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Nayim: "Johan Cruyff me tachó de fiestero y de juerguista, pero yo ni salía ni bebía"
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ENTREVISTA AL ÍDOLO DE ZARAGOZA

Nayim: "Johan Cruyff me tachó de fiestero y de juerguista, pero yo ni salía ni bebía"

Llegó a Barcelona desde su Ceuta natal a los 15 años y luego emigró a Londres. Allí se convirtió en el primer español en jugar en la Premier antes de pasar a la eternidad en Zaragoza

Foto: Nayim sigue siendo héroe en Záragoza. (EFE/Javier Cebollada)
Nayim sigue siendo héroe en Záragoza. (EFE/Javier Cebollada)

Nayim (Ceuta, 1966) no necesita carta de presentación en Zaragoza, ciudad en la que siempre será eterno tras el gol al Arsenal en la final de la Recopa de Europa de 1995 (2-1). Pero su carrera, cargada de adversidades en sus inicios, fue mucho más que eso.

Emigró desde Ceuta a Barcelona a los 15 años para vivir en La Masía con el sueño de jugar en el Barça. Lo logró con Terry Venables a pesar de haberse roto el ligamento cruzado en su etapa formativa. Luego, cuando tocó el momento de consagrarse, los planes de Johan Cruyff fueron otros.

Los equipos tienen muchísima capacidad económica para fichar a buenos jugadores

El ceutí cogió su maleta y se marchó a Londres, convirtiéndose en el pionero español en la Premier League. Llegó sin aprender inglés, pero en cuatro meses ya lo hablaba casi a la perfección. El clima y el proyecto del Zaragoza lo hicieron regresar a España, donde demostró que estaba capacitado para jugar. Ahora escribe un artículo a la semana sobre el Zaragoza en Marca y ve mucho fútbol, además de mantener su educación de entonces. Hasta el punto de llamar al periodista por su nombre.

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PREGUNTA. Ahora van muchos futbolistas españoles a la Premier, pero usted fue el pionero.

RESPUESTA. Esa fue una de las casualidades de mi vida. Fui el primer español en la Premier League y fue todo un orgullo. Es impresionante la evolución que ha tenido para bien el torneo. Los equipos tienen muchísima capacidad económica para fichar a buenos jugadores. Eso habla muy bien de ellos.

P. ¿Por qué eligió la Premier cuando no había precedentes?

R. Fueron las circunstancias. Yo debuté en el Barcelona con Terry Venables, que se marchó al Tottenham. Luego llegó Johan Cruyff, que no contó conmigo. Cuando Terry se enteró, me llamó para decirme que me marchara a Londres. No lo dudé, porque un futbolista tiene que ir donde lo quieren.

P. ¿Se miraba con recelo a los extranjeros en ese fútbol inglés?

R. Sí. En ese momento, apenas había jugadores foráneos en la Premier. Ten en cuenta que solo se permitían tres por equipo. Además, la Premier no tenía la capacidad económica para realizar grandes operaciones.

P. ¿Notó mucha diferencia entre el fútbol español y el inglés?

R. Sí, especialmente en el ritmo. Ahora se ha igualado bastante por las nuevas metodologías que se han aplicado en la preparación física. En los 80 se jugaba con menos ritmo en España y allí era brutal. Como los campos no estaban como ahora, se jugaba el típico fútbol británico: balón largo a un delantero muy alto y a la segunda jugada. Sin embargo, había algunos equipos que intentaban salir con el balón desde atrás, como el Tottenham.

P. ¿Qué papel jugó Terry Venables en su carrera?

R. Fundamental y básico. Él me dio la oportunidad de estrenarme en el primer equipo del Barcelona de manera oficial, aunque antes ya había entrenado con César Luis Menotti. Luego me llamó cuando Cruyff no confiaba en mí y se la jugó.

P. ¿Qué tal con Menotti?

R. Fue un entrenador que cambió la mentalidad. Lo primero que hizo fue cambiar el horario de entrenamiento, que pasó a ser por la tarde. Él decía que teníamos que entrenarnos a esa hora, porque era la misma hora a la que se jugaban los partidos. También varió la forma de entrenar: le restó tiempo al físico y se lo añadió a los ejercicios con balón. Eso fue una anomalía, ya que en las pretemporadas estábamos acostumbrados solo a correr.

placeholder Nayim entrenó con Menotti en Barcelona. (Getty/Ricardo Ceppi)
Nayim entrenó con Menotti en Barcelona. (Getty/Ricardo Ceppi)

P. Imagino que para un futbolista técnico como usted serían un placer esos entrenamientos.

R. Sin duda. No solo por mis cualidades, porque a cualquier jugador le gusta entrenar con balón. Fue algo innovador y que me encantó. El calentamiento con Menotti era un rondo de unos 15 o 20 minutos. Es algo que en la actualidad está bastante implantado. César era un adelantado.

P. ¿Cómo fue la adaptación a Londres?

R. Fue más fácil que el paso de Ceuta a Barcelona. Yo tenía 21 cuando me fui a Londres y había vivido solo desde los 15. Me formaron bastante bien en La Masía en todos los sentidos. Lo único que me resultó complicado fue el inglés, pero no tardé mucho en aprenderlo a pesar de que llegué sin hablar nada. Ese cambio no fue tan brusco como cuando llegué a la Ciudad Condal.

P. ¿Le ayudó el club de alguna manera a aprender el inglés?

R. Me pusieron un profesor, pero me duró poco porque aprendía más, y mejor, con mis compañeros. Aunque me equivocaba muchísimo al principio, lo seguía intentado. Eso es lo más importante. En tres o cuatro meses me manejaba bien tanto dentro como fuera del terreno de juego.

P. Usted tenía contrato como futbolista, pero también hizo de chófer.

R. (Risas). En las cenas que tenía con los compañeros, ellos sabían que yo no bebía porque soy musulmán. Por eso llevaba yo mi coche cuando salíamos. Los recogía y los llevaba luego a sus casas. La cultura inglesas es así: suelen beber cuando salen. No me importaba en absoluto hacerlo.

P. Coincidió con Paul Gascoigne. ¿Ha sido el Mágico González inglés?

R. ¿A qué te refieres?

placeholder Gascoigne fue compañero de Nayim en el Tottenham. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Gascoigne fue compañero de Nayim en el Tottenham. (Reuters/Marcelo del Pozo)

P. Por su calidad futbolística y vida bohemio.

R. En ese sentido sí. Es el mejor futbolista con el que he jugado. Él tenía un talento espectacular, capaz de ganar partidos él solo, como también hacía Mágico. Las comparaciones no me gustan. González era un artista espectacular, pero también lo fue Paul. Las vidas privadas de cada uno no fueron las adecuadas para un profesional del fútbol. Fue una pena, porque no disfrutamos de dos grandes jugadores por más tiempo. La gente se equivoca y eso es lo que le pasó a Gascoigne en su vida privada. Eso sí, es una persona increíble, pero que estuvo rodeada de malas influencias.

P. ¿Intentaron convencer a Gascoigne para que cambiara de hábitos?

R. Sí, sí, todos intentábamos ayudarle. Cuando me vine al Zaragoza, había fichado por la Lazio. Lo aconsejamos en lo que pudimos, porque era un buen compañero y una gran persona. Pero se equivocaba en sus hábitos fuera del fútbol. Era el mejor futbolista que teníamos y el que nos hacía ganar los partidos.

P. Imagino que habrá anécdotas con él para escribir un libro.

R. Él le compró una caravana a su padre y algunas veces venía a la ciudad deportiva con ella. Allí había un señor mayor, aficionado del club, que era amigo nuestro porque venía a vernos entrenar muchísimas veces. Gascoigne le dijo que se subiera a la baca de la caravana, que allí tenía una raqueta. Cuando se subió, arrancó y lo paseó por todo Londres. De estas hay bastantes. Siempre intentaba bromear.

P. ¿Sufrió usted alguna?

R. Cinco jugadores, los fichajes de ese años, vivimos en un hotel los primeros meses en Londres. Él y yo fichamos el mismo año, así que hicimos mucha vida juntos durante ese tiempo. Comíamos y cenábamos juntos, pero yo apenas sabía inglés como te he dicho. Él se reía de mí porque yo no entendía nada. Yo me acercaba al camarero a pedirle comida tras haberle preguntado a Paul cómo tenía que decírselo. Y el camarero se empezaba a reír, porque resulta que lo estaba insultando (risas).

P. ¿Aquella experiencia en Londres fue lo más parecido a un Erasmus?

R. Sin duda. Fue una experiencia que aconsejo a todos. Primero, por el idioma, que aprendes uno que es universal. Además, por el prestigio que siempre ha tenido el fútbol inglés. Jugar en esa Liga y competir en un equipo tan importante como el Tottenham fue un privilegio.

placeholder Lineker marcó goles tanto en el Barcelona como en el Tottenham. (Reuters/Vincent West)
Lineker marcó goles tanto en el Barcelona como en el Tottenham. (Reuters/Vincent West)

P. Joaquín dijo que no se veía en Londres, cuando lo quiso el Chelsea, porque "a las cuatro de la tarde es de noche". ¿Verdadero o falso?

R. Verdadero. En invierno se hace de noche muy pronto y el clima no es, en absoluto, el de España. Yo estuve cinco temporadas y regresé por el tiempo. Le doy toda la razón a Joaquín en ese sentido. Eso sí, el fútbol inglés es espectacular por el ambiente y el nivel de la Liga. Hay 2.000 o 3.000 aficionados que te acompañan cuando juegas fuera de casa.

P. También coincidió con Gary Lineker. ¿Es el Jorge Valdano del fútbol inglés?

R. Sí, siempre ha sido un jugador muy educado y respetado. En toda su carrera apenas le sacaron tarjetas. Sabe muchísimo de fútbol, porque, además, fue máximo goleador de un Mundial, jugó en el Barça… A veces veo sus programas y es muy bueno en eso también.

P. ¿Por qué cree que no encajó bien en el Barça de Cruyff?

R. Porque era un delantero centro puro, un goleador. Él me decía que solo quería marcar goles, que esa era su vida. Cruyff lo colocó de extremo y ahí no era tan efectivo. Entonces decidió regresar a Inglaterra, porque no estaba a gusto en esa posición. Fue un futbolista excepcional en todos los equipos que los jugó.

P. Usted llegó en octubre de 1988 a Londres, pero no debutó hasta febrero por un problema con el permiso de trabajo. ¿Qué ocurrió?

R. Para ir a una Liga extranjera a jugar, te daban el permiso de trabajo automáticamente si habías jugado en la Selección absoluta. Pero yo solo lo había hecho hasta la sub-21. Los papeles fueron despacio, ya sabes que las cosas de palacio van despacio. Así que tuve que esperar hasta febrero para debutar con el primer equipo, porque al menos me dejaban jugar con el filial. Eso me ayudó a mantenerme en forma.

P. De Londres se fue a Zaragoza. Sorprende porque usted era titular indiscutible, pero antes me ha dicho que fue por el clima.

R. Sí, sí, totalmente. Otra razón fue las ganas que tenía de demostrar que podía triunfar en el fútbol español. Me ofrecieron tres años más de contrato en el Tottenham con una subida de sueldo, pero decidí volver a España. Luego influyó que me lo pidió un amigo como Víctor Muñoz, al que conocí en el Barça.

P. En España, su objetivo era triunfar en el Barça, pero los planes de Cruyff eran otros. ¿Le dolió que no le diera una oportunidad?

R. Sí. Mi sueño era triunfar en el Barcelona, o al menos jugar allí durante muchos años. Yo me sentía capacitado para ello, pero al final son decisiones que toman los entrenadores. Aunque Cruyff me tachó de fiestero y de juerguista, no era cierto porque yo ni salía ni bebía. Me puso esa excusa tras regresar de mi primer año en el Tottenham, equipo al que primero me fui cedido. Fue un mal detalle por su parte, porque solo tenía que decirme que no contaba conmigo.

placeholder Cruyff no le dio una oportunidad a Nayim. (EFE/Enric Fontcuberta)
Cruyff no le dio una oportunidad a Nayim. (EFE/Enric Fontcuberta)

P. Sorprende esto, porque usted era un futbolista técnico, el tipo de jugadores que le gustaban a Cruyff.

R. Es lo mismo que pienso yo y que pensó muchísima gente. Cruyff no me dio siquiera la oportunidad de fracasar. Cuando hay un futbolista que es de tu cuerda, deja que al menos lo intente.

P. ¿Cómo fue para un chaval como usted aterrizar en un vestuario lleno de egos como el del Barça?

R. Esos jugadores eran mis ídolos, a los que veía desde mi época de juvenil. Llegué con la humildad que debe ir un canterano cuando llega a la élite para aprender al máximo de ellos.

P. Usted se rompió el ligamento cruzado antes de debutar en Primera. ¿Cómo fue esa recuperación?

R. Trabajé durísimo, mañanas y tardes. Fui muchísimo al gimnasio para fortalece el músculo y también pasé mucho tiempo con los fisios. En el club se portaron conmigo de manera espectacular durante todo ese tiempo. Por mucho que te esfuerces en la recuperación, no vuelves a ser el mismo porque no tienes la misma confianza que antes. Tras esa lesión, tuve que hacer pesas antes y después de los entrenamientos durante toda mi carrera para que mi rodilla aguantara.

P. Llegó a La Masía con 15 años. ¿Qué tal la vida allí?

R. Quizá no teníamos los lujos que tienen ahora, pero para mí era un lujo estar allí. Llegar a Barcelona para vivir esa experiencia, con chavales que tienen el mismo sueño que tú, fue espectacular. Yo abría la ventana de mi litera y veía el Camp Nou. Y soñaba con jugar ahí algún día. Me enseñaron unos valores que mantengo desde entonces.

P. ¿Eran muy exigentes en el tema educativo?

R. Sí, sí, era primordial. Te exigían unas notas, porque primero formaban personas antes que futbolistas. Es algo que va de la mano, pero ten en cuenta que solo llegaba dos o tres de miles de chavales que pasan por allí. Es fundamental tener otro plan.

placeholder El gol de Nayim ha llegado en forma de maqueta. (EFE/Javier Lizón)
El gol de Nayim ha llegado en forma de maqueta. (EFE/Javier Lizón)

P. Usted se crio en Ceuta. ¿Hay demasiados prejuicios con la ciudad?

R. No, no. Ceuta es una ciudad ejemplar por cómo se convive entre cuatro culturas. Siempre hay alguna minoría que no es capaz de convivir, pero eso ocurre en todas las ciudades. Ceuta es un ejemplo de respeto a las creencias y a las culturas; es una ciudad maravillosa para vivir.

P. A Ceuta se la relaciona con la delincuencia. ¿Cuánto hay de verdad y de leyenda en eso?

R. Es todo leyenda, porque hay más delincuencia en otras ciudades. En Ceuta apenas hay. Cada vez que sale una noticia de ese tipo nos perjudica.

P. ¿Había mucho racismo en la España de los 80 hacia los musulmanes?

R. Siempre hay minorías que hacen más ruido que la mayoría. Yo nací en Ceuta, igual que mis padres, y he convivido allí sin ningún problema. Además, tengo muchísimos amigos cristianos allí y la convivencia siempre ha sido buena.

P. ¿Sufrió algún tipo de discriminación racista en un vestuario?

R. Nunca, todo lo contrario. Los compañeros que no sabían de mi cultura y de mi religión se acercaban a preguntarme. Eran gente que tenían inquietudes y ganas de comprender al otro, igual que me ocurría a mí. Pero no tuve jamás problemas, tampoco con las comidas. En La Masía, de hecho, yo tenía otro menú.

P. ¿Está un poco cansado de que le pregunten por el gol al Arsenal con el Zaragoza?

R. No, no, porque uno no se cansa de lo bueno. Esa fue una parte espectacular de mi vida. Y es bonito recordar un momento que hizo feliz a tanta gente.

P. ¿Le paran solo los mayores por Zaragoza para enseñarle el gol o también los jóvenes?

R. Es increíble, pero sucede en ambos por igual. Imagino que los padres son los que les hablan a los chavales y ellos me conocen de haberlo buscado en internet.

Nayim (Ceuta, 1966) no necesita carta de presentación en Zaragoza, ciudad en la que siempre será eterno tras el gol al Arsenal en la final de la Recopa de Europa de 1995 (2-1). Pero su carrera, cargada de adversidades en sus inicios, fue mucho más que eso.

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