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El comercio mundial crece ya al menor ritmo desde 2010 por la guerra China-EEUU
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LA OMC prevé QUE CONTINÚE EL DETERIORO SI NO HAY ACUERDO

El comercio mundial crece ya al menor ritmo desde 2010 por la guerra China-EEUU

La guerra comercial entre EEUU y China continúa pasando factura. La OMC ha estimado que el comercio mundial crece ya a su menor ritmo desde 2010. El 1 de marzo es la fecha clave

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La fecha clave para zanjar las disputas comerciales entre China y EEUU es el próximo 1 de marzo. Pero los daños sobre el comercio mundial son cada vez más visibles. Tanto, que hay que remontarse a marzo de 2010 para encontrar unos indicadores tan precarios.

Lo ha revelado este martes la Organización Mundial de Comercio (OMC), que considera “probable” que la debilidad del comercio mundial “persista” durante el primer trimestre de este año. Y lo que es todavía peor, el organismo encargado de velar por el libre comercio estima que, si no se resuelven las disputas comerciales, pronto la ralentización será “todavía más acusada”.

El panel de indicadores del comercio mundial se sitúa actualmente en 96,3 puntos sobre 100, que se considera el nivel de equilibrio que marca la tendencia a medio plazo del comercio mundial. El índice se ha visto arrastrado por la venta de componentes electrónicos (88,7 puntos), la producción y venta de automóviles (92,5), las materias primas agrícolas (94,3), los nuevos pedidos de exportación (95,3) y los fletes aéreos (96,8), con una tendencia claramente a la baja. Como recuerda la OMC, solo el índice de rendimiento de los contenedores en puertos ha permanecido en línea con la tendencia.

Según la OMC, esta evolución está influida por factores coyunturales, como las dificultades del automóvil para adecuarse a las nuevas normas medioambientales o el acopio en contenedores ante un hipotético endurecimiento de la guerra comercial, pero también de carácter estructural si después del 1 de marzo los dos gigantes del comercio mundial no alcanzan un acuerdo.

La OMC, como se sabe, rebajó su previsión comercial en septiembre pasado en medio de una escalada de disputas comerciales y condiciones más estrictas del mercado crediticio. Según sus estimaciones, el crecimiento del comercio se situará este año en apenas un 3,7%, dos décimas menos que en 2018. Ahora bien, como sostiene la organización con sede en Ginebra, “estas estimaciones podrían revisarse a la baja si las condiciones comerciales continúan deteriorándose”.

Y esas condiciones dependen, fundamentalmente, de lo que suceda con las negociaciones entre Washington y Beijing, que después de tres rondas siguen atascadas pese a las concesiones que ha hecho hasta ahora la Administración china.

Aranceles

Como se sabe, Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, acordaron una tregua comercial de 90 días el pasado 1 de diciembre, lo que significó la suspensión provisional de la subida del 10% al 25% de los aranceles estadounidenses a productos chinos valorados en 200.000 millones de dólares.

Para calmar las aguas, el Gobierno de Xi Jinping ha propuesto aumentar drásticamente las compras de productos agrícolas estadounidenses, materias primas y productos de alta tecnología, y, en paralelo, nivelar en los próximos seis años la balanza comercial. Además, Beijing promete continuar las reformas para ampliar la apertura del mercado en los sectores manufacturero y financiero. China también se compromete a toma medidas para proteger la propiedad intelectual estadounidense.

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Foto: Reuters.

EEUU, sin embargo, exige a China eliminar todas las barreras no arancelarias y dejar de manipular el tipo de cambio del yuan. Además de desarrollar un mecanismo de control capaz de reinstalar automáticamente los aranceles en caso de que China no cumpla con algún acuerdo. Es decir, un automatismo que el Gobierno no admite. Las pequeñas concesiones mutuas, al menos, han servido para “comprar tiempo”, como ha señalado Alicia García Herrero, analista jefa de Natixis para Asia.

Las promesas de China, en todo caso, tienen una enorme complejidad para llevarse a cabo. Entre otras cosas, porque la disminución del déficit comercial de EEUU obligaría a una profunda transformación de la cadena de suministros, toda vez que muchos productos de empresas estadonidenses se fabrican, precisamente, en China. Es decir, las fábricas norteamericanas tendrían que volver a instalarse en EEUU.

Noventa días

Se da la circunstancia que el presidente Trump, según Bloomberg, acaba de recibir los resultados de una investigación sobre la amenaza que podrían representar los vehículos importados para la seguridad nacional, lo que eventualmente llevaría a EEUU a imponer aranceles. Trump dispone ahora de 90 días para decidir si actuar en función de los hallazgos.

El Departamento de Comercio inició la investigación en mayo bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, la misma disposición que la Administración usó el año pasado para imponer aranceles sobre el acero y el aluminio. La investigación sobre los automóviles cubre las importaciones de toda clase de vehículos. Trump ha amenazado con gravámenes de hasta el 25% en vehículos fabricados en el extranjero.

Las compañías y los gobiernos de Europa y Asia advirtieron a Washington de que los aranceles a las importaciones de automóviles perjudicarían la economía de EEUU y afectarían la industria automotriz mundial. Una guerra de comercio automotriz sería un fuerte golpe a fabricantes como General Motors y Toyota, que han construido sus cadenas de valor con base en los beneficios de países con bajos impuestos y reducidos salarios.

La Unión Europea avanzó el lunes que "se mantendrá fiel a su palabra siempre y cuando EEUU también lo haga". La UE está preparando aranceles de represalia por un total de 20.000 millones de euros si Trump materializa la amenaza de aranceles sobre automóviles. Si el informe del Departamento de Comercio "se tradujera en acciones perjudiciales para las exportaciones europeas, la Comisión reaccionaría de manera rápida y adecuada", dijo a los periodistas Margaritis Schinas, portavoz del Ejecutivo de la UE.

La fecha clave para zanjar las disputas comerciales entre China y EEUU es el próximo 1 de marzo. Pero los daños sobre el comercio mundial son cada vez más visibles. Tanto, que hay que remontarse a marzo de 2010 para encontrar unos indicadores tan precarios.

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