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Carlos Sainz, aquel niño que soñaba con ser Ari Vatanen y acertó "con la última bala" de Audi
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"MUY ORGULLOSO DE ESTA VICTORIA"

Carlos Sainz, aquel niño que soñaba con ser Ari Vatanen y acertó "con la última bala" de Audi

Sainz se mostraba particularmente orgulloso de haber logrado cuatro victorias con otros tantos fabricantes, un logro único en el Dakar, pero también una odisea técnica y deportiva

Foto: Carlos Sainz, cuatro veces campeón del Dakar. (EFE)
Carlos Sainz, cuatro veces campeón del Dakar. (EFE)

"Cuando era pequeño, veía en la televisión a pilotos como Ari Vatanen y ya entonces quería conducir como un piloto finlandés". Así contaba Carlos Sainz como se forjaba su vocación hacia los rallies y la competición desde la infancia. No solo logró ganar en 1990 el mítico Mil Lagos, coto vedado a cualquier piloto no nórdico. Quizás aquel niño nunca imaginaría que también igualaría a Vatanen en número de victorias en el Dakar.

Aunque Sainz ha ido más allá que su ídolo de la infancia. El finlandés ganó con la misma marca (Peugeot) mientras que el español hizo pleno con todas las que ha participado en el Dakar. Vatanen, Kankkunen, Biasion, Delecour y todos sus rivales en los rallies hace tiempo que se jubilaron. Sainz cedió el testigo a Sebastian Loeb en 2002 en Citröen cuando se retiró en el Mundial. Lucharon a brazo partido en este Dakar. Ganó el veterano.

Vencer con 61 años la carrera más dura del mundo, durante dos semanas… Es un nuevo récord de veteranía dakariana. Pero es que los dos anteriores también estaban en manos del español.

Sainz se ha adentrado así en un territorio al que ningún otro explorador deportivo ha llegado antes. Su cuarto triunfo en el Dakar ha roto todos los esquemas del deporte automovilístico. Con 60 años dejó el Dakar con dos vértebras rotas. Pudo haber colgado casco y guantes. ¿Por qué no despedirse, con la bolsa repleta de gloria deportiva? "Cuando uno persigue los sueños, aunque sean grandes, a veces se consiguen, y hoy se ha conseguido uno".

Transformar la realidad

Solo una desmesurada pasión por el pilotaje justifica tan incomprensiblemente dilatada trayectoria deportiva. Una máquina de carreras y su infinita capacidad de perfeccionamiento sirve a Sainz para canalizar su obsesiva atención al detalle y la mejora constante.

Sin olvidar el orgullo de quien no cede a la decadencia vital a base de marcarse nuevas metas permanentemente. Con una disciplina implacable y espartana para conseguirlas. Y, por qué no decirlo, quien no se resigna a pasar página y dejar de sentirse querido una y otra vez por los triunfos, y sigue soñando a lo grande.

Pero de entre las virtudes más destacadas de Sainz se eleva la capacidad para doblegar la realidad y las metas imposibles. Su experiencia con los fabricantes en el Dakar a los que ha dado la victoria lo confirman. De aquí que enfatizara el "orgullo ganar con cuatro marcas diferentes". Porque es consciente de la infinita carga de trabajo que han supuesto alcanzar esos cuatro triunfos.

"No es fácil para los mecánicos e ingenieros..."

"Carlos Sainz está increíblemente orientado hacia los objetivos, y trabaja de una forma increíblemente estructurada", explicaba el responsable Kriss Nissen, el entonces de responsable de Volkswagen Motorsport tras la primera victoria de Sainz en 2010. No fue el primer piloto en dar el triunfo a la marca alemana porque se fue por un barranco en 2009 cuando lideraba con media hora a falta de tres días para terminar. Las palabras de Nissen son un arquetipo que ilustran a la perfección la naturaleza de Sainz, aplicada al resto de sus proyectos dakarianos.

"Todo el mundo en el equipo le respeta por su naturaleza y resultados, aunque no es fácil para los mecánicos y los ingenieros ser permanentemente empujados hasta el límite de su rendimiento". Es otro de los rasgos de Sainz, un tormento de perfeccionismo para quienes con él trabajan. "Mi hermana dice que soy un pesao", te contará el protagonista para resumirlo.

"Escúchame, por favor"

Más tarde llegaría el turno de Peugeot. En 2014, Con su primera máquina, el 2008 DKR, el fabricante francés desarrolló un híbrido de buggie y 4x4, un engendro técnico que a Sainz no gustó desde el primer minuto. El español y Lucas Cruz terminaron dando vueltas de campana. Tal era el panorama que Sainz se planteó romper el contrato.

placeholder Sainz y Cruz lograron en 2010 la victoria con Volkswagen. (EFE)
Sainz y Cruz lograron en 2010 la victoria con Volkswagen. (EFE)

"Bruno, tú quieres ganar el Dakar, ¿verdad? Entonces escúchame por favor, déjame ayudarte". Literalmente, fueron las palabras que le dijo Sainz a Bruno Famin, responsable de Peugeot por aquel entonces (hoy dirige Alpine en la Fórmula 1). Los responsables técnicos del equipo escucharon y cambiaron el concepto de la montura.

En la sede de Peugeot Sport, Sainz mostraba orgulloso a un grupo de periodistas españoles el neumático diseñado específicamente para el 3008 DKR. "No es por ponerme medallas, pero ha supuesto decenas de llamadas y correos electrónicos de ida y vuelta con Michelin a Estados Unidos". Se ahorraron diez kilos por cada rueda. Peugeot ganó el Dakar con Peterhansel primero, y con Carlos Sainz en su última temporada, 2018. El español se convertía en el piloto más veterano en ganar el Dakar. Tenía 55 años.

"Si hubiéramos tenido a Carlos antes..."

"Trabajar con Carlos es algo precioso. Una de las cosas que aprendimos en el Dakar 2018 es que el coche no era rápido por la configuración del chasis". Sven Quandt era el responsable de X-Raid, el equipo de Mini en el Dakar. Se trataba del nuevo buggie de la marca.

placeholder En el último año de Peugeot en el Dakar, Sainz lograba su segundo triunfo. (EFE)
En el último año de Peugeot en el Dakar, Sainz lograba su segundo triunfo. (EFE)

"La primera vez que lo pilotó Carlos en mayo, configuró de tal manera la suspensión que hizo al coche un segundo más rápido en el mismo recorrido. Sabemos que si el año pasado Mini hubiera corrido el Dakar con un piloto con la experiencia de Carlos y esta suspensión, el resultado bien podría haber sido diferente", declaraba Quandt tras el primer años juntos en Mini. Una historia conocida de sus tiempos de Volkswagen cuando los pilotos eran Bruno Saby y Jutta Kleinsmidt. Sainz y Cruz ganaron el Dakar de 2020.

"Significa mucho para mí"

Pero ningún desafío como el de Audi y el RS Q e-tron, una máquina de complejidad increíble hasta para alguien tan mecánicamente versado como Sainz. Por tal razón, y por la trayectoria del coche aleman desde hace dos años, las señales indicaban que Audi dejaría el Dakar sin triunfar, la primera vez en su dilatada historia con proyectos deportivos en el automovilismo.

En un gesto de piloto consciente del valor de su máquina, Sainz besaba varias veces el capó de su Audi al terminar el Dakar. Del Panda de su adolescencia, al coche más sofisticado y complejo en el mundo de las carreras. Para quien lo ha vivido todo, era esta una victoria muy distinta a otras.

"Significa mucho para mí, y también hacer historia con este tipo de coche me alegro mucho por Audi. Era la última bala que teníamos, lo conseguimos, y estoy encantado y quiero agradecerles la confianza". Carlos Sainz no solo ha superado a su ídolo de la infancia. Ha ido infinitamente más allá.

"Cuando era pequeño, veía en la televisión a pilotos como Ari Vatanen y ya entonces quería conducir como un piloto finlandés". Así contaba Carlos Sainz como se forjaba su vocación hacia los rallies y la competición desde la infancia. No solo logró ganar en 1990 el mítico Mil Lagos, coto vedado a cualquier piloto no nórdico. Quizás aquel niño nunca imaginaría que también igualaría a Vatanen en número de victorias en el Dakar.

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