De la Fuente debería estar muy preocupado: estos son los motivos para dudar de España
La Selección sufrió su primera derrota en Escocia tras un partido desastroso con dos graves fallos individuales. El equipo colapsó en la segunda parte y los cambios empeoraron a España
España perpetró uno de sus peores partidos en el césped de Hampden Park (2-0) desde... Marruecos en el Mundial de Qatar. El equipo de Luis de la Fuente, cuyo técnico ha tratado de separarse de Luis Enrique al máximo en todos los aspectos posibles (relación con los medios de comunicación, sistema táctico, convocatorias...), fue un fiel reflejo de su antecesor en el cargo. Con un mal planteamiento, repitiendo vicios estructurales, empeorando en conceptos básicos como la posesión de la pelota y la presión tras pérdida y aderezando el desastre con una dirección de campo que provocó que la Selección languideciera y lanzara a la basura la segunda parte. No hubo Plan B, ni el A funcionó. La derrota fue clara y merecida. A cambio queda un poso de equipo roto y frágil. Y dudas, muchas dudas.
Tampoco hubo ni un atisbo de reacción ni en el marcador ni en el juego tras el 2-0. España colapsó igual que en Qatar, esta vez contra un equipo mucho más débil. La sensación fue de un equipo sin alma, talento ni carácter. ¿Hay motivos para estar preocupados? Sí y muchos. El 3-0 logrado contra Noruega destacó por lo abultado en el marcador y por las ganas generalizadas de pintar de rosa la atmósfera. Lo cierto es que España, a pesar de jugar en casa contra una selección sin su mayor estrella, Erling Haaland, dejó momentos de bloqueo ofensivo, mala colocación defensiva en el repliegue y la presión y falta de inspiración individual. El 2-0 escocés es más cercano a la realidad actual de España, que va a sufrir para igualar los logros de Luis Enrique a pesar de su abrupto final al frente de la Selección.
Contra Escocia, en un contexto de partido radicalmente distinto donde todo fue en contra y no hubo ni gol caído del cielo ni aparición estelar de Joselu como ante los nórdicos, España fue un equipo mediocre. El error de Pedro Porro disparó la ansiedad española y se pudo pasar del 2-0 en tiempo récord al 1-1 de Joselu. Pero el delantero del Espanyol estrelló la pelota en el palo. El 2-0 al inicio de la segunda parte propiciado por un doble error de Carvajal (en el pase y en la recuperación) cortocircuitó a España, que solo nadó a contracorriente gracias a las aventuras individuales de Nico Williams. La reacción y rebeldía brilló por su ausencia.
El palo de De la Fuente que ahora se tiene que tragar
Nada más terminar el encuentro, Rodrigo Hernández atendió a RTVE para analizar lo sucedido en el terreno de juego. "Ellos han metido las dos que han tenido y nosotros lo hemos intentado. Hemos tenido bastantes ocasiones y muy claras, sobre todo en la primera parte. Hay que mejorar, los despistes cuestan caros ante estos equipos. La sensación es de un día que lo haces bien, pero no termina de entrar y a ellos les ha ido todo de cara", explicó. Preguntado sobre las posibles dudas, Rodri negó ese sentimiento: "Para nada, no queramos empezar ya con las dudas, por favor. Estamos trabajando y se han hecho muchas cosas bien. Cuenta el marcador, pero tenemos que arreglar esos despistes que nos han penalizado y es una labor colectiva, todos ganamos y todos perdemos", zanjó el centrocampista.
En una línea similar se movió De la Fuente: "No me muevo ni un centímetro de la idea que traslado a los jugadores", subrayó. "Hemos hecho cosas bien, suficientes para haber tenido otro resultado y meternos en el partido. Me quedo con esas cosas positivas, hay que mejorar mucho y estoy encantado con la actitud de los jugadores. Hemos intentado todo lo ensayado, pero no ha salido". Mikel Merino coincidiría: "Hoy hemos dado una buena imagen, en la primera parte hemos dado señas de lo que queremos conseguir. Ellos nos lo han puesto difícil, hemos tenido ocasiones bastante claras y bueno, sabiendo que ellos iban a aprovechar las transiciones, han tenido la fortuna de encontrar los goles", sentenció.
La sensación en la expedición española es que se había hecho un buen trabajo y que el resultado era injusto. Hasta que España se había merecido más y solo esos dos errores habían saboteado el plan del seleccionador. Si bien es cierto que los dos tantos tuvieron un impacto psicológico enorme y vinieron de fallos individuales, el bagaje general es de suspenso claro. No se puede maquillar la realidad y pensar que la Selección puede rescatar conclusiones positivas tras estos dos partidos. Solo se disparó una vez entre los tres palos en toda la segunda parte a pesar de la necesidad de remontar el partido en Escocia. No hubo líderes, centro del campo, defensa sólida o laterales que sumaran en ataque. Los extremos (Oyarzabal y Pino) fueron trasparentes. Aspas y Carvajal empeoraron al equipo.
Hace unos meses, el actual seleccionador nacional afirmó en Cadena Ser que, aunque "no hay un problema con el estilo", avanzó que "todo es susceptible de evolucionar porque hasta el tiki-taka tiene una connotación negativa". El seleccionador recalcó que al fútbol asociativo hay que darle otros matices: "Hay que dotarlo de profundidad, remate y finalización. El fútbol de Luis Enrique es excepcional, pero quiero otros matices", comentó. El partido de España en Escocia no tuvo matices. El Plan A nadie sabe cuál fue y el Plan B fue inexistente. Ni profundidad, remate ni finalización. Fue plano y vulgar y tiró por tierra lo (poco) construido contra Noruega. De la Fuente necesita tiempo, pero lo visto hasta ahora solo genera incógnitas y levanta cejas. Nos vemos en junio.
España perpetró uno de sus peores partidos en el césped de Hampden Park (2-0) desde... Marruecos en el Mundial de Qatar. El equipo de Luis de la Fuente, cuyo técnico ha tratado de separarse de Luis Enrique al máximo en todos los aspectos posibles (relación con los medios de comunicación, sistema táctico, convocatorias...), fue un fiel reflejo de su antecesor en el cargo. Con un mal planteamiento, repitiendo vicios estructurales, empeorando en conceptos básicos como la posesión de la pelota y la presión tras pérdida y aderezando el desastre con una dirección de campo que provocó que la Selección languideciera y lanzara a la basura la segunda parte. No hubo Plan B, ni el A funcionó. La derrota fue clara y merecida. A cambio queda un poso de equipo roto y frágil. Y dudas, muchas dudas.
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