Diario de un español que vivió la final en Uzbekistán: en busca de una camiseta del Madrid

El Real Madrid se ha vuelto a coronar campeón de Europa en la final contra el Liverpool. Todos sabemos, más o menos, cómo de esperado es el gran partido tanto en España como en Inglaterra, pero ¿cómo se vive en países remotos y de no demasiada tradición en el mundo del fútbol? La gran misión en Uzbekistán no era otra más que tratar de encontrar una camiseta el conjunto blanco entre los amantes locales del fútbol. Una misión más difícil de lo que parecía a priori.

Día 1 - La foto de la camiseta

-"¿Qué leches vas a hacer en Uzbekistán? ¿¿¿¡¡¡Pero qué me estás contando!!!???"

Silencio al otro lado del teléfono al pensar que el anuncio se trata de una broma. Estas son las reacciones que se suceden cuando comento que sí, que va en serio, que me voy a Uzbekistán. De visita, con la firme intención de volver. Comprendo la sorpresa y también la ignorancia sobre un país situado en Asia Central, con una población superior a 34 millones de habitantes y con frontera con varios '-istán', entre ellos Afganistán. Hasta ahí, Wikipedia. En este punto, contacto con el jefe de Deportes de El Confidencial, Alberto Ramírez. Le explico que creo que puede ser interesante saber cómo se vive en un lugar del que tan poco sabemos la final de Champions. Le convenzo y me pide que, para documentar mi periplo uzbeko, consiga una foto de alguna persona luciendo una camiseta del Real Madrid para ilustrar el reportaje. Accedo gustoso; no será difícil, reflexiono, mientras nos deseamos lo mejor y colgamos. El periplo arranca en Madrid, con escala en Estambul (en otras circunstancias en Rusia) y concluirá en la capital, Tashkent. Mi viaje ya tiene un primer propósito y mis sentidos están más que agudizados: una foto de un ubzeko con la camiseta del Real Madrid. Malo será.

Día 2 - Suena el 'Real Madrid, Real Madrid'

"'Real Madrid, Real Madrid' es, sin duda, la frase que más escuché desde que llegué aquí". Xabier García es investigador de la Universidad de Vigo, en Tashkent, la capital de Uzbekistán. García conoce bien el terreno y reconoce la presencia del fútbol en el país asiático.

Cuando organizaba el viaje aquí y procedía a informar sobre el destino, escuché de todo: "Allí, los autobuses están destartalados"; "¿Vas con una ONG?"; "Revisa bien la maleta, a ver si te van a meter droga". Y no hay nada mejor para confirmar o desmentir tales aseveraciones que ir al lugar y contarlo. Puede que el fútbol sea la vía más rápida para entender un país.

En Uzbekistán, hay una Súperliga en la que el equipo históricamente dominante es el Pakhtahor de Tashkent, ganador de las últimas catorce ediciones de la competición. Sin embargo, los propios uzbekos admiten que su mirada siempre está puesta en lo que hace el Real Madrid.

En Uzbekistán, hay una Súperliga en la que el equipo dominante es el Pakhtahor de Tashkent, pero las miradas siempre van hacia el Madrid

Recorro las calles de la ciudad con la certeza de que, antes o después, me encontraré con la foto y con el, o los protagonistas, que la luzcan. Será una primera toma de contacto. Pese a mi confianza, descargo Telegram, la red social rusa predominante aquí y tecleo en inglés: Real Madrid Fans Uzbekistan. Bingo. 33 miembros. Entiendo que son pocos pero considero que puede ser un buen punto de partida. Me presento e informo de mis intenciones. Recibo respuestas en ruso, uzbeko y, por fin, se 'persona' el administrador del grupo. "¿Qué quieres saber", inquiere. "¿Qué significa para ti el Real Madrid?" La respuesta literal y, a mi juicio, hiperbólica, es esta: "Para mí, el Real Madrid es el consuelo (solace) de mi vida". Busco saber más. Pocos segundos después, me eliminan del grupo. Me contacta por privado uno de los miembros. "Creyeron que eras un mentiroso". Vaya; y yo que pensaba que después del consuelo vendría la foto con la camiseta.

En uno de esos rincones de Tashkent asoma lo inimaginable, desde nuestra visión occidental, Magic City. Atracciones, conocidas franquicias de comida, espectáculos de mucha luz, chorros de agua y excesivo sonido. Una oda al capitalismo en la que todo está listo para vivir la final de la Champions del sábado. Me monto en un autobús: todo en orden.

Día 3 - La Samarkanda de Messi y Cristiano

Probablemente, Samarkanda sea una de esas ciudades que más nos suene. Hay más de un bar en España con ese nombre. El caso es que si me preguntan hace un mes a qué país pertenece esta ciudad, Uzbekistán no estaría entre mis primeras opciones. Uno de sus méritos históricos es ser una de las sedes de la famosa Ruta de la Seda. Samarkanda es un enclave que vive, en un alto porcentaje, del turismo. En esta época, nos informa una guía local, el mayoritario procede de países como Kazajistán y, sobre todo Rusia. En este último caso, su presencia en el país uzbeko es amplia y notoria. El actual presidente de la República, Shavkat Mirziyoyev, exhibe una política de puertas abiertas para un turismo ruso que ve en este destino una oportunidad asequible.

Porque en Uzbekistán ir en taxi y comer es muy barato. Los taxis van a gas, por tanto evitan la crisis del crudo; hacer un trayecto largo en la ciudad puede valer 10.000 soms. Es decir, 0,84 euros. La segunda es la comida. Entre su gastronomía destaca el plov (arroz con verduras, pasas y carne) o las somsas (una especie de empanadillas rellenas de carne y verdura). Comer mucho y bien puede salir por 10-15 euros de media. El caso es que ni rastro de la camiseta del Real Madrid. Es cierto que cuando sale el típico de dónde eres y respondemos España, las respuestas son "Messi, Cristiano". Me pregunto si se quedaron en esa época de iconos porque lo que vino después ya no les sacudió como aquel enfrentamiento único y les sumió en una especie de orfandad que solo la nostalgia mitiga. Una reflexión que se produce el mismo día en el que Kylian Mbappé le dice 'no' a los blancos y el mundo del fútbol deambula ante la decisión del elegido que no eligió. Mi esperanza ante la inminente final se empieza a desvanecer. ¿Será que aquí el madridismo se ejerce por dentro?

Día 4 - El Talgo Bukhara-Mérida

El trinomio turístico uzbeko arranca en la capital Taskent, te lleva a Samarkanda y te deja en Bukhara. El primer indicio que me hace creer que estoy cerca de conseguir la foto es el tren que nos lleva a la quinta ciudad más grande del país, Bukhara. Un Talgo español, con sus indicaciones, también en español y con la gran casualidad de que, al subirme, veo balones de fútbol a la entrada del vagón y al buscar mi sitio, me siento frente a Sergio Rodríguez, de Mérida y jugador del Surkon Termez. Un regalo. Charlamos de fútbol, de su vida allí y de lo mucho que echa de menos el jamón y el lomo, en un territorio uzbeko donde la religión mayoritaria es la musulmana.

Me cuenta que un día, estando con su mujer e hija en un parque de Tashkent se olvidó el móvil. "No nos dimos cuenta y al cabo de un rato dos niños, con no más de 8 años, nos llamaron al timbre y nos trajeron el móvil a casa. Eso en España no ocurre", ríe.

Rodríguez es uno de esos picapedreros del fútbol que, tras jugar en varios equipos, encontró en la SúperLiga una oportunidad. Una buena forma para seguir jugando, ganar más (los salarios medios pueden alcanzar los 4.000-5.000 euros) y aprender otra cultura desde el centro de la zaga.

"Nos dejamos el móvil en un parque, no nos dimos cuenta y, al cabo de un rato, dos niños nos lo trajeron a casa. Eso en España no ocurre"

El '5' del FK Surkhon Termez está conociendo todo el país, entre otras cuestiones porque su club pertenece a una ciudad, Termiz (en uzbeko), que hace frontera con Afganistán, sumado a que su estadio está en obras. Puede que esas obras sean un buen motivo para alejarse de la zona de conflicto, aunque eso les obligue a jugar de locales en campos ajenos.

"Es un país muy seguro, donde se vive muy tranquilo. Es ideal para la familia y los niños; hay muchos parques y zonas muy verdes. Mi hija vive en una feria constante", reconoce Rodríguez siempre con la sonrisa puesta.

Le pregunto por la Liga Española. "Les encanta, sobre todo el Real Madrid y el Barcelona. De hecho, todos los partidos los suelen dar en abierto en la tele de aquí. Del Clásico del 0-4 en el Bernabéu se habló mucho". Lo pienso un momento y tengo la impresión de que desde entonces, sobre todo para los de Ancelotti, eso ocurrió en el Pleistoceno tras tanto carrusel, sufrimiento y éxtasis de una épica Champions. Otro día sin foto de la camiseta.

Mañana cae. Seguro.

Día 5 - Xiva: Madrid o Real Madrid

La ventaja de los taxis, como ya dijimos, era su precio. La desventaja es su conducción. Hay carreteras que no acompañan y conductores que fían toda la seguridad a su talento. El caos dentro del orden. Un ejemplo es la frase anterior que escribí en un taxi y que, por el constante vaivén del vehículo, originalmente era esta: l cos drntrl frl ofsnn.

Otro rasgo característico del taxi uzbeko, y de casi todos los coches aquí, es la marca. Chevrolet. Un rasgo diferencial de este taxi fue la música. Rozó la tortura cuando conoció nuestra nacionalidad: 'Despacito', 'Súbeme la radio'. En bucle. A todo trapo.

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El caso es que nos dirigimos a Xiva, una ciudad que bien podría ser el escenario desértico de una película de Star Wars. Minaretes de color azul brillante, madrasas (las universidades musulmanas) y vendedores. Cuando pasas a su lado y te escuchan, prueban suerte: "¿Italianos? ¿Españoles?". Tras el acierto, la secuencia es esta: "¿Barcelona? ¿Madrid?". La última oportunidad se convierte en club-estado: "¿Real Madrid?".

Me deshago en gestos y avisto algo. Camiseta blanca, tres rayas laterales y nombre en la espalda. Sonrío. ¿Qué nombre habrá elegido? Ansioso, me aproximo. 8 metros. 5 metros. Hipermetropía. Resultado: Bayern München.

Día 6 - Nukus: la de Iván

Nukus es la capital de la República de Karakalpastan, una región autónoma dentro de Uzbekistán, con gobierno propio y proclive a la independencia. Es también el paso previo al Mar de Aral, escenario de una de las mayores catástrofes naturales de la historia. El otrora cuarto más extenso del mundo decrece actualmente entre 10-15 metros al año, con un horizonte que prevé su desaparición en unos años.

Trasvases, luchas territoriales, vertidos tóxicos al Mar… Un atractivo turístico de lo que fue y no volverá a ser. Una advertencia para navegantes.

Antes de llegar a Nukus, seguimos una ruta llena de castillos enterrados. Allí conocemos a Islom, guía de una ruta fotográfica de occidentales buscando, como yo, una foto. "Real Madrid", nos interpela. Asentimos. Nos dice que tiene una camiseta. Ojos como platos. ¿Raúl? ¿Ronaldo? ¿Benzema? Helguera. ¿Cómo? Iván Helguera, responde entre la media sonrisa y (casi) el enfado. ¿Por qué? Porque era la única disponible en la tienda, admite a carcajadas. Tras establecer un negocio imaginario de contrabando de vodka uzbeko, cerramos travesía.

Día 7 - Tashkent: la sorpresa final

Juventus, United y Messi, el del '30' en el PSG. Ni rastro del Real Madrid. Ni rastro de muchos de los prejuicios con los que vine... hasta una visita final, donde aparece un niño con la camiseta de Hazard... precedido por otro con la zamarra del Barcelona.

Sin embargo, está historia y este país también habita ente las sombras de un país con una libertad de prensa bajo sospecha (puesto 133 -de 180- de la Clasificación Mundial que realiza Reporteros Sin Fronteras). La situación de la mujer sigue estando supeditada al hombre, pidiendo por ejemplo permiso a su marido para visitar a su familia o salir con sus amigas.

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Uzbekistán tiene la voluntad de abrirse al mundo para convertirse, turismo y gas mediante, en una de las potencias de Asia Central. Lo tendrá que hacer manteniendo un complejo equilibro entre su cercanía, pasado común y dependencia de Rusia y las buenas relaciones con Estados Unidos.

Y todo, con muy pocas camisetas del Real Madrid.