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La guerra comercial de Trump con China relanza a Rusia a la Guerra Fría
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Rusia es hoy más autosuficiente

La guerra comercial de Trump con China relanza a Rusia a la Guerra Fría

Rusia es hoy más autosuficiente que cuando volvió Putin y la gran pregunta es si Moscú va a decidir que es hora de ganar a EEUU la carrera armamentista

Foto: Putin y el presidente de Bielorrusia Lukashenko hablan durante un partido de hockey en Sochi. (Reuters)
Putin y el presidente de Bielorrusia Lukashenko hablan durante un partido de hockey en Sochi. (Reuters)

La economía rusa creció el año pasado al ritmo más rápido de los últimos seis años, superando las estimaciones de los economistas. Y todo gracias a la construcción, que ha aprovechado el impulso dado por la Copa del Mundo, y el inicio de un proyecto de gas natural en Siberia. Mientras, el fin del largo periodo de armonía entre Estados Unidos y China -una era que comenzó con la visita en 1972 del presidente Nixon a Pekín- se ha convertido para algunos observadores en el cambio geopolítico más importante desde la caída del Muro de Berlín.

Rusia (que ha resuelto la disputa fronteriza con China que produjo una breve guerra en 1969) cabalga ya un crecimiento que alcanzó el 2,3%, la cifra más alta desde el 2012, según el Servicio Federal de Estadísticas en su primera estimación de 2019. La mayoría de los analistas pronosticaba un crecimiento de 1,9% para el año, y la estimación más alta era de 2,2%. En una situación en la que los mercados rusos estuviesen abiertos a la Unión Europea en general y España en particular, esto sería una buena noticia. Pero las sanciones dictadas desde Bruselas desde 2014 fueron contestadas con vetos de Moscú sobre todo alimentarios que persisten para gran regocijo del los productores rusos, que han visto en este nuevo contexto de aislamiento su primera oportunidad en mucho tiempo.

Rusia es hoy más autosuficiente que cuando volvió Vladimir Putin al Kremlin en 2012, y la gran pregunta es si al remontar la crisis mejor que sus socios occidentales Moscú va a decidir que es hora de ganar a EEUU la carrera armamentista.

La sociedad rusa se ha regido, al menos hasta ahora, por unos códigos distintos a los manejados últimamente por los electorados europeos y norteamericanos. La invasión de Crimea levantó la maltrecha popularidad de Putin y ni los errores del pulso militar con Ucrania -incluido el derribo del avión civil MH17- ni la nueva aventura militar en Siria han empañado esa fiesta demoscópica. Sólo la fatiga acumulada por las dificultades económicas y reformas impopulares como las pensiones han empañado las buenas cifras.

En el nuevo escenario, la inversión china y las compras en el sector de la energía facilitan a Rusia resistir la presión económica de las sanciones. Mientras Putin decide entre su armería y su despensa, EEUU trata de adaptarse a un papel internacional menor pero más cómodo. Este reequilibrio de fuerzas a uno y otro lado del Atlántico coincide en el tiempo con la búsqueda de una alternativa al tantas veces omnipresente dólar. El Gobierno ruso ha presentado un paquete de medidas "incentivadoras", que buscan ‘desdolarizar’ la economía rusa.

Foto: El presidente ruso Vladímir Putin, a su llegada a la Casa Rosada para un encuentro con Mauricio Macri, el 1 de diciembre de 2018. (Reuters)
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El proyecto de ley propone varias preferencias para las empresas exportadoras que realizan transferencias en rublos, como acelerar la devolución del IVA y cancelar paulatinamente la norma obligatoria de repatriar los beneficios en divisas. “Necesitamos lo antes posible eliminar por completo la vulnerabilidad del uso del dólar como mecanismo de pago”, en los negocios de Rusia e Irán, ha dicho el viceministro de Exteriores ruso Serguei Riabkov. El comercio sigue cambiando: China se ha convertido en el mayor socio comercial de Rusia, aunque se mantenga muy por detrás de la Unión Europea si la analizamos como un bloque.

El año pasado, los precios del petróleo estuvieron relativamente altos, rondando los 70 dólares por barril. Gracias en gran parte a ese aumento, las exportaciones totales aumentaron un 27%. De momento Rusia ha empezado el año con buen pie. La Copa Mundial de fútbol de 2018 también pareció proporcionar un impulso al sector de restaurantes y hoteles, que se expandió un 6,1%. Está por ver si el ritmo de crecimiento es sostenible y cuánto afectó el impulso artificial de factores puntuales como el inicio del proyecto Yamal LNG de Novatek PJSC por 27.000 millones de dólares.

Lo malo es que el impacto ha llegado muy atenuado a los consumidores, que denuncian un estancamiento en los ingresos y un aumento de la inflación. “La situación sigue siendo mucho peor que hace dos años, los empleos cualificados que se ofrecen están peor pagados que antes y las cosas siguen más caras”, lamenta Olga Tsiaklieva, ejecutiva con más de diez años de experiencia en empresas de marketing en la capital rusa. Según las estadísticas estatales, 2018 fue el quinto año consecutivo en que los ingresos disponibles (ajustados a la inflación) cayeron, y también el gasto social en la mayoría de las esferas. Solo en el cuidado de la salud, el gobierno ruso redujo el gasto en un 16%.

placeholder Dos mujeres pasan frente a una tienda con gorros Ushanka en el centro de Moscú. (EFE)
Dos mujeres pasan frente a una tienda con gorros Ushanka en el centro de Moscú. (EFE)

La calle no está muy contenta pero los economistas han dejado de resoplar mirando las gráficas. El Gobierno de Rusia obtuvo un considerable superávit presupuestario en 2018 y planea seguir haciéndolo hasta 2021 al menos. Es un colchón ante posibles debacles petroleras. O ante futuras sanciones. Pero la ruptura de tratados de desarme con EEUU como el INF obliga a Rusia a contemplar el tercer escenario: aquel en el que lo que hay que acumular para tiempos peores no es dinero sino armas. Rusia desarrollará en menos de dos años las variantes terrestres del misil de crucero Kalibr y del misil hipersónico de alcance medio. En diciembre pasado confirmó que el misil hipersónico Avangard, capaz de superar el escudo antimisiles estadounidense, ya estaba listo para el combate. En este agitado contexto, los pronósticos son pesimistas sobre el éxito en las negociaciones para la renovación del tratado START-3.

Rusia todavía está muy por debajo de su nivel en comparación con sus equivalentes en los mercados emergentes y su propio nivel antes de la recesión del 2015. Putin prometió después de su elección el año pasado llevar el crecimiento a un nivel que supere la media mundial de 3,7% para el final de su mandato de seis años. Para que siga la fiesta, ha propuesto prolongar por un año la amnistía fiscal para los activos no declarados que vence este próximo 1 de marzo.

"La aceleración del crecimiento del PIB se ha debido en mayor parte a factores puntuales y no es sostenible"

A pesar de las buenas cifras, se espera que el crecimiento económico se desacelere un poco este año y el banco central advirtió el viernes pasado que las cifras del primer trimestre podrían estar por debajo de las expectativas, después de que la actividad de inversión se ralentizase en diciembre. "La aceleración del crecimiento del PIB se ha debido en mayor parte a factores puntuales y no es sostenible", explica a El Confidencial un portavoz del Ministerio de Economía.

Hasta la fecha Moscú ha encontrado un gran beneficio en Trump y sus guerras comerciales. Poco a poco, Rusia va llenando el vacío dejado en la demanda de petróleo de China por EEUU. Antes de la imposición de aranceles, China representaba más del 20% de las exportaciones de petróleo de Estados Unidos, pero cayó prácticamente a cero después de que los aranceles entrasen en vigor, con Rusia tomando una gran parte de la tarta. Hay más sectores afectados, “y entre ellos se encuentran la soja, los coches y el petróleo”, señala Benn Steil, del Council of Foreign Relations. La guerra de aranceles “ha demostrado ser una bendición para proveedores alternativos como Rusia y así, irónicamente, los estadounidenses están pagando aranceles que aumentan las ganancias de ciertsa empresas rusas que están sujetas a sanciones de Estados Unidos”.

Hasta ahora, EEUU se había apoyado en dos cosas para contener a Rusia: los acuerdos de desarme y la certeza de que Moscú no podía pagarse una desafiante carrera armamentista. Pero con los tratados desapareciendo y la hucha rusa creciendo, el compás bélico de esta nueva Guerra Fría puede acelerarse por momentos.

La economía rusa creció el año pasado al ritmo más rápido de los últimos seis años, superando las estimaciones de los economistas. Y todo gracias a la construcción, que ha aprovechado el impulso dado por la Copa del Mundo, y el inicio de un proyecto de gas natural en Siberia. Mientras, el fin del largo periodo de armonía entre Estados Unidos y China -una era que comenzó con la visita en 1972 del presidente Nixon a Pekín- se ha convertido para algunos observadores en el cambio geopolítico más importante desde la caída del Muro de Berlín.

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