Óscar Arias dinamita el modelo de negocio de Monchi en el Sevilla
La fórmula del antiguo directo deportivo, estudiada en universidades, hoy ya no existe y el club de Nervión se ha disparado en gastos que no llevan a un buen resultado económico
El pasado sábado, el Eibar le endosaba cinco goles al Sevilla (la cuarta manita del curso…) y las alarmas saltaron por los alerones de Nervión. El millonario Sevilla desnudaba sus vergüenzas a manos del modesto equipo armero y con ello se exponían las heridas de un equipo ejemplar, cuyo modelo de negocio se estudia en las universidades y ahora suena a hueco. Los sevillistas miran atrás con nostalgia, se acuerdan del mago Monchi, cuyo legado se dinamitó, y acusan a su sucesor, Óscar Arias, como la mano incendiaria del proyecto.
El pasado año, semanas después del final del mercado de invierno, Ramón Rodríguez Verdejo (Monchi) cerraba un ciclo de 29 años en el club y más de tres lustros (los últimos) que le acreditaban como uno de los mejores directores deportivos del mundo. Le sucedía en el cargo su adjunto: Óscar Arias. El Sevilla, que terminó cuarto en la Liga con el argentino Sampaoli, encaró el verano sin Monchi pero con las arcas llenas. Arias, ex secretario técnico de Las Palmas y Recreativo de Huelva, hombre con fama de tranquilo, aprovechó el buen paracaídas que le ofrecía el club y fichó sobre seguro. José Castro, el presidente del club, envalentonado por la coyuntura económica sevillista, dio carta blanca para que Arias tirara de talonario y éste disparó a saco: nombres de solvencia “a precio de mercado”. Una inversión histórica de 80 millones en fichajes, con sueldos al nivel de la cotización de los “nuevos” jugadores.
Pero el equipo no terminó de cuajar a los mandos de Eduardo Berizzo, los fichajes de relumbrón, salvo Éver Banega, encallaron; la máxima estrella del equipo, Steven N´Zonzi, entró en rebelión y fue apartado, y, finalmente, el propio entrenador terminó en la calle. En el ecuador del Campeonato, el equipo sevillista, proyectado para terminar como mínimo en el cuarto lugar, lucha a duras penas en la pelea por los puestos de la Europa League. Y todo con un presupuesto por encima de los 200 millones.
Todos miran al responsable del desaguisado, Óscar Arias, que en la ventana invernal despidió al Toto Berizzo y a su cuerpo técnico, al que tuvo que pagar íntegros los dos años de contrato firmados. Casi 10 millones. Aterrizó en Nervión el italiano Vincenzo Montella, con pocas nociones del fútbol español, como quedó demostrado tras se apalizado en su debut por el Betis y ver las orejas al lobo en Vitoria, con derrota ante el Alavés.
Montella, especialista en torneos del KO
Pero Montella, precedido de justa fama como especialista en torneos de KO (en Italia eliminó a Juventus, Roma, Napoli…), parece volver a esquemas que dieron fama a este equipo en la época de Unai Emery. Es decir, fútbol vertical, con bandas veloces y más encelado con el área rival.
El Sevilla de Arias sigue con un modelo de negocio tan conservador como dilapidador. Han llegado a Nervión tres jugadores de caché elevado, como los canarios Roque Mesa (Swansea) y Sandro (Everton) y el mexicano Miguel Layún (Oporto). Los tres en calidad de cedidos; Roque Mesa con una opción de compra (11millones) y Layún (6), mientras está por ver y negociar el fichaje definitivo del joven Sandro, al que el Everton pone muchas trabas para soltar amarras, ante la eventualidad de que triunfe con los sevillistas. Aunque el club no lo ha confirmado, el gasto del Sevilla en esta ventana de invierno superará de largo los 20 millones de euros, cifra que podría dispararse si estos tres jugadores pasan a ser propiedad del club nervionense.
El caso del brasileño Arana
El brasileño Guilherme Arana (20 años), que también vino en el mercado de invierno, es 'una apuesta de futuro'. Pero Arana lleva un mes entrenándose con el primer equipo y sigue sin ponerse la camiseta del Sevilla en partido oficial. Montella asegura que no ve en condición física adecuada al ex del Corintians y está retrasando su debut. Por Arana, el Sevilla ha pagado 11 millones de euros por el 80 por ciento de su pase.
Lejos queda la filosofía impuesta por Monchi y asumida por José María Del Nido: bucear en el mercado mundial tras jóvenes talentos, comprar barato y de calidad y vender diez veces por encima del precio de la inversión. Así llegaron los Dani Alves, Adriano, Rakitic, Carlos Bacca, Vitolo, Krychowiak, Gameiro… Ello generó plusvalías muy por encima de 200 millones de euros, un dinero que sirvió para conseguir cinco títulos de Europa League, una supercopa de Europa, una supercopa de España y dos copas del Rey, además de jugar numerosas semifinales. Esta noche, la última. Pero el modelo Monchi ya no existe. Quedó aparcado. Casi muerto. Óscar Arias, el director deportivo, ahora tiene las llaves y se encargó de ello.
El pasado sábado, el Eibar le endosaba cinco goles al Sevilla (la cuarta manita del curso…) y las alarmas saltaron por los alerones de Nervión. El millonario Sevilla desnudaba sus vergüenzas a manos del modesto equipo armero y con ello se exponían las heridas de un equipo ejemplar, cuyo modelo de negocio se estudia en las universidades y ahora suena a hueco. Los sevillistas miran atrás con nostalgia, se acuerdan del mago Monchi, cuyo legado se dinamitó, y acusan a su sucesor, Óscar Arias, como la mano incendiaria del proyecto.