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Pablo Ibáñez envía a Osasuna a la final de la Copa del Rey con una volea histórica (1-1)
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El Athletic, eliminado en casa

Pablo Ibáñez envía a Osasuna a la final de la Copa del Rey con una volea histórica (1-1)

El conjunto navarro sobrevivió al infierno de San Mamés gracias a las paradas de Sergio Herrera. Iñaki Williams forzó la prórroga para el Athletic, pero la falta de gol condenó a los de Valverde

Foto: Una volea extraordinaria. (EFE/Miguel Toña)
Una volea extraordinaria. (EFE/Miguel Toña)

Osasuna resistió en el abismo de San Mamés para alcanzar la segunda final de la Copa del Rey de su historia (1-1). Lo hizo gracias a una volea en la prórroga marcada a fuego en la retina de los aficionados del club navarro, cuando Pablo Ibáñez conectó con el centro milimétrico de Jon Moncayola desde la derecha para silenciar San Mamés. Una acción que nunca olvidará el canterano rojillo, ni tampoco Oier Zárraga, autor del error en la salida de balón. Antes, el Athletic Club tuvo las ocasiones más claras del encuentro. Iñaki Williams logró adelantar al equipo de Ernesto Valverde en la primera parte con un gol de córner y forzar la prórroga. Su hermano, Nico Williams, tuvo dos oportunidades a puerta vacía. El Athletic Club fue superior y solo la actuación bajo palos de Sergio Herrera, y la falta de puntería, evitó el pase del equipo vasco a la final. En el 116, Pablo Ibáñez castigó la ausencia de determinación local y envió a Osasuna a la final. Barça o Real Madrid acompañarán a los de Jagoba Arrasate.

Con más de 10 minutos de retraso por la tardía llegada del autobús navarro a un San Mamés donde no cabía un alfiler, empezó la vuelta de las semifinales de Copa del Rey en Bilbao. El guion estaba claro. El Athletic Club salió a morder desde el minuto uno contra un Osasuna parapetado en las faldas de Sergio Herrera y con el resultado de la ida (1-0) entre ceja y ceja. Sin embargo, la cascada de ocasiones tardó un poco en llegar y cuando empezó, ya no paró. Sería Gorka Guruzeta quien, tras colarse entre los dos centrales navarros, logaría tocar con lo justo la pelota para que el guardameta de Osasuna evitara el primero. Sergio Herrera sería el mejor jugador rojillo en el primer tiempo, pero no podría evitar el tanto local de Iñaki Williams.

placeholder Los hermanos Williams celebran el primer tanto. (EFE/Miguel Toña)
Los hermanos Williams celebran el primer tanto. (EFE/Miguel Toña)

Con un 4-4-2 clásico, Jagoba Arrasate quería un Osasuna compacto y con velocidad al contragolpe. Los navarros encontraron espacio al contragolpe entre conducciones de Moncayola y Abde y los desmarques en largo de Kike García y Rubén García. Le faltó calidad al conjunto pamplonica para crear peligro real, puesto que las llegadas carecían de colmillo en el último tercio. El dominio era de los de Ernesto Valverde, que volcaron el campo hacia el costado izquierdo de su elemento más incontrolable: Nico Williams. Con Guruzeta viniendo a recibir, los Williams tenían la tarea de atacar el espacio y generar caos en el sistema defensivo visitante.

Vendaval de ocasiones del Athletic

Nico encaró con electricidad, pero Osasuna siempre le colocaba dos defensores, como mínimo, encima de él. A Iñaki Williams se le buscaba en largo y la pelota se le escurrió por centímetros ante Sergio Herrera. El Athletic empujaba sin claridad, pero con insistencia. Nico Williams sacó un latigazo que se perdió por poco. Entonces el Athletic Club lo probó a balón parado y Aridane evitó el cabezazo de Mikel Vesga. El central también evitaría el tanto de Iñaki Williams y acto seguido, Herrera sacó otro remate precioso de De Marcos. El Athletic tenía las más claras y el gol parecía cuestión de minutos. En el 33', Vesga peinó una pelota de córner e Iñaki WIlliams entró como un elefante en una cacharrería para abrir la lata tras disparar al travesaño.

El gol del delantero internacional con Ghana igualó la eliminatoria. Osasuna quiso responder con celeridad y tuvo una buena ocasión en los pies de Kike García, que estrelló la pelota en el cuerpo de Agirrezabalaga. Iñigo Martínez le propinó una patada en el rechazo, sin que Del Cerro Grande apreciara penalti en la acción del central rojiblanco. Al filo del descanso, Iñaki Williams marcó gol tras un centro milimétrico de Nico, en claro fuera de juego.

placeholder Iñaki Williams, durante el encuentro. (EFE/Luis Tejido)
Iñaki Williams, durante el encuentro. (EFE/Luis Tejido)

La segunda parte inició sin cambios en los dos equipos, pero con Osasuna dando un paso al frente en su dispositivo defensivo. Los de Arrasate ya no se hundirían, sino que intentarían robar la pelota en el bloque medio y crear más peligro. Lo anunció Abde con un centro pasado. El Athletic disfrutó con más espacio y más facilidades para los hermanos Williams. El 2-0 sobrevoló el ambiente en una acción calcada al primer tanto, cuando Guruzeta peinó el centro de Muniain y Yeray Álvarez cazó la pelota en el segundo palo. El cabezazo se fue fuera por poco.

Nico Williams perdonó demasiado

Movió el banquillo Arrasate para cambiar la dinámica del encuentro: fuera Rubén García y Abde y dentro Brasanac y Kike Barja. El Athletic cada vez estaba mejor al contragolpe y la química fluía arriba, con un gran Guruzeta fuera del área y Munian a los mandos. Osasuna se partía y los Williams sembraban el pánico a campo abierto. Falló un gol cantado Nico Williams y Sergio Herrera tapó un disparo a bocajarro de Iñigo Martínez. El gol se resistía y Ernesto Valverde puso más carne en el asador: fuera Guruzeta y dentro Raúl García.

placeholder Nico se lamenta tras el gol fallado. (EFE/Luis Tejido)
Nico se lamenta tras el gol fallado. (EFE/Luis Tejido)

El partido olía a prórroga por suerte para un Osasuna absolutamente sobrepasado. Arrasate quemó el tercer cambio: fuera Moi Gómez y dentro Manu Sánchez. Al conjunto navarro le faltaban piernas y los locales no paraban de perdonar goles claros. De una triangulación fantástica entre De Marcos, Sancet y Raúl García vino el paradón de Sergio Herrera y el balón a las nubes de Nico Williams, solo y sin oposición. La falta de puntería penalizó a un Athletic que podría ir ganando de goleada y llegó la prórroga. Entraron Chimy Ávila y Vivian por Kike García y Yeray, respectivamente.

El tiempo extra tuvo al Athletic como gran protagonista. Otra vez. Muniain filtraba balones sin parar y ejecutaba los saques de esquina, más de 10 durante los 90 minutos. En un envío a balón parado, Vesga remató picando la pelota al palo corto, pero Sergio Herrera sacó una mano providencial. Valverde sacó a Nico Williams y Muniain por Zarraga y Berenguer, mientras que Oroz se lesionó y tuvo que entrar Pablo Ibáñez en Osasuna. El ritmo del partido se cortó, como si los penaltis fueran irresistibles. Se acabó la primera parte y empezó la segunda. Y llegó uno de los mejores goles del año, cuando el canterano Pablo Ibáñez aprovechó un error en salida de balón de Zarraga y el centro de Moncayola para dejar una volea para la posteridad desde la frontal de San Mamés que silenció a todo el coliseo rojiblanco en el minuto 116. Osasuna alcanza la segunda final copera de su historia 18 años después. Es una noche histórica

Osasuna resistió en el abismo de San Mamés para alcanzar la segunda final de la Copa del Rey de su historia (1-1). Lo hizo gracias a una volea en la prórroga marcada a fuego en la retina de los aficionados del club navarro, cuando Pablo Ibáñez conectó con el centro milimétrico de Jon Moncayola desde la derecha para silenciar San Mamés. Una acción que nunca olvidará el canterano rojillo, ni tampoco Oier Zárraga, autor del error en la salida de balón. Antes, el Athletic Club tuvo las ocasiones más claras del encuentro. Iñaki Williams logró adelantar al equipo de Ernesto Valverde en la primera parte con un gol de córner y forzar la prórroga. Su hermano, Nico Williams, tuvo dos oportunidades a puerta vacía. El Athletic Club fue superior y solo la actuación bajo palos de Sergio Herrera, y la falta de puntería, evitó el pase del equipo vasco a la final. En el 116, Pablo Ibáñez castigó la ausencia de determinación local y envió a Osasuna a la final. Barça o Real Madrid acompañarán a los de Jagoba Arrasate.

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