley D'Hondt, pero que da menos preponderancia que esta última a los partidos grandes. Al igual que D'Hondt, Sainte-Laguë se basa en dividir los votos de cada partido entre los escaños en juego, pero en este caso solo utiliza como divisores los números impares. Es decir, si hay cinco partidos en liza, el total de votos no se divide entre uno, dos, tres, cuatro y cinco, como se haría con la Ley D'Hondt, sino entre uno, tres y cinco.

Foto: Comparación de escaños (actuales) en el Congreso entre la ley D'Hondt y el método Sainte-Laguë. (Imagen: EC)

Siguiendo este ejemplo de cinco partidos en liza, puede suponerse que el primero de ellos ha conseguido 340.000 votos; el segundo, 280.000, el tercero, 160.000; el cuarto 60.000, y el quinto, 20.000. Al hacer la división por uno, cuatro partidos superarían la barrera de los 60.000 votos necesaria para obtener un diputado en una circunscripción hipotética (340.000, 280.000, 160.000, 60.000), y uno de ellos quedaría fuera (20.000). Al hacer la división por tres, solo los dos partidos con más votos obtendrían un nuevo escaño (113.333, 93.333), mientras que al hacerla por cinco, únicamente el partido ganador sumaría un asiento (68.000).

El resultado sería:

  • Partido A: tres escaños.
  • Partido B: dos escaños.
  • Partido C: un escaño.
  • Partido D: un escaño.
  • Partido E: cero escaños.

Una vez distribuidos los escaños, el partido con mayor representación tiene la responsabilidad de formar Gobierno. Si no ha conseguido la mayoría necesaria para gobernar en solitario —algo muy habitual en Alemania—, deberá emprender negociaciones con el resto de partidos para formar una coalición. Fruto de estos acuerdos se elige al canciller.

Alemania vuelve este 26 de septiembre a las urnas para decidir la composición de su Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento. Y aunque suene raro, a partir de mañana Angela Merkel no será la canciller de Alemania. Es la única certeza que se tiene, a la espera de saber si el partido de la hasta ahora líder alemana, la CDU/CSU, contradice los malos augurios de las encuestas o si, como estas vaticinan, el partido socialdemócrata (SPD) resurge de sus cenizas, tal vez con el necesario apoyo de los Verdes.

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