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La guerra comercial abierta entre EEUU y China ya tiene un gran perdedor: Europa
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Los problemas de la gran potencia exportadora

La guerra comercial abierta entre EEUU y China ya tiene un gran perdedor: Europa

Trump anuncia nuevos aranceles y Jinping responde con una devaluación de su divisa. Y, en medio de las hostilidades, la industria europea se hunde con las cadenas de valor y el yuan

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump. (Reuters)
El presidente de EEUU, Donald Trump, y la primera dama, Melania Trump. (Reuters)

En los últimos años, Europa se ha convertido en el gran exportador del mundo. No tiene materias primas ni gigantes tecnológicos, pero tiene fábricas. Cuando la economía de la región se hundió, en la grave crisis vivida entre 2008 y 2013, solo la demanda exterior generó un impulso de crecimiento. Y los países lo explotaron volcándose hacia las exportaciones y aplicando el modelo alemán: competitividad y exportaciones.

El resultado es que la eurozona es hoy la región con mayor superávit por cuenta corriente del mundo, por delante de China. En 2018 llegó a superar los 465.000 millones de dólares de beneficios. Una gran inyección de divisas que permitió a la región vivir los meses más felices desde la burbuja inmobiliaria. Hasta que la guerra comercial se cruzó en el camino.

El conflicto entre China y Estados Unidos está teniendo en Europa su principal víctima. La región, volcada en la demanda externa, ha visto cómo se apagaba su principal motor de crecimiento, quedando así a merced de la débil demanda interna. La mejor evidencia es el deterioro de las previsiones de crecimiento que ha sufrido la región en el último año. El FMI ha recortado su estimación para la eurozona en un tercio, para Alemania en dos tercios y para Italia en un 90% en solo 12 meses. Ninguna gran área mundial ha vivido un parón económico tan grave, y la causa no es otra que la guerra comercial.

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El propio presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, lo ha explicado en las últimas reuniones, en las que ha vuelto a poner en marcha los estímulos monetarios ante el frenazo económico. “Las previsiones económicas se están poniendo peor y peor cada día debido a la integración de Europa en las cadenas de montaje, que provoca que [la guerra comercial] se expanda rápidamente”. Solo la demanda interna sostiene ahora la economía europea, porque las exportaciones y, por extensión, la industria están atravesando un gran bache.

Europa alcanzó su mayor superávit por cuenta corriente en el segundo trimestre de 2018, por encima de los 400.000 millones de dólares. Desde entonces, ha descendido más de un 21%, lo que ha frenado la entrada de divisas en la región. Por el contrario, en China han repuntado más de un 45% en los últimos meses después de los malos resultados de 2018. Datos que evidencian a quién está afectando realmente la debilidad del comercio global.

Europa sufre las consecuencias de la guerra comercial por dos vías diferentes. La primera es la alta participación del continente en las cadenas de valor internacionales. Una buena parte de la producción, especialmente de Alemania e Italia, son componentes que utilizan como insumos industrias de otros países. Esto significa que si el comercio global se debilita y las cadenas de valor se rompen, los más afectados serán precisamente aquellos que tienen mayor superávit exterior.

Europa sufre las consecuencias de la guerra comercial por dos vías: su participación en las cadenas de valor y la depreciación del yuan

Este factor explica una buena parte del frenazo que han sufrido Alemania e Italia. El primero tiene su economía estancada y el segundo llegó a caer en recesión a finales de 2018 y apenas se ha recuperado desde entonces. El FMI estima que Italia crecerá apenas un 0,1% y Alemania, un 0,7%, lo que condenará a la eurozona a crecer únicamente un 1,3%.

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Los dos protagonistas de la guerra comercial crecerán mucho más que Europa, lo que muestra claramente quién es el verdadero perdedor de esta batalla. El FMI estima un crecimiento de Estados Unidos del 2,6%, el doble que Europa, y para China un 6,2%, casi cinco veces más.

La segunda vía por la cual se contagia la guerra comercial a Europa es la devaluación del yuan. Ante los aranceles del presidente de EEUU, Donald Trump, China respondió con una devaluación de su divisa no vista en décadas. La divisa china cotizaba el lunes por encima de los siete yuanes por dólar, el nivel más bajo en 11 años. El Banco Popular de China fija su tipo de cambio cada día y el lunes decidió rebajarlo hasta 6,9 yuanes por dólar, lo que significa una devaluación en toda regla de la divisa. A última hora de este lunes, el Departamento del Tesoro de EEUU designó a China como país "manipulador de divisas" y amenazó con tomar represalias para acabar con sus "injustas" ventajas competitivas en el marco del FMI, en lo que supone un nuevo golpe al gigante asiático.

La consecuencia inmediata es que las exportaciones europeas hacia China se encarecen y, por el contrario, las exportaciones chinas hacia la eurozona se abaratan. Esto resta competitividad a los productores europeos en el gigante asiático en contra de las fábricas domésticas, cada vez más perfeccionadas.

Estas previsiones del FMI contemplaban una recuperación de la economía europea en la segunda mitad del año bajo la premisa de que la guerra comercial entrara en una fase de tregua. “Se espera que el crecimiento de la eurozona se recupera en lo que queda de año y en 2020, ya que la demanda externa se recuperará y los factores temporales seguirán desvaneciéndose”, señalaba el FMI en su informe de previsiones económicas de julio. Sin embargo, lo que ha ocurrido es justo lo contrario, por lo que es posible que incluso estas estimaciones estén sobrevaloradas.

Foto: (istock)
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Los datos adelantados de la industria europea muestran serios problemas en el sector exportador. El PMI manufacturero alemán (encuestas a gestores de las empresas) dejó en julio la mayor contracción de los pedidos de exportación desde 2009, lo que tiene ya un impacto sobre el empleo en las fábricas.

En Italia, el sector manufacturero suma 10 meses consecutivos de contracción de la actividad. En Francia, la actividad industrial sufrió el mayor descenso en tres años, y en España, la confianza de las empresas en la evolución económica de los próximos 12 meses es la más baja desde abril de 2013.

El PMI indica que toda la industria europea —salvo la griega— está en zona de recesión. Y eso antes de llegar esta nueva ofensiva en la guerra comercial. ¿Qué ocurrirá si las exportaciones siguen cayendo? La fortaleza que ha mostrado el sector servicios hasta ahora cada vez es más débil. El mejor ejemplo está en España: la demanda interna ya se está viendo resentida por la debilidad de la industria. Si el consumo doméstico se sigue enfriando y las fábricas reducen sus plantillas, Europa podría enfrentarse a una crisis mucho antes de lo esperado.

En los últimos años, Europa se ha convertido en el gran exportador del mundo. No tiene materias primas ni gigantes tecnológicos, pero tiene fábricas. Cuando la economía de la región se hundió, en la grave crisis vivida entre 2008 y 2013, solo la demanda exterior generó un impulso de crecimiento. Y los países lo explotaron volcándose hacia las exportaciones y aplicando el modelo alemán: competitividad y exportaciones.

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