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¿Se imaginan que a Carlos Sainz le roban su Peugeot cuando va a ganar el Dakar?
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LA HISTORIA REAL QUE OCURRIÓ EN 1988

¿Se imaginan que a Carlos Sainz le roban su Peugeot cuando va a ganar el Dakar?

Con la victoria al alcance de la mano, en Bamako desapareció por la noche el Peugeot 405T de Ari Vatanen. Había sido robado y se pidió un rescate

Foto: Ari Vatanen fue protagonista en 1988, pero no por las razones que esperaba (Imago)
Ari Vatanen fue protagonista en 1988, pero no por las razones que esperaba (Imago)

Imaginen a Carlos Sainz, por ejemplo,comolíder del Dakar con su Peugeot 2008 DKG. O a Nani Roma, el ganador del año anterior, en idéntica situación.El segundo clasificado se encuentra a más de dos horas en la general, con solo cinco días para terminar la prueba, queestá prácticamente ganada. De repente, una mañana, al salir hacia la etapa, se encuentra que su coche ha desaparecido.

Ocurrió realmente, y fue en la edicion de 1988, en Bamako (Malí), con el equipo Peugeot y Ari Vatanen como protagonista.“Es parte del folklore del París-Dakar, y solo puede ocurrir en Africa”. El piloto finlandés, Jean Todt y el fabricante francés se encontraron ante uno de los episodios más singulares en la historia del Dakar. “La historia era increíble, como en una película”, recordaría el propio Vatanen. Su flamante,espectacular e inconfundiblePeugeot 405T había sido robado por la noche.

Campeón del mundo de rallys en 1981, el finlandés sufrió un brutal accidente en el rally de Argentina de 1985 que no le costó milagrosamente la vida,pero sí 18 meses de una cruel recuperación, depresión incluida ante la obsesión de haber recibido transfusiones de sangre con sida. Jean Todt, responsable de la marca francesa en el Mundial de Rallys, le prometió un vehículo para volver a competir si se recuperaba.

Vídeo: la subida de Vatanen aPikes Pike.

Todtcumplió su palabra. Peugeot dejó los rallies para participar en el Dakar y en 1987 Vatanen volvióa la competición después de su famosa subida a Pikes Pike.“Para mí es como volver a una nueva vida, porque ya lo había dado todo por perdido y terminado, sentí que se me había concebido una nueva vida”, recordaba Vatanen, quien finalmente logró la victoria en la prueba africana aquel año. En 1988, iba camino de su segundo triunfo, hasta quesu 405 Turbo 16desapareció aquella mañana de enero.

La edición de 1988 contabacon 17 etapas, pasaba por Barcelonay se recorrían620 kilómetros de media diarios, incluyendo los sectorescronometrados. Casi el 85% del recorrido era totalmente inédito. En solo un día, al intentar cruzar el Gran Erg Oriental en Argelia, abandonaron 166 participantes. Dos participantes (Kees Van Loevezjin y Patrik Canadó) habían fallecido en accidente antes de llegar aBamako, con cinco etapas para acabar la prueba. Se partía ese día hacia Kayes.

A Jean Todtlepasaron una llamada en su hotel. Al otro lado del teléfono le habló primero una persona, que a continuación le pasó el teléfono a otra. “Probablemente un europeo”, reconoció después el responsable del equipo Peugeot. Y ante la incredulidad del francés, recibió un mensaje: “Tenemos el coche de Vatanen, tiene que acudir en taxi a un punto determinado con 25 millones de francos si quiere recuperarlo…”.

¿Cómo era posible que se hubiera robado uncoche de carreras, totalmenteinconfundible, y que se supone debía estar vigilado? Enrealidad,la caravana del Dakar reposaba en un estadio de fútbol deBamako. “La gente entraba y salía libremente”, recordaba Vatanen,“ alas cuatro de la mañana mucha gente vio el coche rodar libremente, fuera del recinto”.Muchos interpretaron que se trataba de una prueba rutinaria más, ya que muchas veces se rodaban las monturas por la noche mientras los mecánicos trabajaban en su mantenimiento. Pero el coche estaba siendo robado.

Vídeo: así se vivió el robo del coche.

La historia planteaba todo tipo de interrogantes. ¿Cómo era posible que ladrones comunes fueran capaces de arrancar un sofisticado coche de carreras?Incluso un periodista italiano, al que el propio Vatanen criticó públicamente, escribió la historia de que había sido el propio equipo el que había hecho desaparecer al 405 para poder cambiar el motor, ya que esta averíahabría supuesto el abandono de la prueba. La realidad es que Vatanen no pudo presentarseen el punto de arrancada incluso después dela media hora preceptiva según el horario oficial, por lo que quedaba descalificado.

Lo que ocurrió después permanece en el misterio. Pocas horas después de conocerse la desaparición, el coche fue encontrado abandonadoen un descampado de Bamako. Nunca se supo quién lo había robadoniquién lo llevó hasta allí. Ni huellas dactilaresni sospechosos. Nada. Se rumoreó en su momentoque Peugeotefectivamente había pagado un rescate para recuperarlo.

Vatanen salió de todas formas a la carrera. Pero ante las protestas de los rivales, la FIA ordenó su descalificación, ganada finalmente también por el fabricante francés con Juha Kankkunen a los mandos. “Una gran historia para contar a mis nietos”, se consolaba el finlandés

Al año siguiente, Vatanen se resarció con una nuevavictoria en elDakar, también con otra historia ya legendaria en la prueba. El finlandés se encontró con un encarnizado rival en el seno de Peugeot, Jacky Icks,expiloto de Fórmula 1 y seis veces ganador en Le Mans. Paradetener la pugna deportiva que podía dar al traste con los intereses de Peugeot, Todt quisó imponer órdenes de equipo… lanzando una moneda al aire. Cara o cruz. Ganó Vatanen. "He ganado cuatro dakares y medio", recuerda respecto a aquella victoria perdida en 1988.Cosas que solo pueden ocurrir en el Dakar.

Imaginen a Carlos Sainz, por ejemplo,comolíder del Dakar con su Peugeot 2008 DKG. O a Nani Roma, el ganador del año anterior, en idéntica situación.El segundo clasificado se encuentra a más de dos horas en la general, con solo cinco días para terminar la prueba, queestá prácticamente ganada. De repente, una mañana, al salir hacia la etapa, se encuentra que su coche ha desaparecido.

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