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Putin se afianza en Asia Central: "Kazajistán va a dar un volantazo hacia Rusia"
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"Cuando Putin llega, nunca se irá"

Putin se afianza en Asia Central: "Kazajistán va a dar un volantazo hacia Rusia"

El apoyo de Moscú para acabar con los disturbios acerca más a las autoridades kazajas al Kremlin y afianza la esfera de influencia rusa

Foto: Fuerzas de seguridad rusas en Almaty, Kazajistán, como parte del contingente enviado por la CSTO. (EFE vía Ministerio de Defensa ruso)
Fuerzas de seguridad rusas en Almaty, Kazajistán, como parte del contingente enviado por la CSTO. (EFE vía Ministerio de Defensa ruso)

No hubo titubeo alguno. Ante la llamada de auxilio del presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokaev, Rusia acudió, junto con los demás países que forman parte de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva), a su rescate. Lo que empezó siendo una protesta por la subida del gas licuado se había transformado rápidamente en una oleada de disturbios y enfrentamientos directos con la policía con armas de fuego de por medio. A día de hoy, las autoridades kazajas han detenido a cerca de 10.000 manifestantes y, durante la semana que duraron las protestas, murieron al menos 154 personas. La situación, según las autoridades, está controlada. Un nuevo tanto para el Kremlin.

El líder kazajo asegura que la invocación de la OTSC, una alianza político-militar, fue clave para asegurar la estabilidad del país, ya que algunos policías y militares se habían puesto de parte de los manifestantes y se negaban a usar la fuerza contra ellos. En esta organización, quien lleva la voz cantante es Moscú, que aportó más soldados que el resto de países (Tayikistán, Kirguistán, Armenia y Bielorrusia). El presidente Vladimir Putin —a pesar de confundirse con el nombre de su colega kazajo, a quién llamó “Kemel Zhomartovich”— salió raudo a defender su apoyo a Kazajistán como miembro de la OTSC y como socio aliado de Rusia.

Pero este respaldo no es gratuito. Asia Central es una región donde Moscú tiene mucha influencia. Kazajistán, el noveno país del mundo en superfície y con vecinos de la talla de China o la propia Rusia, es uno de los que tienen mejores relaciones con el gigante euroasiático. Sus élites, formadas mayoritariamente en universidades rusas en tiempos soviéticos, tienen buena percepción de su vecino del norte. Las naciones de la región nunca habían existido como Estados modernos antes de su independencia en 1991 y, acabada la Unión Soviética, mantuvieron lazos políticos, culturales y económicos con Rusia. A día de hoy, el ruso aún es ampliamente hablado en la mayoría de estos países, especialmente en las grandes ciudades.

Foto: Soldados rusos embarcan rumbo a Kazajistán (Ministerio de Defensa ruso)

Para entender la influencia rusa en la región, también hay que tener en cuenta la posición mayoritaria en Occidente respecto a Asia Central, que mezcla un desinterés en la región con la lejanía física. Hasta las protestas de este 2022, Kazajistán siempre había optado por una política exterior diversificada al intentar tener buenas relaciones con Rusia, China y Occidente. Sin embargo, según el investigador del Foreign Policy Centre Fran Olmos, este incidente está destinado a acercar más aún a Kazajistán y Rusia. “Pedir apoyo exterior puede suponer un giro brusco en la política exterior kazaja de los últimos 30 años, una política exterior multivectorial, ya que Tokayev deberá en gran medida su puesto a Rusia y dará un volantazo hacia Moscú”, argumenta el analista.

La raíz de las protestas

La diáspora kazaja en Rusia siguió con detalle las protestas y disturbios que se distribuyeron a lo largo de su territorio natal. Aunque algunos de ellos se posicionaron junto a los manifestantes, hay también muchos con miedo de hablar que prefieren no comentar nada en redes sociales ni a los medios de comunicación. Quien sí ha querido hablar con El Confidencial ha sido la activista del movimiento por los derechos humanos 405 Aigul Pavel. Explica que, más allá de los episodios violentos, “esta vez mucha gente salió a protestar pacíficamente porque la gente esta harta de sufrir la pobreza, las constantes subidas de precio, la corrupción, la injusticia, la violación sistemática de los derechos humanos, el asesinato político y la represión”. Y la subida del precio del gas natural licuado de 60 tengues (0,12 euros) a 120 tengues (0,24 euros) supuso la gota que colmó el vaso.

La represión a los políticos y movimientos opositores es algo recurrente en el país. Cuenta Pavel que “movimientos de oposición pacífica como Elección Democrática de Kazajistán —considerado extremista por el Gobierno— llevan años explicando que la población de Kazajistán puede llevar un nivel de vida parecido al de los países europeos con sus recursos naturales”. En suelo kazajo hay yacimientos de al menos 99 elementos de la tabla periódica, entre ellos destaca el uranio (tiene el 12% de las reservas mundiales), así como los hidrocarburos como el petróleo y el gas natural. Por tamaño, es la segunda economía del espacio post-soviético (después de Rusia), así como el país más rico de Asia Central. A pesar de haber vivido en sus calles las protestas, es también uno de los países de la región más políticamente estables.

Foto: Policías kazajos. (EFE/Stringer)

Con un historial de protestas pacíficas, los enfrentamientos con armas de fuego en plena Almaty, la ciudad más importante del país, sorprendieron a propios y extraños. Hay todo tipo de conjeturas sobre el origen de estos “terroristas”, como el presidente no dudó en llamarlos —incluso defendió en redes sociales la idea de “matarlos a todos”, aunque lo borró posteriormente—. Por ejemplo, Putin aseguró que Kazajistán había sido objetivo del “terrorismo internacional”, mientras que desde Nursultán se afirma que eran “islamistas”.

En cambio, desde la oposición se ha culpado al propio Gobierno de la violencia, que se habría utilizado para deslegitimar a los manifestantes. Pavel argumenta que “en muchas regiones del país criminales controlados por el Gobierno fueron llevados para provocar y desacreditar protestas pacíficas”. Destaca que entre los vándalos habría “representantes de la banda criminal del Salvaje Arman [apodo de Arman Dzhumageldiev, líder de una banda criminal], que están bajo el control del KNB, han sido identificados”. Otros activistas como Vladimir Oreschkin habrían confirmado esta información: citando a su informante en el servicio secreto ruso, asegura en redes sociales que “las fuerzas de seguridad utilizaron prisioneros para desacreditar la protesta y dar razones para traer tropas rusas a Kazajistán”. Esta estrategia habría sido utilizada también en las protestas de la región de Mangistau en el año 2011, donde algunos testigos habrían asegurado que se usó el estado de emergencia para torturar, acusar políticamente de cargos o ejecuciones de civiles.

"Cuando Putin llega a tu tierra, nunca se irá"

La activista también lamenta la llegada de tropas de la OTSC bajo el pretexto de llevar a cabo una misión de paz, que compara con la ocupación de Crimea en 2014. Opina que “cuando Putin llega a tu tierra, nunca se irá”. Tokayev públicamente aseguró el pasado domingo que la situación estaba bajo control y las tropas de la OTSC empezarían a irse este jueves y que no tardarán más de 10 días en abandonar Kazajistán.

El analista Fran Olmos explica que “aprovechando estas protestas, es probable que parte de la élite kazaja se haya vuelto contra el presidente Tokayev”. Concreta que “podría ser Karim Massimov”, aunque remarca el condicional en la frase. Este exoficial del KNB (sucesor del KGB soviético) fue destituido por el actual presidente y detenido el pasado 5 de enero. “Mientras en la calle había protestas, el componente más violento quizá tenga que ver con un movimiento de las élites que quieren derrocar a Tokayev”, añade Olmos.

El editor de la agencia de noticias Fergana, que cubre Asia Central, señaló la posible implicación de familiares del expresidente Nursultán Nazarbayev en una entrevista (en ruso) con el medio 'Komsomolets' de Moscú. Señala como posibles objetivos “sacar algo del caos después del cese de Karim Massimov” o aprovechar la confusión para que “los familiares de Nazarbayev intentaran retirar su capital al extranjero, destruir algunos documentos o simplemente huir al exterior”.

Foto: El valor del bitcoin se ha despeñado por la crisis en Kazajistán. (EFE)
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'Nazarbayavezstán'

Kazajistán fue gobernada incluso antes de ser un país independiente por Nursultán Nazarbayev. Primer secretario del Partido Comunista de Kazajistán de 1988 hasta 1991, año en que dejó de existir la República Socialista Soviética de Kazajistán. Y desde el año de la independencia hasta 2019 fue el presidente del país, periodo durante el cual gozó de un culto a la personalidad. Desde universidades, avenidas y monumentos, hasta incluso el nombre de la misma capital del país, que pasó a llamarse Nursultán cuando abandonó el poder como 'homenaje'. Antiguamente se llamaba Astaná y no fue hasta 1998 la capital de Kazajistán, también una idea del propio Nazarbayev. Otras iniciativas han sido construir una ciudad moderna y con edificios faraónicos en la propia capital o crear equipos deportivos en la ciudad para promocionar tanto la urbe como el país en el extranjero, entre los cuales destacan los de fútbol, ciclismo y hockey sobre hielo.

Recuerda Olmos que “las elecciones no son libres en Kazajistán, es difícil saber el grado de apoyo real que tienen Nazarbayev y Tokayev”. El primero ha ganado todas las elecciones presidenciales con más del 81% de los votos, llegando incluso al 97%, mientras que el segundo ganó las únicas a las que se ha presentado con el 71%. Nur Otán, el partido del Gobierno, se llevó más del 70% de los votos en las últimas elecciones parlamentarias. Aunque cuentan con apoyo de parte de las clases altas, añade el analista que “invitar a tropas extranjeras los deslegitimiza a ojos de muchos kazajos y de los sectores nacionalistas”.

Foto: El presidente de Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, danza durante un festival tradicional durante el Día de la Unidad Popular en Almaty, el 1 de mayo de 2016. (Reuters) Opinión

El legado de Nazarbayev fue muy criticado por los manifestantes, que entre otras consignas pedían “abuelo, vete ya” ('shal, ket', en kazajo) en referencia al veterano político, de 81 años de edad. Algunas de sus múltiples estatuas fueron derribadas en diferentes poblaciones del país. Durante las protestas perdió el último cargo que ostentaba desde que abandonó la presidencia del país y que ocupaba desde el año 1991, el de presidente del Consejo de Seguridad Nacional de Kazajistán.

A lo largo de su trayectoria política, ha presidido otros órganos políticos como Nur Otán (su partido político) o la Asamblea de los Pueblos de Kazajistán, que revisa que todas las leyes que se aprueban en el Parlamento lo hagan cumpliendo la Constitución y respetando las diferentes minorías étnicas del país. Actualmente se desconoce su paradero, aunque se ha especulado con que podría estar en Rusia o China.

No hubo titubeo alguno. Ante la llamada de auxilio del presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokaev, Rusia acudió, junto con los demás países que forman parte de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva), a su rescate. Lo que empezó siendo una protesta por la subida del gas licuado se había transformado rápidamente en una oleada de disturbios y enfrentamientos directos con la policía con armas de fuego de por medio. A día de hoy, las autoridades kazajas han detenido a cerca de 10.000 manifestantes y, durante la semana que duraron las protestas, murieron al menos 154 personas. La situación, según las autoridades, está controlada. Un nuevo tanto para el Kremlin.

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