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Normalización, el nuevo eufemismo del Gobierno para referirse a la desaceleración
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el concepto que guía el discurso económico

Normalización, el nuevo eufemismo del Gobierno para referirse a la desaceleración

Los datos económicos de las últimas semanas muestran una ralentización del crecimiento que el Ejecutivo tiene que encajar en el mensaje oficial del "crecimiento robusto"

Foto: La ministra de Economía, Nadia Calviño. (EFE)
La ministra de Economía, Nadia Calviño. (EFE)

Esta semana se cumplen 10 años de la quiebra de Lehman Brothers. A partir de ese día, nadie pudo negar la crisis, pese a que en los meses anteriores muchos analistas y políticos habían negado la evidencia. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se enfrentaba a la reelección en ese momento y quería transmitir, a su manera, aquello de ‘España va bien’. Mientras el mundo financiero se asomaba al abismo, el Ejecutivo acuñó la expresión “rápida desaceleración” para describir la situación que estaba por venir. “No me parecía ir a las elecciones con la palabra ‘crisis”, confesó este año el que era el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes.

En política económica, los eufemismos son una constante cuando los números no respaldan el mensaje que se quiere transmitir. Cuando un Gobierno quiere comunicar que el país vive un 'crecimiento robusto', pero los indicadores muestran señales de agotamiento, es necesario buscar un concepto para que los mensajes no sean contradictorios.

Foto: El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, y la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño. (EFE)

En esta coyuntura se encuentra actualmente Pedro Sánchez. El Gobierno está buscando la mejor fórmula para comunicar que los pobres datos económicos de las últimas semanas, así como los que están por venir en los próximos meses, forman parte de una fase de consolidación dentro del ciclo económico expansivo que todavía vive España. Y ha dado con un concepto: normalización.

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Esta es la palabra más repetida en los ministerios económicos en los últimos días, y el Ejecutivo quiere emplear este concepto como punto central del discurso económico. Crecer eternamente al 3% es imposible, lo importante es mantener un ritmo similar al crecimiento potencial del país.

La economía española está en una fase expansiva y todas las previsiones apuntan a que el crecimiento seguirá siendo robusto

“La economía española está en una fase expansiva y todas las previsiones apuntan a que, en ausencia de 'shocks' externos negativos, el crecimiento seguirá siendo robusto en los próximos meses. Es lo primero que hay que dejar claro ahora que algunos hacen sonar las alarmas”, escribía la semana pasada la ministra de Economía, Nadia Calviño, en ‘Expansión’.

Crecer mejor

Todos los analistas y los organismos internacionales anticipaban la desaceleración de la economía que vive España (y el resto de Europa), por lo que no se puede culpar al actual Gobierno de esta situación. Sin embargo, hay datos que han sorprendido y por eso se ha generado la sensación de alarma de los últimos días. El principal es el de la caída del número de turistas.

Foto: Un letrero de Lehman Brothers es llevado a una casa de subastas tras la quiebra del banco en 2008. (Reuters)

Al inicio del año, los expertos esperaban que España superase el récord de turistas de 2017. Sin embargo, los datos de julio mostraron una caída del 5% en la llegada de viajeros, un revés inesperado para el sector que ha liderado la recuperación en España. Esta moderación del turismo ha tenido un resultado positivo: este verano no se ha repetido la turismofobia de 2017, lo que significa que la situación se ha normalizado.

Calviño explicaba esta idea así: “Es cierto que se puede estar produciendo una cierta reducción del número de personas que vienen a nuestro país, pero no podemos tener una política centrada en un aumento constante del número de visitantes".

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Es evidente que esta ralentización no es consecuencia de las políticas del Gobierno, que en ese momento apenas llevaba un mes en funcionamiento, pero la ministra intentaba transmitir que la ‘normalización’ del sector respondía a la política del Gobierno. Y lo afirmaba: “La clave de la política del Gobierno es intentar aumentar no tanto el volumen de visitantes como la calidad de ese turismo”.

La afiliación sigue creciendo, pero el impulso se ralentiza en la medida que alcanzamos tasas de ocupación relativamente razonables

Con esta idea, el mensaje para los próximos meses ya está construido, salvo cambios de última hora o un comportamiento inesperado de la economía. Lo importante es que el crecimiento se mantenga en línea con el potencial y que aumente su calidad.

Lo mismo ocurrió con los pobres datos de afiliación del mes de agosto. “La economía sigue creciendo, la afiliación también, no hay ningún freno o tope, pero sí es verdad que el impulso va ralentizándose en la medida que alcanzamos tasas de ocupación relativamente razonables", explicó el secretario de Estado de Seguridad Social, Octavio Granado, tras conocer los datos. Con una tasa de paro superior al 15%, es difícil justificar que el país se acerca a “tasas de ocupación relativamente razonables”, pero este discurso responde al mensaje de la ‘normalización’ que quiere trasladar el Ejecutivo. Ante la desaceleración inevitable de la economía, el éxito o fracaso del Gobierno dependerá de la calidad de los indicadores que se conozcan a partir de ahora.

Esta semana se cumplen 10 años de la quiebra de Lehman Brothers. A partir de ese día, nadie pudo negar la crisis, pese a que en los meses anteriores muchos analistas y políticos habían negado la evidencia. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se enfrentaba a la reelección en ese momento y quería transmitir, a su manera, aquello de ‘España va bien’. Mientras el mundo financiero se asomaba al abismo, el Ejecutivo acuñó la expresión “rápida desaceleración” para describir la situación que estaba por venir. “No me parecía ir a las elecciones con la palabra ‘crisis”, confesó este año el que era el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes.

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