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La apreciación del euro alimenta el riesgo de deflación y obliga al BCE a actuar
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TENSIÓN EN LOS MERCADOS DE CAMBIOS

La apreciación del euro alimenta el riesgo de deflación y obliga al BCE a actuar

Tensión en los mercados de cambios. El euro está en niveles de hace más de dos años con el dólar, y eso complica que el BCE pueda alcanzar su objetivo de elevar la inflación

Foto: Sede del BCE, en Fráncfort. (EFE)
Sede del BCE, en Fráncfort. (EFE)

La célebre frase de John Connally —"El dólar es nuestra moneda, pero es vuestro problema"— vuelve a planear sobre Europa. Pero si en aquella ocasión, año 1971, preocupaban las consecuencias que tendría para el mundo la decisión de Nixon de abandonar el patrón oro, con Connally como su secretario del Tesoro, lo que inquieta ahora en las capitales europeas es que la debilidad del dólar frente al euro alimente el riesgo de deflación. En particular, por el canal que menos controlan los gobiernos europeos, el precio de las materias primas. Principalmente, los hidrocarburos, petróleo y gas.

El dólar cotiza hoy en mínimos de dos años y medio, en el entorno de 1,21 unidades por euro, lo que es una invitación para que el BCE, aunque entre sus competencias no esté de forma directa la política cambiaria, actúe de forma más contundente en aras de evitar una apreciación adicional de la moneda única, cuyo tipo de cambio se ha encarecido cerca de un 9% durante el año de la pandemia, pese a que el impacto inicial fue una fuerte depreciación.

Entre otras razones, porque la política presupuestaria de la nueva Administración Biden será más expansiva, y eso supone colocar más dólares en el mercado. Por el momento, existe una línea de entendimiento entre republicanos y demócratas para inyectar 916.000 millones de dólares, pero es probable que esa cifra se revise al alza cuando se materialice el cambio en la Casa Blanca.

Más dólares significa mayor debilidad del billete verde, de ahí que el BCE esté obligado —otra cosa es que su estrategia sea eficaz, dado el descomunal tamaño de los mercados de divisas— a ser más ‘generoso’, aunque nunca dirá que lo hace con ese objetivo, en la nueva ronda de estímulos monetarios que aprobará hoy su consejo de gobierno, y que, probablemente, se sitúe en unos 600.000 millones de euros.

Aunque el objetivo es facilitar la compra de todo tipo de activos, aumentando el tamaño de su programa de compra de bonos públicos y privados para asegurar la financiación de la economía en unos momentos especialmente críticos, a nadie se le escapa que al BCE le preocupa, y mucho, su incapacidad para crear inflación, que es uno de los instrumentos más eficaces para reducir el endeudamiento.

Consumo e inflación

Y la inflación acumula ya en la eurozona cuatro meses consecutivos en negativo (-0,3% en noviembre), lo que da idea de la importancia que tiene para el BCE frenar la apreciación del euro, y no solo porque deteriora su competitividad exterior. Incluso la subyacente, que excluye los alimentos no elaborados, energía, alcohol y tabaco, lleva tres meses clavada en el 0,2%. Es decir, lejos del objetivo del 2% autoimpuesto por el banco central. En la misma línea, los precios industriales, que vienen a ser una señal de lo que pasará en el futuro con la inflación, ya que posteriormente se trasladan al consumo, continúan en tasas muy bajas, un 0,4% en octubre.

Foto: Sede del BCE en Fráncfort. (EFE)

Otro factor que explica la debilidad del dólar, según José Ramón Díez Guijarro, director de Bankia Research, es la progresiva “apuesta por activos de riesgo que ha ido consolidándose en el mercado” como consecuencia de que se empieza a ver la luz al final del túnel gracias a los avances en las vacunas. Esto ha provocado, en su opinión, un retorno de los flujos de inversión destinados a Europa o a países en desarrollo en el marco de un movimiento general de realineamiento de las grandes carteras internacionales.

La debilidad del dólar es, de hecho, la mejor noticia para las economías emergentes, como ha puesto de relieve un informe del Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), debido su fuerte endeudamiento en dólares.

El escenario más probable para el dólar es un tipo de cambio situado en 1,25 euros

El impacto que tendrá sobre la economía española será, por el contrario, muy moderado. Principalmente, porque más de la mitad de las exportaciones (el 51,5%) se dirige a la eurozona, por lo que el tipo de cambio es irrelevante. Más preocupantes son las exportaciones con dirección a EEUU, que está incluido por España en el grupo de países con actuación sectorial estratégica. En 2019, las ventas rozaron los 13.740 millones de euros, con un crecimiento del 7,4% respecto del año anterior.

Según Bankia Research, el escenario más probable para el dólar es un tipo de cambio situado en el entorno de 1,25 unidades, aunque cualquier horizonte está lleno de incertidumbres. Entre otras razones, por la llegada de una nueva Administración en EEUU, y hay que recordar que, durante el mandato de Janet Yellen en la Reserva Federal, el dólar se apreció desde niveles cercanos a 1,4 hasta casi la paridad, antes de cambiar de tendencia con la llegada de Trump al poder.

La célebre frase de John Connally —"El dólar es nuestra moneda, pero es vuestro problema"— vuelve a planear sobre Europa. Pero si en aquella ocasión, año 1971, preocupaban las consecuencias que tendría para el mundo la decisión de Nixon de abandonar el patrón oro, con Connally como su secretario del Tesoro, lo que inquieta ahora en las capitales europeas es que la debilidad del dólar frente al euro alimente el riesgo de deflación. En particular, por el canal que menos controlan los gobiernos europeos, el precio de las materias primas. Principalmente, los hidrocarburos, petróleo y gas.

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