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No hay debate en Bilbao: la filosofía del Athletic ni se crea ni se destruye... ni se transforma
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Hay tres candidatos

No hay debate en Bilbao: la filosofía del Athletic ni se crea ni se destruye... ni se transforma

Las elecciones a la presidencia del club, que se celebrarán el viernes, reavivan el debate acerca de si es conveniente cambiar el estilo del club y sus reglas sobre los fichajes

Foto: El Athletic celebra la consecución de la Supercopa de España en 2021. (EFE)
El Athletic celebra la consecución de la Supercopa de España en 2021. (EFE)

Los tres candidatos que optan a la presidencia del Athletic de Bilbao son varones. Las mujeres no se atreven aún a dar el paso a pesar de que cada vez tienen más presencia dentro de la masa social. Cuando se habla del equipo bilbaíno, lo primero que se viene a la cabeza es que se trata de un club con tradiciones muy arraigadas entre sus seguidores. Y que nadie las quiere alterar pese a que algunas de ellas cuentan con más de un siglo de antigüedad. Si a Iñaki Arechabaleta, Ricardo Barkala o Jon Uriarte se les ocurriera insinuar la posibilidad de variar la filosofía del club o de convertirlo en una sociedad anónima, saben que sus opciones de ocupar el sillón presidencial en Ibaigane se desvanecerían al instante.

Cada vez que se abre un proceso electoral, los candidatos se lanzan a tumba abierta en busca de fórmulas que permitan modernizar un club que lleva a gala mantener contra viento y marea sus señas de identidad sin perder por el camino su ADN competitivo. El margen de mejora para el candidato que se convertirá en el 33º mandatario de la entidad rojiblanca, con los límites autoimpuestos, es cada vez más exiguo. De hecho, lo que ha demostrado esta campaña electoral es que, por encima del perfil de los candidatos, los socios depositan sus esperanzas en el próximo entrenador, ya sea Marcelo Bielsa, Mauricio Pochettino o cualquier otro técnico de prestigio, que vendría acompañado de un nuevo presidente.

La realidad es tozuda. Los equipos que ganan la Liga sacan al final de cada temporada más de 30 puntos de diferencia al conjunto vasco. A eso cabe añadir que lleva cinco años seguidos sin disputar competiciones europeas, lo que mengua su músculo financiero, y, para colmo de males, la Real Sociedad se ha hecho asidua a las competiciones europeas. Tuvo su travesía del desierto, con su descenso a Segunda División y su salida del concurso de acreedores incluidos, pero ya ha cogido carrerilla. Se empieza a convertir en una costumbre que los realistas estén por encima de los rojiblancos en la clasificación, con el añadido de que además ganan títulos como el de la Copa del Rey de 2021, precisamente frente al Athletic.

placeholder Lance de la final celebrada en La Cartuja en 2021 entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. (EFE)
Lance de la final celebrada en La Cartuja en 2021 entre el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad. (EFE)

El buen rendimiento deportivo

Hay datos también que invitan al optimismo. En lo que va de siglo, los leones han disputado cinco finales de la Copa del Rey, tres de la Supercopa y otra de la Europa League. Eso es algo de lo que no pueden presumir muchos equipos españoles sin restricciones a la hora de fichar. Este bagaje, sin embargo, ha causado mucha frustración. Levantar la Supercopa dos veces no es algo que les quite el sueño a los seguidores del Athletic. Perder una final de Copa del Rey o de la Europa League, sí. Y hacerlo de una forma en la que parece que el equipo está ausente o que carece de nervio competitivo resulta muy irritante.

Ha llovido mucho desde la última Liga (1983-84) y son ya varias generaciones las que solo han podido ver la gabarra en foto o amarrada en Olabeaga al lado de la ría. Pese a todo, la ilusión permanece en los más jóvenes. ¿Puede aspirar a mucho más el club con el octavo presupuesto y con la novena plantilla más cara de la Liga? Hay muchas opiniones al respecto. La mayoría rebosa optimismo un tanto alejado de la realidad. Los que ven la botella medio llena alegan que hay mimbres de sobra para reverdecer laureles: dos jugadores en la Selección española (Unai Simón e Iñigo Martínez) y cuatro en la sub 21 (Oihan Sancet, Nico Williams, Unai Vencedor y Julen Agirrezabala). También están los que ven la botella media vacía y opinan que con eso no da para ganar títulos. Una discusión nada nueva entre los aficionados rojiblancos.

El mantra de que los futbolistas jugaban por amor a unos colores se ha desvanecido. El dinero, como es lógico, manda pese a quien pese

Aquellos tiempos en los que se producía casi un terremoto cada vez que el Barcelona (Jesús Garay o José Ramón Alexanko) o el Real Madrid (Rafael Alkorta y Aitor Karanka) pescaban en Lezama se han quedado muy atrás. Ahora el Athletic ha visto salir a sus mejores jugadores previo pago de la correspondiente cláusula (Javi Martínez, Ander Herrera, Aymeric Laporte o Kepa Arrizabalaga) o porque su contrato había expirado y no querían renovarlo (Fernando Llorente). El mantra de que los futbolistas jugaban por amor a unos colores se ha desvanecido. El dinero, como es lógico, manda pese a quien pese. Si a la fuga de talentos se une el poco gancho que supone jugar en un club alejado de las competiciones europeas, la cosa se complica. Además, tanto la Real Sociedad como Osasuna han impuesto a sus jugadores en sus contratos una cláusula anti-Athletic, de tal forma que, si quieren lucir la camiseta rojiblanca, a los de San Mamés les va a salir bastante más caro que si van a cualquier otro club del planeta.

Mala gestión en el fútbol femenino

Poco se habla de la sección femenina, donde las cosas no pintan nada bien. Este año van a hacer las maletas Lucía García, la máxima goleadora del Athletic las cuatro últimas temporadas, y Ainhoa Moraza. Ni siquiera contestaron a la oferta de renovación. Llueve sobre mojado. Tras ganar la Liga en 2016, Irene Paredes abandonó el club para irse al todopoderoso Barcelona. Siguieron sus pasos años más tarde Maite Oroz y Damaris Egurrola, y la última fue Amaiur Sarriegi, que decidió regresar a San Sebastián. Así están las cosas en el Athletic femenino.

placeholder Lucía García, durante el partido contra el Atlético de Madrid del Trofeo Carranza. (EFE/Román Ríos)
Lucía García, durante el partido contra el Atlético de Madrid del Trofeo Carranza. (EFE/Román Ríos)

Un representante de la junta directiva saliente es consciente de las "muchísimas" dificultades por las que ha tenido que atravesar históricamente el Athletic para competir con clubes que cuentan con presupuestos muy superiores. "Con lo que tenemos, nos da para mantener un nivel altísimo en momentos puntuales contra rivales de altura que resulta difícil mantener día a día", explica. Esa falta continuidad para mantener una elevada capacidad competitiva, unida a las diferencias abismales de capacidad de negocio entre los equipos grandes y los de clase media, hace que el club se haya estado alejado durante el último lustro de las competiciones europeas.

Las mismas fuentes sostienen que hablar de modificar la filosofía es un tema "recurrente" que lleva años siendo tema de conversación entre los aficionados. "En todo caso, de producirse este debate, tiene que ser en los momentos en que estemos bien clasificados y no cuando el equipo esté abajo", añade. Para este representante de la junta directiva saliente, lo que necesita el club es "optimizar los recursos deportivos de cara a mantener una filosofía que nos hace grandes y únicos a nivel mundial". Durante sus cuatro años como directivo, ha tenido la oportunidad de conocer de primera mano las impresiones de los que viven fuera de Euskadi, "que muestran un gran respeto a nuestra filosofía a pesar de que saben que ellos mismos o sus hijos no puedan jugar", o de los aficionados vizcaínos, "que nos dicen de todo, desde que no hay que tocarla hasta que hay que fichar extranjeros".

placeholder Forlán hubiera podido jugar en el Athletic al ser nieto de vasco si la normativa se hubiera cambiado. (EFE/Raúl Martínez)
Forlán hubiera podido jugar en el Athletic al ser nieto de vasco si la normativa se hubiera cambiado. (EFE/Raúl Martínez)

La propuesta para cambiar las reglas

Hubo en 2007 una plancha que bajo el nombre Athletic Eup apostó sin ambages por fichar chicos de entre 14 o 16 años nacidos fuera de Euskal Herria, siempre y cuando tuvieran un sentimiento 'athleticzale'. Ni siquiera reunieron los avales necesarios para optar formalmente a la presidencia. Pese a todo, aún coexisten varias ideas sobre cómo puede evolucionar la filosofía del Athletic sin distorsionar el discurso. Unos deslizan la posibilidad de incluir a jugadores que sean hijos o nietos de vascos. En este grupo hubieran encajado futbolistas como Diego Forlán, Gonzalo Higuain o Marco Asensio. Los aficionados más antiguos aún recuerdan el agrio debate que se abrió en Vizcaya por el tema de José Eulogio Gárate, que tantos días de gloria dio al Atlético de Madrid. Nació en Buenos Aires en 1944 y tras un año en Argentina sus padres (ambos vascos) se establecieron en Eibar. Esos 365 días en suelo argentino le privaron de jugar en el Athletic.

La polémica, en menor medida, se revivió hace tres años con la contratación de Bibiane Schulze, una futbolista alemana de madre vasca. "Fue un debate estéril porque iba más contra la junta directiva que contra la decisión de traerla al Athletic", recuerda este directivo. Del mismo modo, opina que el próximo presidente, con los medios tecnológicos actuales y gracias a que los estatutos recién aprobados prevén una asamblea plenaria, podría consultar al cien por cien de los socios la posibilidad de establecer o no límites a esta filosofía "para consensuar el tema de una puñetera vez".

El futuro deportivo del club, ante la imposibilidad de afrontar fichajes de garantías, pasa necesariamente por Lezama. Antaño venían jugadores por motivos económicos o con la idea de disputar de forma más o menos continua competiciones internacionales, algo que en sus clubes de origen no podían hacer. Dicho de otro modo, en el Athletic son conscientes de la imposibilidad de convencer a un titular de la Real Sociedad o de otro equipo vasco para que cambie los colores de su camiseta. Nada es como antes. El dinero por los derechos televisivos es la mayor inyección económica para la mayoría de los clubes. En el caso del Athletic, supone "alrededor" del 70% del presupuesto "y no jugar en Europa nos hace perder ingresos, lo que limita nuestra capacidad deportiva y económica, incluida la explotación de la marca Athletic".

placeholder La puerta de las instalaciones de Lezama. (EFE/Miguel Toña)
La puerta de las instalaciones de Lezama. (EFE/Miguel Toña)

Como en todos los procesos electorales, estos últimos días ha salido a colación el tema de optimizar las instalaciones de Lezama. "Hay un margen de mejora clarísimo, ahora bien, todo pasa por darle continuidad a un proyecto", recalcan las mismas fuentes. Dado que el Athletic tiene la "mejor" fábrica de jugadores de Europa, se trata de estar cerca del jugador que entra en Lezama desde muy joven. Y seguir de cerca su evolución si "por suerte" llega al primer equipo. "Las modificaciones que se hagan cada vez que se elige a un nuevo presidente han de ser mínimas, porque reinterpretar Lezama cada cuatro años es una barbaridad".

Para tener una idea aproximada del buen funcionamiento de la factoría rojiblanca de jugadores, pone como ejemplo la gran cantidad de clubes que visitan las instalaciones. "El último ha sido el Oporto", afirma. En estos últimos cuatro años, han pasado por Lezama conjuntos de la Premier League (Southampton o Brighton) y de otras ligas europeas como la francesa (Toulouse), Italia (Inter y Parma), Alemania (Leipzig), americanas como el River Plate argentino u asiáticas (Albirex Nigata de Japón). También ha probado sus instalaciones este mismo mes la selección argentina antes de jugar en Wembley la Supercopa Intercontinental frente a Italia.

Otra cuestión que tendrá que abordar el futuro presidente será la de los próximos contratos. En la calle se habla mucho de los sueldos de los jugadores. Hay un runrún muy extendido que habla de que varios jugadores cobran por encima de los tres millones netos de euros anuales, y son ya muchas las voces a favor de que los sueldos se ajusten a objetivos. En realidad, todo está en función de la oferta y la demanda. No es lo mismo obligar a firmar un contrato por objetivos a alguien que tiene ofertas interesantes para jugar fuera que al que no las tiene. El problema, siempre según las mismas fuentes, es que durante el mandato de Josu Urrutia se aumentaron mucho los ingresos porque el Athletic disputó varios años de forma seguida competiciones europeas y se elevaron los sueldos, "algo que no se puede mantener en el tiempo porque si está fuera de Europa, resulta inasumible".

Los tres candidatos que optan a la presidencia del Athletic de Bilbao son varones. Las mujeres no se atreven aún a dar el paso a pesar de que cada vez tienen más presencia dentro de la masa social. Cuando se habla del equipo bilbaíno, lo primero que se viene a la cabeza es que se trata de un club con tradiciones muy arraigadas entre sus seguidores. Y que nadie las quiere alterar pese a que algunas de ellas cuentan con más de un siglo de antigüedad. Si a Iñaki Arechabaleta, Ricardo Barkala o Jon Uriarte se les ocurriera insinuar la posibilidad de variar la filosofía del club o de convertirlo en una sociedad anónima, saben que sus opciones de ocupar el sillón presidencial en Ibaigane se desvanecerían al instante.

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