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El uzbeko favorito de España que ama los trenes Talgo: "¡Venid a mi país!"
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Un inesperado guía turístico

El uzbeko favorito de España que ama los trenes Talgo: "¡Venid a mi país!"

Tras viralizarse su choque verbal con un independentista catalán en Twitter, Nikita Makarenko se ha convertido en un guía para los españoles que deseen conocer más sobre Uzbekistán

Foto: Nikita Makarenko, frente al tren Talgo recién llegado a Taskent. (Captura de pantalla)
Nikita Makarenko, frente al tren Talgo recién llegado a Taskent. (Captura de pantalla)

Taskent, 25 de julio. Un hombre calvo y con perilla se graba frente a un tren de alta velocidad envuelto en cartón y madera. “¡Hola, españoles! Soy su uzbeko favorito, Nikita”, exclama ante la cámara enérgicamente y en castellano. “Hoy les voy a mostrar lo que ustedes han esperado tanto: el desembalaje del tren español Talgo aquí, en Uzbekistán. ¡Vamos!”. El vídeo, que incluye una canción de rock folklórico centroasiático —producida por él mismo—, acumula cerca de 240.000 reproducciones en Twitter, la aplastante mayoría desde España.

El reciente fervor que ha despertado en las redes españolas Nikita Makarenko, nombre completo de nuestro protagonista, debe mucho al tren cuyo ‘unboxing’ está presentando. La semana pasada, el periodista, productor y músico uzbeko tuiteó una fotografía del vehículo embalado junto al mensaje “¡Ha llegado a #Uzbekistan el nuevo tren Talgo español en un paquete encantador!”. Un mensaje inocente que recibió una respuesta extrañamente hostil por parte de un usuario de la red social: “¿Un regalo español por vuestro silencio sobre Cataluña?”.

Confundido, Nikita le contestó que él, como la mayoría de los uzbekos, no sabía nada sobre Cataluña, igual que probablemente los catalanes nunca hayan oído hablar de Karakalpakistán, una república autónoma dentro del país. Pero su interlocutor no dio su brazo a torcer. “No, no sé nada. Pero España, por lo general, paga el silencio de otros países sobre el asunto de Cataluña con estos métodos: regalos, envío del Ejército español a ‘ayudar’, amenazas…”, respondió el usuario en cuestión, cuya imagen de perfil muestra el rostro del expresidente catalán Carles Puigdemont junto al lema 'Never surrender'. A lo que el uzbeko contestó tajantemente: “Creo que a España no le importa una mierda nuestra opinión sobre Cataluña y este tren lo hemos pagado :)”.

"Tengo experiencia como para saber que esta fama no va a durar. Así que, mientras estamos a tiempo, ¿por qué no promocionar mi país?"

El intercambio corrió como la pólvora en Twitter, viralizándose y otorgando a Nikita una pequeña fama entre los españoles que, sumada al desconocimiento generalizado sobre el país, lo ha convertido en una suerte de embajador de Uzbekistán para España en las redes. En conversación con El Confidencial, el periodista se ríe, flanqueado por su gato, al escuchar su nuevo cargo no oficial. “¿Por qué no? Estoy encantado de serlo durante una breve temporada”, afirma. “Tengo la suficiente experiencia en medios como para saber que esta fama no va a durar mucho. La sociedad siempre necesita un nuevo héroe. Así que, mientras estamos a tiempo, ¿por qué no promocionar mi país?”, agrega.

En este aspecto, Nikita se ha puesto manos a la obra, publicando varias guías (que acumulan miles de 'likes' y retuits) para ayudar a los españoles que quieran visitar la ex república soviética de 33 millones de habitantes, un país remoto y doblemente aislado —sin salida al mar y rodeado al completo por naciones con la misma limitación— que no suele figurar en los planes turísticos de nuestros ciudadanos. No existen vuelos directos entre España y Uzbekistán, por lo que es necesario hacer escala previa en Turquía, Rusia o Ucrania. Pero como la nueva estrella uzbeka se ufana en repetir, no se requiere de visa o permiso alguno para acceder al país, tan solo una prueba PCR. Eso sí, mejor evitar los meses de verano. Durante su conversación con este periódico, el entrevistado menciona casualmente la temperatura en Taskent, donde se encuentra actualmente: 48 grados centígrados.

“Como productor y director de televisión, he trabajado con muchos programas turísticos dedicados a promocionar Uzbekistán. Pero antes que esto, nunca lo había hecho para el público español”, indica Nikita. Este es, según explica, el momento más adecuado para hacerlo. Antes de la llegada de la pandemia, el país estaba experimentando una explosión turística sin precedentes. En 2019, el crecimiento fue tan desmedido que hubo un serio déficit de habitaciones para darles acogida. Este ‘boom’ de visitantes fue recibido como agua de mayo por los uzbekos (“Somos acogedores por naturaleza”, asegura el entrevistado), pero el grifo turístico, como en el resto del mundo, se cerró de golpe en 2020.

“La pandemia nos ha golpeado fuerte, pero ahora empezamos a resucitar. Es un momento perfecto. ¡Venid a mi país!”.

Desde Bilbao hasta Taskent

El Talgo modelo T250 que muestra el vídeo de Nikita había vivido un largo viaje de 4.000 kilómetros por mar desde Bilbao hasta San Petersburgo, donde fue ensamblado y embalado para ser enviado vía ferrocarril hasta Taskent, otros 4.200 kilómetros. Es el quinto tren de la compañía de origen vasco que llega a Uzbekistán, el único país de Asia Central incluido en el 'Ranking global de trenes de alta velocidad'. La ceremonia de presentación oficial todavía no se ha celebrado debido a la cuarentena que vive el país a raíz de la pandemia. La llegada de otro Talgo está programada para septiembre.

La construcción de la línea de alta velocidad entre Taskent y Samarcanda, ciudad Patrimonio de la Humanidad de 2.700 años de antigüedad y punto clave de la mítica Ruta de la Seda, comenzó en 2011 con el objetivo de reducir a la mitad los tiempos de viaje de la envejecida red ferroviaria que el país heredó de la Unión Soviética en 1991. Para su recorrido y posterior expansión, la empresa ferroviaria estatal de Uzbekistán ha confiado en todo momento en los Talgo españoles, que operan en el país bajo el nombre comercial Afrasiab (homónimo del legendario fundador de Samarcanda) y que también conectan hoy en día las ciudades de Karshí, Bujará y Shahrisabz a una velocidad de 250 km/h y con un coste inferior a los 20 euros.

Foto: Un soldado frente a la bandera de Uzbekistán durante la celebración del Día de la Independencia. (Reuters)

Para Nikita, la conexión con los trenes va mucho más allá de una mera coincidencia en redes sociales. “Nací en Uzbekistán gracias a los trenes”, narra a este periódico. “Soy descendiente de cosacos nómadas en el sur de Rusia. En el siglo XIX, el imperio ruso decidió construir la primera vía férrea en Asia Central, conectando el mar Caspio con la ciudad uzbeka de Bujará. Mis antepasados construyeron esa línea de ferrocarril. Más adelante, mis abuelos trabajaron en el sector de los trenes. Mi madre también. Soy el primero de mi familia que se separa de la vía”.

Una vida tras la dictadura

Uzbekistán ha dado un considerable giro a raíz de la muerte en 2016 del ‘padre fundador’ de la nación, Islam Karímov, tras un cuarto de siglo en el que lideró con puño de hierro un régimen autoritario caracterizado por la represión brutal de cualquier disidencia interna. Incluso para los estándares de la región, Karimov fue especialmente cruel, acumulando cientos de reportes de detenciones, torturas y asesinatos extrajudiciales. Un embajador británico lo acusó de haber ordenado hervir vivos a varios islamistas.

Desde su fallecimiento, el Gobierno ha iniciado un proceso de relativa apertura con el que quiere atraer a turistas de todo el mundo, fomentar la inversión extranjera y mejorar su imagen internacional. Las reformas en curso bajo el presidente Shavkat Mirziyoyev han otorgado una mayor libertad a los medios de comunicación y han permitido la llegada de más mujeres a la política. No obstante, muchos expertos consideran que los cambios son pocos e insuficientes. La ONG estadounidense Freedom House sigue considerando Uzbekistan un país no libre, con una puntación de 10 sobre 100 en su escala global.

"Es importante entender el trasfondo de Uzbekistan. Este territorio carece de tradición democrática alguna"

Pero para Nikita, esta visión de blanco o negro no se refleja en la realidad del país. “Es importante entender el trasfondo de Uzbekistan. Este territorio carece de tradición democrática alguna. Pasamos del imperio ruso a la Unión Soviética y, de ahí, a 25 años de dictadura. Solo llevamos cuatro años experimentando un ambiente de relativa libertad y democracia”, argumenta. Aunque reconoce que queda mucho por hacer en materia de derechos humanos y libertades fundamentales, considera que el país va en la dirección correcta y que el simple hecho de que ahora pueda aprovechar sus cinco minutos de fama para promocionar Uzbekistan ante los posibles turistas españoles que lo siguen en Twitter es muestra de ello.

“En los tiempos de Islam Karímov, los españoles tenían que pedir un permiso especial, pagar cientos de dólares y aguantar la vigilancia constante del servicio secreto durante su estancia en el país. Ahora, pueden venir con total libertad y disfrutar de Uzbekistán como más les plazca”, celebra Nikita. “Solo han pasado cuatro años, amigos míos. ¡No nos juzguéis tan duramente!”.

Taskent, 25 de julio. Un hombre calvo y con perilla se graba frente a un tren de alta velocidad envuelto en cartón y madera. “¡Hola, españoles! Soy su uzbeko favorito, Nikita”, exclama ante la cámara enérgicamente y en castellano. “Hoy les voy a mostrar lo que ustedes han esperado tanto: el desembalaje del tren español Talgo aquí, en Uzbekistán. ¡Vamos!”. El vídeo, que incluye una canción de rock folklórico centroasiático —producida por él mismo—, acumula cerca de 240.000 reproducciones en Twitter, la aplastante mayoría desde España.

Tren Carles Puigdemont Unión Soviética (URSS)
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