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La devaluación del yuan forzará a Europa y EEUU a bajar los tipos en septiembre
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El próximo movimiento de la guerra de divisas

La devaluación del yuan forzará a Europa y EEUU a bajar los tipos en septiembre

El mercado descuenta tres recortes en EEUU y dos en Europa en las tres reuniones que quedan antes del final de año, con lo que conseguirían contrarrestar la caída de la divisa china

Foto: El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell (i), y Mario Draghi, presidente del BCE. (Reuters)
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell (i), y Mario Draghi, presidente del BCE. (Reuters)

La decisión de China de devaluar su divisa el pasado lunes ha abierto un nuevo flanco en la guerra comercial que vive el mundo desde la llegada al poder de Donald Trump en EEUU: la guerra de divisas. El movimiento del Banco Popular de China (PBOC) ha disparado las alarmas en Nueva York y en Fráncfort. La caída del yuan provoca una pérdida de competitividad para los productores de las dos regiones, así como un nuevo impulso deflacionista al rebajar los precios de importación.

Ante esta situación, los banqueros centrales de uno y otro lado del Atlántico tienen poca opción que responder al ataque con más munición. Aunque ninguno de los tres bloques vaya a reconocer que estos movimientos estarán encaminados a controlar el tipo de cambio, la realidad es que el mercado ya da por descontado que será así.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump. (Reuters)

El principal movimiento, además de posibles rondas de inyección de liquidez, serán las bajadas de los tipos de interés. Este movimiento expulsa automáticamente inversores, ya que la remuneración al ahorro se reduce, lo que también permite a la divisa depreciarse en los mercados internacionales. La primera rebaja de los tipos de interés, tanto de la Reserva Federal (Fed) como del Banco Central Europeo (BCE), vendría en septiembre. El mercado da un 100% de posibilidades a este cambio (según la proyección de posibilidades que realiza Bloomberg), esto es, no contempla otra opción.

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La reciente caída de las rentabilidades de los bonos soberanos muestra a la perfección cómo los inversores se están resguardando tras la ‘capa’ de los bancos centrales. Estos activos son los que están más controlados por los bancos centrales, ya que de la rentabilidad de los bonos depende la refinanciación de la deuda pública. De esta forma, los inversores compran bonos públicos esperando que el próximo movimiento de los bancos centrales rebaje más su rentabilidad y, por tanto, eleve su beneficio. En España, por ejemplo, vuelven a cotizar cerca de su mínimo histórico de julio, en el 0,2%.

En este círculo vicioso, los bancos centrales acaban presos de las expectativas del mercado. De lo contrario, se enfrentan a un revés de los títulos de deuda y de las divisas que complicaría la gestión de su política monetaria.

Así las cosas, los dos grandes bancos centrales occidentales moverán sus tipos de interés a la baja en septiembre. En el caso del Banco Central Europeo, esta medida podría venir acompañada de un nuevo programa de compra de activos con el que la institución inyectaría más liquidez al mercado y contribuiría a rebajar más el tipo de cambio. Su presidente, Mario Draghi, explicó en la última rueda de prensa que el panorama económico “se está poniendo peor y peor cada día”, como consecuencia de la debilidad de la demanda externa. Esto es, como consecuencia de la guerra comercial.

La reacción del BCE será poner los tipos de interés en negativo por primera vez en su corta historia, ya que actualmente están en el 0%. El mercado estima que incluso los bajará en dos ocasiones, hasta el -0,2%, antes de que acabe el año.

También los bajará la Fed y, en su caso, podría ser incluso más agresiva que el BCE. El presidente de la entidad, Jerome Powell, ya los rebajó en la última semana de julio alegando que se trataba de un “movimiento de mitad de ciclo”. Sin embargo, esto fue antes de que China devaluara el yuan, lo que somete a una doble presión a la Fed para que empiece una senda de rebajas de tipos.

La primera presión será el propio tipo de cambio, que resta competitividad a EEUU frente a China (y a Europa, si también se mueve) y genera presiones deflacionistas, algo que preocupa seriamente a los bancos centrales. La segunda es la actitud de Trump. El presidente interpeló por Twitter a la Fed tras conocer la devaluación de China: “¿Estás escuchando, Reserva Federal?”.

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Si habitualmente Trump ejerce presiones para que la Fed lleve a cabo una política acomodaticia, ahora, con la guerra de divisas estallada, la intensidad puede redoblarse. "Esperamos una presión constante sobre la Fed para que apoye la economía de EEUU, aunque hoy no necesita más estímulos, podría hacerlo en los próximos meses", explica Esty Dwek, estratega de Natixis IM. El mercado anticipa actualmente tres rebajas de tipos en EEUU en lo que resta de año, una por cada reunión (septiembre, octubre y diciembre). De esta forma, los tipos bajarían hasta una horquilla situada entre el 1,25% y el 1,5%, 75 puntos básicos menos.

Se trataría, por tanto, de un gran movimiento de rebaja de tipos que habrá que ver si la Reserva Federal está dispuesta a realizar. Es cierto que la situación actual de la economía estadounidense no requiere tal movimiento, pero está por ver cómo evoluciona en los próximos meses. Además, si China y Europa están debilitando su divisa, la presión para la Fed será mayor y ya no solo responderá a los datos macroeconómicos, sino al riesgo de no hacer nada.

La decisión de China de devaluar su divisa el pasado lunes ha abierto un nuevo flanco en la guerra comercial que vive el mundo desde la llegada al poder de Donald Trump en EEUU: la guerra de divisas. El movimiento del Banco Popular de China (PBOC) ha disparado las alarmas en Nueva York y en Fráncfort. La caída del yuan provoca una pérdida de competitividad para los productores de las dos regiones, así como un nuevo impulso deflacionista al rebajar los precios de importación.

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