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La crisis no merma la historia del Sevilla
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supera al histórico leganés y jugará la final

La crisis no merma la historia del Sevilla

Ahogado tras la pérdida de Monchi, el Sevilla ha ido acumulando decepciones, noticias desagradables y goleadas, pero el gen ganador permanece ahí y le permite acceder a otra final

Foto: Joaquín Correa puso el primer gol. (EFE)
Joaquín Correa puso el primer gol. (EFE)

A Monchi le habían tentado más veces que a Jesús en el desierto. Durante una década los grandes clubes del mundo habían llamado a la puerta del despacho del exportero para entregarle un cheque en blanco, a la espera de que él estampase la cantidad que considerase oportuna para trabajar para ellos. Años pasaron hasta que un día se hartó y pensó que ya había hecho todo lo que tenía que hacer en casa y que tenía que retarse a sí mismo en otro lado, lejos del calor del hogar. Le dolió más al Sevilla, que se sintió incoherentemente huérfano de su propio hijo. Mientras le lloraba, le goleaban, le humillaban, perdía, el Betis montaba un cristo para celebrar que había metido cinco en el Pizjuán. Y ahí está, en febrero, el mes del frío, arropado en su territorio natural, las finales.

La mayor victoria de Monchi y el proyecto que pergeñó no fue obtener una gran plusvalía por los futbolistas que contrataba a precio de saldo. No ha sido el primero ni será el último en el mundo en conseguir revalorizar a muchos futbolistas a través de un club atractivo. El éxito, el verdadero regocijo histórico para el conjunto hispalense, es que ha hecho suyo algo que solo está al alcance de unos pocos elegidos: el gen ganador. Ha convertido a un equipo ascensor en un grande de España y de Europa, una institución respetada allá donde va porque ha sido capaz de ganar a cualquiera, de mantenerse en la élite durante más de una década, sin alternar un bache considerable.

Foto: Sergio Ramos y Zinedine Zidane tras la final de la Champions del año pasado. (Reuters)

El Sevilla del centenario (el de 2005, porque entonces no se sabía que el club data de 1890) echó a andar por una senda de victorias que no se ha cerrado todavía y que ni una crisis institucional y deportiva como la que ha vivido esta campaña ha podido soliviantar a un equipo ya hecho a estar entre los mejores en todas las competiciones que disputa. Desde ese curso 2005-06, los rojiblancos han participado en 17 finales, entre Copa del Rey, Copa de la UEFA (o Europa League), Supercopa de Europa y Supercopa de España. De todas ellas ha ganado nueve, más de la mitad. No es Holanda o Michael Ballack. Es decir, si llega, las pelea.

placeholder El Leganés se queda sin el premio gordo. (EFE)
El Leganés se queda sin el premio gordo. (EFE)

Esta victoria en las semifinales de la Copa del Rey contra el Leganés supone mucho para el Sevilla, más quizá que la de 2016. Entonces, con Emery aún en el banquillo, que el equipo estuviera en el último partido de la competición del KO entraba dentro de la lógica del fútbol, era el tercer o cuarto club de España, por tanto estar entre los dos mejores de la Copa era normal. El Sevilla no ha dejado de serlo ahora, sigue siendo un grande, pero venido a menos. A ningún grande le meten cuatro veces cinco goles en apenas unos meses (5-1 con el Spartak, 5-0 del Real Madrid, 3-5 del Betis y 5-1 del Eibar). La Copa ha sido el reducto de esperanza al que se agarró primero Berizzo y al que se ha asido con todas sus fuerzas Montella.

A Berizzo le tocó lo peor de la vida. Lo secundario fue al final que no le estaban yendo bien las cosas. Tenía que curarse de un cáncer y el Sevilla se lo cargó sin que le temblase el pulso. El buen entrenador argentino era una opción lógica para reemplazar a Sampaoli y continuar la evolución sevillista. Un técnico joven con probada experiencia en España que, por varias razones, no encajó. No jugó a lo que le pedía su plantilla y viceversa. A Montella no le ha costado demasiado sacarles un rendimiento medio-alto a sus jugadores, ridículo de Ipurua aparte. Y a falta del último tramo del curso, mantiene al Sevilla a tiro de la Champions, con los octavos de la máxima competición por disputarse y una final por jugar. No está mal para empezar.

Claro que cargarse al equipo que cae bien a todos le resta jolgorio al asunto. En algún punto tenía que despertar del sueño el 'Lega'. No es el primer club humilde que alcanza estas metas, pero la primera vez siempre es de bonito recuerdo. Cargarse de manera consecutiva a Villarreal y Real Madrid ya queda para siempre como el primer 'título' de la historia pepinera y deja a Asier Garitano todavía más alto en el pedestal en el que ya residía. Se encontró con un gol en contra demasiado pronto y no pudo reaccionar. Milagros como los del Bernabéu ocurren una vez en la vida. Ese fue el del Leganés, cuya alegría, más incluso que la Copa, es no sufrir en Liga y seguir un año más con los gigantes del fútbol español.

Ficha técnica

2 - Sevilla: Sergio Rico; Jesús Navas, Mercado, Lenglet, Escudero; Nzonzi, Éver Banega (Pizarro, m.84); Sarabia (Layún, m.74), Franco Vázquez, Correa; y Muriel (Sandro, m.80).

0 - Leganés: Champagne; Tito (Mantovani, m.84), Unai Bustinza, Siovas, Diego Rico; Rubén Pérez, Gabriel Pires; El Zhar, Eraso (Darko Brasanac, m.58), Amrabat (Raúl García, 73); y Beauvue.

Goles: 1-0, M.15: Correa. 2-0, M.89: Franco Vázquez.

Árbitro: Xavier Estrada Fernández (Comité Catalán). Amonestó al visitante Amrabat (m.50).

Incidencias: partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, disputado en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán ante unos 40.000 espectadores, entre ellos cerca de medio millar concentrados en la zona acotada para la afición visitante.

A Monchi le habían tentado más veces que a Jesús en el desierto. Durante una década los grandes clubes del mundo habían llamado a la puerta del despacho del exportero para entregarle un cheque en blanco, a la espera de que él estampase la cantidad que considerase oportuna para trabajar para ellos. Años pasaron hasta que un día se hartó y pensó que ya había hecho todo lo que tenía que hacer en casa y que tenía que retarse a sí mismo en otro lado, lejos del calor del hogar. Le dolió más al Sevilla, que se sintió incoherentemente huérfano de su propio hijo. Mientras le lloraba, le goleaban, le humillaban, perdía, el Betis montaba un cristo para celebrar que había metido cinco en el Pizjuán. Y ahí está, en febrero, el mes del frío, arropado en su territorio natural, las finales.

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