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La OTAN trata de atraer a Rusia a la mesa diplomática, pero Moscú guarda sus cartas
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Primera reunión en más de dos años

La OTAN trata de atraer a Rusia a la mesa diplomática, pero Moscú guarda sus cartas

Rusia y la OTAN han celebrado su primer encuentro desde 2019 con el objetivo de lograr la desescalada en el este de Ucrania. Pero las posturas siguen siendo demasiado lejanas

Foto: El viceministro de defensa ruso, Alexander Fomin; el viceministro de Exteriores del mismo país, Alexander Grushko, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante la reunión. (Reuters/Olivier Hoslet)
El viceministro de defensa ruso, Alexander Fomin; el viceministro de Exteriores del mismo país, Alexander Grushko, y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, durante la reunión. (Reuters/Olivier Hoslet)

Nadie esperaba que las conversaciones que durante esta semana se han mantenido con Rusia en Ginebra y Bruselas —y que continuarán mañana con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Viena— fueran a dar resultados concretos que permitieran desescalar la tensión en la frontera este de Ucrania, donde Moscú acumula a unos 100.000 efectivos militares. Pero las conversaciones celebradas hasta ahora están generando un moderado optimismo.

Tras el encuentro celebrado este jueves en Bruselas, Jens Stoltenberg, secretario general de la Alianza, ha señalado que, si bien la reunión no ha sido sencilla “es exactamente por eso que esta reunión era tan importante”. “Tuvimos un intercambio muy serio y directo sobre la situación en Ucrania. Hay serias diferencias sobre este tema, pero es positivo que los aliados de la OTAN y Rusia se hayan sentado a discutir estos temas”, explicó en una rueda de prensa.

Foto: Rueda de prensa de los jefes de la diplomacia europea y rusa en febrero de 2021 en Moscú. (Reuters/Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia)

Aunque el mensaje enviado este miércoles por Stoltenberg deja entrever un cierto y moderado optimismo, el secretario general ha sido claro respecto a la posibilidad de una agresión rusa a Ucrania. “Existe un riesgo real de un nuevo conflicto armado en Europa”, ha señalado durante la rueda de prensa, insistiendo en distintas ocasiones que la única culpable del aumento de la tensión es Moscú.

Para la OTAN y sus 30 miembros las conversaciones tienen como objetivo final convencer a Rusia de que retire los cerca de 100.000 efectivos militares que ha ido acumulando en las últimas semanas en la frontera con Ucrania. En 2014, Moscú ya se anexionó de manera ilegal la península de Crimea y tanto Kiev como la inteligencia estadounidense llevan semanas alertando sobre una posible invasión rusa. Washington y la Alianza Atlántica saben que eso significa que tendrán que ofrecer algo a cambio al Kremlin, pero, desde luego, no se plantean cumplir con las exigencias de Vladimir Putin, presidente ruso.

El Kremlin pide nada más y nada menos que una remodelación de la arquitectura de la seguridad del continente europeo

Los objetivos de Rusia son menos claros. Moscú asegura que quien está amenazando la seguridad de la región es la OTAN con su expansión hacia el este, y que, por lo tanto, ella es la víctima. La amenaza de invasión a Ucrania, que el Kremlin sigue negando a pesar de sus maniobras, tiene como objetivo restaurar esa seguridad. El Kremlin pide nada más y nada menos que una remodelación de la arquitectura de la seguridad del continente europeo. Los expertos y analistas se dividen entre los que creen que su objetivo es maximizar su baza negociadora en el campo diplomático, estableciendo condiciones imposibles de cumplir para obtener cesiones mejores de las que podría haber ganado presentando condiciones más realistas, y los que defienden que la lista de exigencias está pensada para que sea rechazada y así tener una excusa para proceder con una invasión a Ucrania.

¿Seguir con el diálogo?

Stoltenberg ha señalado al finalizar el encuentro que la OTAN está abierta a mantener el diálogo y a establecer un calendario para que se celebren más reuniones con Rusia, pero ha explicado que la delegación rusa no estaba en disposición de comprometerse a acordar una hoja de ruta. Coincide con lo esperado por muchos analistas y expertos: Putin quiere guardar sus cartas, ver cómo se puede maximizar la vía diplomática y cuáles son las alternativas.

Porque, aunque Stoltenberg ha dejado claro que la OTAN quiere continuar con el diálogo, también ha sido tajante a la hora de subrayar que la Alianza no cambiará su política de puertas abiertas a nuevos socios. “Podemos discutir muchos temas, pero no podemos discutir algunos principios básicos”, ha insistido en rueda de prensa, subrayando que “Rusia no tiene un veto” sobre la entrada de socios. Tampoco la de Ucrania, a pesar de que es improbable que ingrese en la OTAN en el futuro cercano. Esas otras cuestiones de las que sí se puede hablar son, por ejemplo, control de armas, la limitación de misiles y medidas para aumentar la transparencia en las maniobras militares.

El secretario general de la Alianza también ha señalado el peligro de generar una dinámica por la cual “no puedes unirte a la OTAN porque estás cerca de Rusia”, ya que “eso crearía una esfera de influencia”. “Para aquellos de nosotros que venimos de países pequeños al lado de Rusia, sabemos que eso es peligroso”, ha asegurado Stoltenberg, que ha sugerido que las amenazas de agresión por parte de Moscú a países cercanos pueden precisamente empujarlos a querer entrar en la OTAN.

Nadie esperaba que las conversaciones que durante esta semana se han mantenido con Rusia en Ginebra y Bruselas —y que continuarán mañana con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Viena— fueran a dar resultados concretos que permitieran desescalar la tensión en la frontera este de Ucrania, donde Moscú acumula a unos 100.000 efectivos militares. Pero las conversaciones celebradas hasta ahora están generando un moderado optimismo.

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