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La generación de las dos crisis: la condena para los nacidos entre 1985 y 1994
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Un paper que pone datos al drama

La generación de las dos crisis: la condena para los nacidos entre 1985 y 1994

La Gran Depresión posterior a la crisis de Lehman Brothers afectó especialmente a los jóvenes en los países del sur de Europa y ha generado una profunda brecha de ingresos respecto a las generaciones anteriores

Foto: Foto: iStock.
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Es difícil que una generación se incorpore al mercado laboral sin sufrir una crisis. Lo que es más extraordinario es que se trate de una tan larga y profunda como la vivida entre 2008 y 2012. Eso solo ocurre una vez cada siglo. Si, además, se le une una segunda recesión, corta pero muy profunda, el resultado es que esa generación ha nacido condenada. Es lo que está sufriendo la generación de los jóvenes nacidos entre 1985 y 1994, cuya incorporación al mercado laboral está siendo una travesía por el desierto plagada de obstáculos.

Así lo pone de manifiesto un estudio elaborado por los investigadores Ariane Aumaitre y Jorge Galindo y publicado por EsadeEcPol y la Friedrich Naumann Foundation titulado 'La generación de la doble crisis: inseguridad económica y actitudes políticas en el sur de Europa'. Los autores analizan el impacto que ha supuesto la doble crisis económica para la generación de los nacidos entre 1985 y 1994 respecto a la generación de los 10 años anteriores. El estudio pone números a la dura realidad de los jóvenes: el progreso generacional se acabó con ellos o, al menos, se ha tomado un paréntesis.

Foto: Una oficina de empleo, en una imagen de archivo. (EFE)

Las crisis han impactado profundamente en el mercado laboral, pero los jóvenes han sido los claros perdedores. Según los últimos datos de la OCDE, la tasa de paro juvenil supera el 40% en España, casi el triple que la media de los países desarrollados, donde se sitúa en el 14%. El resultado es una profunda caída de los ingresos en comparación con la generación anterior, lo que afecta gravemente a su capacidad de ahorro y de acumulación de patrimonio. En definitiva, los jóvenes se han visto condenados a una situación de precariedad económica en un contexto en el que el precio de la vivienda se ha disparado, lo que ha provocado una segunda extracción de rentas hacia los propietarios de los inmuebles, que son las generaciones de adultos y jubilados.

La brecha de oportunidades entre generaciones sería específica a los países del sur

“La generación que nació entre 1985 y 1994 está teniendo el dudoso privilegio de ser la única en el último siglo que pasará por dos Grandes Recesiones en su periodo de formación e incorporación al mercado laboral”, escriben los autores del estudio, “los datos muestran menores tasas de emancipación, vivienda en propiedad, fertilidad o riqueza potencial”.

La brecha de ingresos entre las dos generaciones es muy acusada, especialmente en las franjas de edad que van desde la incorporación al mercado laboral hasta los 30 años. Durante todo ese periodo, los jóvenes de la generación de la crisis han ingresado entre 1.000 y 2.000 euros menos cada año (datos netos, descontados impuestos). Esta caída de la renta tiene una profunda incidencia sobre el patrimonio que acumulan los jóvenes. Solo por el efecto de la renta acumulada, cuando llegan a los 33 años la brecha de ingresos de las dos generaciones alcanza los 13.000 euros, una diferencia que supera el 16%.

Esta brecha de renta acumulada tiene una gran incidencia sobre la capacidad de adquisición de activos por parte de los jóvenes, sobre todo en lo que se refiere al acceso a la vivienda. Si se tiene en cuenta la inflación del precio de los inmuebles y de los alquileres, estos 13.000 euros de diferencia se multiplican. Esto explica que los jóvenes tengan graves dificultades para acometer la compra de una vivienda y estén condenados al alquiler, en contraste con las generaciones anteriores que sí pudieron comprar. Esto significa que los jóvenes se han quedado al margen del proceso de revalorización de la vivienda que sí han vivido sus mayores, un dato que no se percibe en la brecha de ingresos, pero que afecta gravemente a su patrimonio acumulado, como ha puesto de manifiesto el Banco de España. No solo eso, los jóvenes condenados a vivir del alquiler han visto cómo los precios se disparaban en los últimos años, provocando una extracción de rentas hacia los propietarios.

Una cuestión muy importante que analizan los investigadores es la situación de los jóvenes en España en comparación con los vecinos europeos. Los datos muestran que la crisis ha afectado profundamente a los jóvenes de los países del sur, con un patrón muy similar en Portugal e Italia. Sin embargo, no ha sido igual en el norte del continente, con un análisis detallado en Alemania. En su caso, la generación de los nacidos entre 1985 y 1994 ha seguido mejorando su situación y está ahora en una posición financiera más cómoda que la generación precedente, lo que refleja la continuidad del progreso en el país. En concreto, su renta acumulada es casi 40.000 euros superior a la que tuvo la generación previa a la crisis. El resultado es que la renta acumulada de los jóvenes españoles es ya menos de la mitad que la de sus contemporáneos alemanes.

Foto: Aglomeraciones en Madrid por el Black Friday. (EFE)

Esta posición favorable no solo responde a cómo Alemania superó mejor la grave crisis de 2008, también es consecuencia de las políticas públicas que han apostado por la protección de los jóvenes. En España, por el contrario, las rentas públicas se han centrado en los adultos y los pensionistas, abandonando por completo a los jóvenes, como han criticado en numerosas ocasiones los organismos internacionales. “Este patrón generacional es específico del sur de Europa”, señalan los autores, “en el resto de países la generación poscrisis supera en condiciones materiales las condiciones de vida de la generación anterior”. En resumen, es una mezcla de la mala calidad de sus mercados laborales y un abandono de las administraciones públicas hacia esa generación.

Las dificultades económicas que han pasado los jóvenes han terminado por contagiar a la percepción sobre las oportunidades. En los últimos años se ha generalizado expresiones como ‘la generación perdida’, o ‘la generación que vive peor que sus padres’. Los investigadores han analizado la percepción de las oportunidades de cada una de las dos generaciones y las diferencias por regiones y las conclusiones apuntan que la generación de las crisis es más pesimista respecto a sus posibilidades y con datos peores en el sur de Europa que en el centro del continente.

“La percepción de falta de igualdad de oportunidades, la insatisfacción con la democracia y las preferencias por mayor redistribución son mayores en los países del sur de Europa que en la referencia del centro continental”, escriben en el 'paper'. Los autores consideran que esta insatisfacción de los jóvenes está en la base de diversas corrientes políticas surgidas en los países del sur de Europa en la última década.

Es difícil que una generación se incorpore al mercado laboral sin sufrir una crisis. Lo que es más extraordinario es que se trate de una tan larga y profunda como la vivida entre 2008 y 2012. Eso solo ocurre una vez cada siglo. Si, además, se le une una segunda recesión, corta pero muy profunda, el resultado es que esa generación ha nacido condenada. Es lo que está sufriendo la generación de los jóvenes nacidos entre 1985 y 1994, cuya incorporación al mercado laboral está siendo una travesía por el desierto plagada de obstáculos.

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