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Al Madrid se le olvida jugar bien, incluso con la segunda línea, pero le vale para ganar
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asensio volvió a marcar tras casi dos meses

Al Madrid se le olvida jugar bien, incluso con la segunda línea, pero le vale para ganar

Zidane volvió a juntar en el once inicial a cinco centrocampistas muy creativos, pero no consiguió recuperar ese buen juego que ofrecían los suplentes de la temporada pasada

Foto: Asensio agradece a Isco su gran asistencia de gol. (Cordon Press)
Asensio agradece a Isco su gran asistencia de gol. (Cordon Press)

Ganó el Madrid (3-0), pero no gustó a nadie. La victoria blanca se gestó en dos goles que fueron regalos visitantes. Asensio volvió a surgir como adalid, pero sin la brillantez de otros días, eso sí. El mallorquín puso un excelente centro a la salida de un córner en corto y Ramos no celebró el gol, pues el que había rematado hacia su propia portería era Paulo Oliveira. Menos de diez minutos después, un sensacional pase de Isco fue rematado por Marco a la red. El balón cruzó entre las piernas de un central, lo justo para que Dmitrovic no viera que la trayectoria dirigía la pelota justo hacia su cuerpo, no lo pudo evitar y se coló. Sin emoción, sin velocidad y sin gracia, prácticamente, mandaba el Madrid y así siguió hasta casi el final.

No muchos meses atrás, el Real Madrid se situaba sobre el campo en disposición similar a la que utilizó contra el Eibar. Un portero, cuatro defensas, cinco centrocampistas de mucha calidad, y un delantero. Cuando jugaba así, jugaba mejor que nunca. En la alineación formaban futbolistas que no eran habituales titulares, por lo que cuando tenían esa oportunidad de ser importantes, la asían con un ahínco que hoy en día no se aprecia. Cierto que ya no están James y Morata y que Kovacic guarda reposo, pero lo que queda en la alineación, no del todo cambiada con respecto a lo indiscutible, sigue siendo de lo más prometedora en cuestión de calidad de juego.

Con Isco, Modric, Ceballos y Asensio en el medio, Zidane acumulaba calidad en la creación y definición del juego del Real Madrid, precisamente el aspecto que más estaba costando explotar en este inicio de temporada, después del éxito abrumador de los primeros compromisos oficiales. Con ellos, se vislumbraba un encuentro muy sencillo de dominar desde el balón, acumulando volumen de juego en zonas de peligro y evitando a la vez que el Eibar pudiera disfrutar de la posesión y crear peligro. El resultado podría hacer creer que así sucedió, pero no fue así en absoluto.

placeholder Marcelo anotó el mejor gol de la noche. (EFE)
Marcelo anotó el mejor gol de la noche. (EFE)

El Eibar, buen equipo serio y trabajado desde hace años por José Luis Mendilibar, está atravesando un momento valle en su desarrollo futbolístico que le está colocando en posiciones peligrosas. No hizo un mal partido en el Bernabéu, lo cual siempre suele concluir en derrota (efectivamente), pero se contagió hasta la médula del ritmo parsimonioso de un Madrid rácano y cansino. La sensación de que al Madrid no le hizo falta correr en ningún momento para meterle tres al Eibar y no sufrir atrás se prolongó desde el primer minuto hasta el último. Tuvo momentos de lucidez, el más grande, a la altura de lo mejor de la temporada, fue la jugada del tercer gol entre Theo, Marcelo y Benzema, los dos últimos, incorporaciones en el segundo tiempo. Una combinación rápida, ágil y elegante (siempre es así si aparece Benzema) que remató el brasileño.

Y es que cuando el Madrid corría, mejor dicho, cuando el balón corría entre las piernas precisas de los jugadores merengues, el Eibar se veía fácilmente superado. Simplemente no hubo constancia alguna. Siempre que la tocaba Isco con electricidad había luz en Chamartín, pero no pasó más que en momentos esporádicos, al igual que las participaciones de Asensio. Ceballos, más dedicado a funciones de pura creación a la altura de Modric, no supo resultar determinante. Y lo que resultó mucho más preocupante que cualquier otra cosa, es que Cristiano no hizo casi nada. Con tanto talento que tenía a su alrededor, se sintió una isla en el centro de la defensa eibarresa, y sin el más mínimo acierto de cara a puerta.

No funcionó el Eibar posteriormente. No cabe duda de que no preveían tener tanta posesión en casa del campeón y puede que por ello no tuvieran claro qué hacer con el esférico cuando lo tenían en su poder. Se situó en muchísimas ocasiones en los alrededores de la meta de Casilla y no hubo mayor peligro que un penalti no pitado de Casemiro a Inui. Charles siempre eligió mal, Inui estaba desacertado y la segunda línea tampoco remató. No hubo manera de hacer daño a un Madrid que solo gana en su hogar si no recibe gol.

Ficha técnica

3.- Real Madrid: Casilla; Nacho, Varane, Ramos, Theo; Casemiro, Modric, Dani Ceballos (Marcelo, min. 71), Isco (Lucas Vázquez, min. 71); Cristiano y Asensio (Benzema, min. 64).

0.- Eibar: Dmitrovic; Capa (Rubén Peña, min. 73), Paulo Oliveira, Lombán, José Ángel; Arbilla, Rivera, Escalante (Sergi Enrich, min. 79), Jordán; Charles (Kike García, min. 63) e Inui.

Goles: 1-0, min. 18: Paulo Oliveira, en propia meta; 2-0, min. 28: Asensio; 3-0, min. 82: Marcelo

Árbitro: Álvarez Izquierdo (Comité Catalán). Mostró cartulina amarilla a Casemiro (min. 23) por parte del Real Madrid y a Charles (min, 23) por parte del Eibar.

Incidencias: partido correspondiente a la novena jornada de LaLiga Santander disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 66.781 espectadores.

Ganó el Madrid (3-0), pero no gustó a nadie. La victoria blanca se gestó en dos goles que fueron regalos visitantes. Asensio volvió a surgir como adalid, pero sin la brillantez de otros días, eso sí. El mallorquín puso un excelente centro a la salida de un córner en corto y Ramos no celebró el gol, pues el que había rematado hacia su propia portería era Paulo Oliveira. Menos de diez minutos después, un sensacional pase de Isco fue rematado por Marco a la red. El balón cruzó entre las piernas de un central, lo justo para que Dmitrovic no viera que la trayectoria dirigía la pelota justo hacia su cuerpo, no lo pudo evitar y se coló. Sin emoción, sin velocidad y sin gracia, prácticamente, mandaba el Madrid y así siguió hasta casi el final.

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