Azpilicueta, el líder silencioso de la España de Luis Enrique que deja sin sitio a Carvajal

A un día del trascendental partido de octavos de final del Mundial de Qatar, César Azpilicueta es seria duda para jugar contra Marruecos. El lateral derecho del Chelsea salió sustituido al descanso en el encuentro contra Japón y podría no disputar el duelo de este martes. Además, todavía no se ha podido entrenar con el resto de sus compañeros. Su ausencia sería una baja muy dura para España, puesto que Azpilicueta es una pieza clave para Luis Enrique. Seguramente, el defensa más fiable junto a Aymeric Laporte. Un jugador que no acapara tantos focos mediáticos como otros futbolistas de más renombre, pero cuya ausencia daña terriblemente el sistema defensivo español por su rigor, concentración y desempeño. Es ahí, cuando no está, cuando de verdad se nota su calibre como defensor de élite.

Probablemente, no ayude que juegue en el Chelsea de la Premier League. Quizá tampoco que sea un líder silencioso. Azpilicueta trabaja para mejorar al resto y pasar desapercibido. Y lo consigue. De lo que no cabe duda es de que el rendimiento de España es muy superior cuando él está en el campo, por experiencia, fundamentos defensivos y jerarquía en la zaga. Desde que Azpilicueta entrase en los planes de Luis Enrique para disputar el último partido de la fase de grupos de la Eurocopa ante Eslovaquia, España ha mostrado otra piel competitiva en defensa siempre que él ha estado en el campo y ha amortiguado la falta de contundencia en área propia. No es casualidad.

Hay un dato paradigmático de la fortaleza defensiva de España con el defensor navarro sobre el campo. Tal y como publicara el experto en datos de la Cadena SER Pedro Martín, el saldo goleador de la Selección de Luis Enrique en el campo durante este Mundial de Qatar es de un 8-0 favorable y de un 1-3 en contra. Una diferencia abismal para un equipo que ha pecado de falta de contundencia en las dos áreas a lo largo de toda la era Luis Enrique. No encajar es vital para ganar el Mundial y España no se puede permitir tantos desajustes defensivos.

Es cierto que no se puede culpar a Dani Carvajal de los dos goles encajados contra Japón ni del sufrido contra Alemania, donde los dos primeros vinieron por la banda izquierda de Alejandro Balde con la colaboración inestimable de Unai Simón y el otro, tras un grave error en salida de balón. Pero también es cierto que con él en el campo, España está más segura que con Carvajal. Y que Carvajal sufrió de lo lindo en ambos partidos, superado por la velocidad del rival. La carrera codo con codo con Karou Mitoma, donde Carvajal tenía tres metros de ventaja en el autopase imposible del jugador japonés, acabó con el atacante del Brighton ganando la acción y poniendo un centro lateral que Asano no envió al fondo de la red por muy poco.

La clave en defensa

El zaguero, pretendido por el Barça este verano, elevó el nivel defensivo general de España en la pasada Eurocopa y en este Mundial está haciendo lo mismo. Aporta dentro del césped y fuera. Lo explicaba él mismo hace una semana en rueda de prensa. "Nosotros intentamos aportar cosas que jugadores de 18-19 años no han conocido. Luego ves el desparpajo de Gavi cuando llegó a la Nations League y yo con 17 años no tenía ese atrevimiento. Cada uno tenemos que aportar lo que podamos, porque mis últimas dos experiencias en un Mundial no fueron como había soñado".

Lo que obtiene Luis Enrique con Azpilicueta es un líder sobre el césped a sus 33 años. España tiene talento, proyección y calidad. Un futuro espléndido. Pero ahora también le falta el tiempo suficiente para que salgan nuevos jerarcas como los que tenía en el pasado y no hay margen para el fallo. España es la tercera selección más joven de este Mundial de Qatar y solo 6/26 futbolistas que componen la lista definitiva habían jugado antes un torneo de este tipo. Conviene no olvidarlo. Azpilicueta no luce el brazalete en el brazo, pero es como si lo llevara. Su importancia va más allá de su excelso rendimiento en la Selección en el verde.

Es muy probable que Luis Enrique trate de presentar un equipo titular lo más parecido posible al que vimos contra Costa Rica, donde la Selección alcanzó el éxtasis en un partido tan completo que fue perfecto. Hubo determinación, vigilancias defensivas, cero despistes y un puño de hierro en el área rival, sin noticias del adversario en la propia. Azpilicueta fue el cierre junto a Laporte y Rodri Hernández.

El elemento que permitió a Luis Enrique desatar a Jordi Alba por la banda izquierda y aportar la seguridad defensiva necesaria para tener un equipo redondo y equilibrado. Ante Japón, se incorporó con éxito para dar la asistencia del 1-0 a Álvaro Morata en un centro preciso. Conseguir que César Azpilicueta llegase en plena forma al partido contra Marruecos, una selección con potencial al contragolpe, a la que le encanta correr con Achraf Hakimi, Mazrazoui, En-Nesyri y Ziyech y que también tiene capacidad para dañar a balón parado, sería el primer paso para estar en cuartos de final.