El Sevilla confirma la mejoría en Dortmund, pero deja escapar el billete a octavos (1-1)

El Sevilla empató en Dortmund en un encuentro que pudo caer para cualquiera de las dos partes y que, por desgracia para los andaluces, deja al conjunto de Jorge Sampaoli prácticamente eliminado de la Champions League. El equipo hispalense mejoró en defensa con un extraordinario Marcao, dio la cara en el centro del campo ante un animal competitivo como Jude Bellingham y se quedó a centímetros de golpear con puño de hierro al conjunto local, superado y sorprendido por la personalidad sevillista con el balón en los pies y la profundidad de Jesús Navas. Al Sevilla tan solo le faltó un delantero centro con cara y ojos para dar un golpe en la mesa y poder soñar con el billete a los octavos de final. El gol de cabeza de Nianzou se encontró con la respuesta de Bellingham, precisamente ante Nianzou. Erik Lamela pudo dar la victoria al Sevilla en el segundo asalto a través del balón parado, pero no tuvo tiempo para batir a Kobel. El Sevilla cierra la cuarta jornada con dos puntos de 12 y luchará por caer a la Europa League.

La llegada de Jorge Sampaoli ha agitado al Sevilla. Demasiado pronto para saber si la llegada del técnico argentino revitalizará al equipo andaluz lo suficiente como para asomarse a los objetivos europeos que tiene marcados el club, pero lo cierto es que en estos dos primeros encuentros se ha visto a otro equipo. Con ocho cambios respecto al partido de Liga frente al Athletic Club (1-1), defensa de tres centrales y dos carrileros (Jesús Navas y Marcos Acuña) e Isco Alarcón como suplente, el conjunto hispalense disfrutó con la pelota en los pies. El Borussia Dortmund presionaba lo justo hasta que no llegaban a su campo y el Sevilla se aprovechó de no tener dificultades en los primeros pases.

Con Marcao como bombero apagando fuegos en defensa frente al inexperto Nianzou y el canterano Carmona, el central brasileño demostró temple, determinación y contundencia. Alguien muy difícil de superar en el cuerpo a cuerpo. Todo lo que le ha faltado a la zaga sevillista a lo largo y ancho de esta temporada. El Sevilla, que se crecía con el paso de los minutos, tendría la primera ocasión del encuentro cuando una buena jugada colectiva terminó con el centro tenso de Jesús Navas y el disparo de Ivan Rakitic. Se fue por muy poco su disparo y susurró al larguero. Los andaluces circulaban la pelota con criterio y velocidad y robaban en pocos segundos. A diferencia de los encuentros pasados en Champions, el ritmo no le pasaba por encima.

El Sevilla tuvo personalidad y fútbol

El Dortmund se atascó en su propio campo. Sería en el minuto 18 cuando la puesta en escena visitante cobraría todavía más sentido. En una jugada a balón parado, el balón botado por Rakitic encontró el tenso cabezazo de Nianzou para sorprender a Gregor Kobel. El Sevilla se adelantaba y ponía la primera piedra del milagro que necesitaba para pasar de grupo. Un susto dio Marcao para poner en tela de juicio sus grandes minutos iniciales, pero por suerte Bono interceptó el centro de Karim Adeyemi. Al Dortmund no le afectó el gol en contra, es más, hasta le dio alas para volar hasta el empate.

El Sevilla solucionó como pudo un contragolpe que le partió en dos para, acto seguido, encajar un tanto desafortunado cuando el remate de Bellingham, que había ganado la posición a Nianzou, se coló con suspense al fondo de la red. Pudo irse al descanso ganando el Dortmund al descanso si Bellingham acierta con un latigazo lejano. El centrocampista inglés volvió a ser el mejor de su equipo, como ya hiciera hace una semana en el Ramón Sánchez-Pizjuán. El Sevilla tenía sensaciones encontradas, pero el partido no albergaba momentos de duda porque para el conjunto hispalense era matar o morir.

Lamela perdonó la más clara

A la vuelta de vestuarios, el Borussia Dortmund decidió morder mucho más arriba y Terzic introdujo un cambio, se quedó en el vestuario Rothe y entró Guerreiro. Síntoma de las penurias que le había hecho pasar Jesús Navas en la primera parte, donde el andaluz se mostró profundo como un cuchillo por la banda derecha visitante. Los locales concatenaron dos llegadas que no se tradujeron en jugadas peligrosas. Sampaoli reaccionó achuchando al cuarto árbitro, acción por la que vio una amarilla tras protestar un saque de banda, y con un doble cambio: Isco y Januzaj por Suso y En-Nesyri.

El técnico argentino se desgañitaba en la banda mientras el Dortmund cortocircuitaba los pasillos interiores de pases sevillistas. A los primeros minutos de intento de intimidación del Dortmund siguió la reacción andaluza. El Sevilla se blindó por dentro, circuló por fuera, voló hacia el área rival en pocos pases con verticalidad y velocidad y solo la falta de puntería hizo que los centros de Jesús Navas no tuvieran final feliz. Tampoco el balón parado, donde Erik Lamela perdonó un gol cantado de córner cuando se encontró un pase de cabeza en los morros y Kobel salió de sopetón en el área pequeña.

En los últimos minutos, Sampaoli introdujo a Telles por Acuña, mientras el Dortmund se lanzó definitivamente a por el partido con la entrada de Reyna, Moukoko y Hazard por Adeyemi y Malen, que se unieron a Modeste. El Sevilla amenazó con caerse físicamente poco a poco. Los locales olieron la sangre, pero los de Sampaoli resistieron; aunque les faltó colmillo arriba. El conjunto local empujó al Sevilla hacia las faldas de Bono, que resistía como podía, con un Jesús Navas incombustible y un Marcao que aguantaba todo el sistema defensivo español. Hummels tuvo una clara de córner, pero no pasaría nada decisivo en el descuento. El Sevilla, por fin, compitió como debía en la Champions League.