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Cómo Mbappé ha roto el fútbol: "Ahora cualquiera quiere mucho dinero a los 17"
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El galo sigue triturando récords

Cómo Mbappé ha roto el fútbol: "Ahora cualquiera quiere mucho dinero a los 17"

El delantero francés ha creado un océano de expectativas irreal en la mente del aficionado que ya se ha acostumbrado a examinar al detalle el rendimiento de las jóvenes promesas

Foto: Kylian Mbappé, durante un partido de Ligue1. (Reuters)
Kylian Mbappé, durante un partido de Ligue1. (Reuters)

¿Qué sucede cuando un adolescente rompe el fútbol a base de pulverizar récords? La respuesta es que ya nada vuelve a ser igual. Más cuando el escenario sobre el que representa su obra comprende los marcos de la Champions League y el Mundial y para encontrar algo similar hay que visionarlo en blanco y negro. La irrupción sobrenatural del parisino ha provocado un impacto emocional tan extraordinario en el espectador que ha acabado por deformar las expectativas hasta desdibujar los límites de la realidad.

Ansu Fati, Erling Haaland, Alphonso Davies, Kai Havertz, Jadon Sancho o Joao Félix sufren las consecuencias. Pueden salir jóvenes brillantes, proyectos de estrella y talentos precoces y, aun así, es muy posible que todo se vaya a quedar corto en comparación al fenómeno francés. Porque ese es el modelo inconcebible que el aficionado persigue. Una vara de medir irreal y única envuelta en una narrativa perversa que pretende hacer de la singularidad el ejemplo a seguir o, como mínimo, a alcanzar. Injusto para sus coetáneos y macabro para él mismo, puesto que sus propias hazañas han situado el listón en el pico más alto posible.

placeholder Kylian Mbappé celebra su doblete ante la Argentina de Leo Messi. (Reuters)
Kylian Mbappé celebra su doblete ante la Argentina de Leo Messi. (Reuters)

El día que Mbappé firmó la exhibición individual más bestia de la Copa del Mundo y fulminó a la selección albiceleste, también zarandeó los cimientos de la jerarquía convencional imperante hasta ese momento. Las leyendas cayeron rendidas. “Pasa de 0 a 120 km/h. Tiró un centro al que no llegó nadie porque no tienen la misma velocidad que él. Se hace difícil cuando encara, porque él encara y no tiene miedo”, remarcó Diego Armando Maradona en tierras rusas. El galo había elegido la arena perfecta para lanzar una revolución y robarle la grandeza a los dioses. El Mundial de Messi, Cristiano y Neymar se vio, de pronto, opacado por la exuberancia de un monstruo que atentaba contra el orden establecido. La victoria en la final tan solo se encargó de confirmarlo: el futuro le pertenecía.

“La primera vez que vi a Mbappé pensé que teníamos un Pelé en Francia”, confesó Arsène Wenger en la alfombra roja de los Premios Laureus en 2019. A lo que el astro brasileño, ni corto ni perezoso, se abrió de par en par en una entrevista concedida a 'France Football': “Kylian ha ganado el Mundial con 19 años, pero yo tenía solamente 17 cuando lo hice. Me acerqué a él diciéndole que casi me había igualado. Creo que puede convertirse en el nuevo Pelé. Muchos piensan que dije eso para ser simpático, pero no, no es una broma”. Al fin y al cabo, el galo tenía el honor de convertirse en el segundo jugador más joven en levantar la Copa del Mundo.

placeholder La leyenda brasileña mostró su admiración hacia el 'crack' galo. (Reuters)
La leyenda brasileña mostró su admiración hacia el 'crack' galo. (Reuters)

Había nacido un jugador capaz de condicionar un partido durante los 90 minutos sin ni siquiera tener la necesidad de tocar pelota o entrar en juego. Cada pérdida absurda, presión alta mal ejecutada o desatención defensiva a campo abierto producía una sensación similar a entregarle un certificado de defunción al francés. Su potencia física y la toma de decisiones se encargaban del resto. Su perfil, voraz al espacio y letal frente al portero, entroncaba perfectamente con la lista histórica de arietes franceses que atacaban a la velocidad de la luz pese a no ser delanteros centros puros como Thierry Henry (al que desbancó como jugador más joven en debutar en el Mónaco con 16 años y 347 días) o Nicolas Anelka.

El delantero que jugaba sonriendo engullía la presión infernal de un mundo ensimismado con su aparición y asimilaba conceptos como una aspiradora. Así lo comentaba Raphaël Varane en una entrevista concedida a 'L'Équipe': ”He conocido algunos extraterrestres, pero es la 1ª vez que coincido con un extraterrestre tan joven. Cuando hablas con él de táctica, no me deja acabar las frases. Lo comprende todo muy rápido”. Hasta Gianluiggi Buffón reclamaba su lugar en el trono en 2018: “Mbappé, ¿Balón de Oro? Dadas sus cualidades, lo que demuestra sobre el campo y lo decisivo que fue en el Mundial, creo que se lo merece. No hay motivos para decir lo contrario. Tiene un talento excepcional y unas cualidades técnicas que rara vez he visto”. Aunque el trofeo acabó en manos de Luka Modric, Kylian ya había comprado su billete para los anales de la historia.

El don de la determinación

Sin espacio para un periodo de desarrollo prudente ni tiempo suficiente para comprender la magnitud de su aparición en la Champions League, Mbappé pronto se desprendió del título de ‘estrella en ciernes’ que poseía antes de desembarcar en Rusia y pasó a ser lo que apuntaba desde el principio: un jugador generacional. Tan solo así se explica que encadenar tres partidos sin marcar se convierta en una crisis de gol o que algunos hablen con celeridad del peor momento de forma del galo cuando tiene un mal día. Es el precio a pagar por un cambio de estatus que no comprende el viaje de niño a mito y obliga a un ascenso incesante hacia el Olimpo cuyo techo es más que probable que haya alcanzado en el PSG.

Y es que desde el principio su relación con el gol ha sido inusual. Si como han ilustrado Leo Messi y Cristiano Ronaldo el arte de la definición se suele adquirir con el paso de los años, Mbappé ha dinamitado esta máxima al nacer con el don de la determinación.

placeholder Mbappé dejó su huella en la final del Mundial ante Croacia con una diana. (Reuters)
Mbappé dejó su huella en la final del Mundial ante Croacia con una diana. (Reuters)

Las 21 dianas en la Copa de Europa —nadie ha marcado más con 21 primaveras— se compenetran con la batería de goles que ha dejado en octavos, cuartos y semifinales en la competición del KO en escenarios como Old Trafford, Velodrome, Anfield, Etihad, Signal Iduna Park, Juventus Stadium, Celtic Park, Allianz Arena o Santiago Bernabéu. No son arenas escogidas al azar. El goleador francés más joven en marcar en una cita mundialista con un doblete ante Argentina en octavos y otro tanto en la final frente a Croacia se ha encargado de imprimir su sello en la competición continental más pomposa.

Las prisas mediáticas e interiores

¿Cómo hacerle comprender a un juvenil que si con 19 años no es titular en su equipo no es ningún drama? No es tarea simple predicar con un mensaje de calma y paciencia cuando al encender la pantalla todo el mundo observa a una divinidad de ébano coronarse ante los grandes popes del continente. El futbolista del Niza e internacional en todas las categorias inferiores de Francia, Amine Gouiri, explicó así hace un par de meses en 'L’Équipe' la nebulosa entre expectativas y realidad que se ha creado en la mente del aficionado: "Ousmane Dembelé y Mbappé han cambiado todo. Yo jugaba en cuarta división con 20 años y llevaban hablando de mí desde los 16 años. Pensaron que estaba sobrevalorado”.

Por su parte, el hombre que trajo a Maradona, Stoichkov, Rivaldo, Romario y Messi al Barça, Josep María Minguella, aporta su punto de vista: “El fútbol es un deporte universal donde cada cierto tiempo salen fenómenos precoces. Además, hay un sentido de la superación e imitación innato. También se han dado casos de jugadores que hasta los 22-23 no han explotado. Hristo Stoichkov, por ejemplo, estaba en Bulgaria y no podía ni salir de allí. Lo que sucede es que ahora hay más medios para obtener repercusión y Mbappé tiene una gran influencia. Las imágenes se meten dentro de la habitación. El cambio de hábitos de consumo con las redes sociales ha significado un cambio total en la manera que la gente ve el fútbol. La tecnología ha acelerado todo”.

placeholder Kylian Mbappé, después de marcar en el Santiago Bernabéu en 2019. (Reuters)
Kylian Mbappé, después de marcar en el Santiago Bernabéu en 2019. (Reuters)

En esta línea, el representante de jugadores, Mágico Díaz, subraya: “Hoy en día hay más prisas que antes por llegar al primer equipo, no solo tras Mbappé. Los jugadores quieren salir muy pronto. Cuando un futbolista tiene 17 años y el objetivo de alcanzar la primera plantilla llega antes de lo habitual, cuando está entrenando y lleva tres meses, quiere entrar en la convocatoria y cuando está ahí, ya quiere jugar. Se crean expectativas muy cortas y rápidas que se transforman en negativas si no se saben canalizar. Kylian no puede ser el espejo porque es una excepción. Solo un porcentaje absurdo se asienta en la profesionalización, imagínate a hacer lo que ha hecho él”.

¿Pero quién crea esas prisas? El entrenador que descubrió a Takefusa Kubo en Japón y trabajó con Ansu Fati en el Barça, Óscar Hernández, responde a la cuestión: “El entorno les inculca esa precipitación. Antes el futbolista crecía más puro y noble, ahora están rodeados de padres y representantes que quieren conseguir buenos contratos y que cobren mucho dinero lo antes posible”.

placeholder Mbappé transforma su segundo gol en la exhibición ante Argentina. (Reuters)
Mbappé transforma su segundo gol en la exhibición ante Argentina. (Reuters)

“Cuando un chico debuta o tiene mucha influencia en redes sociales y medios de comunicación, se le está exponiendo. Este movimiento genera tensiones y hace que el jugador quiera obtener una promoción que quizás no le toca en ese momento. Establecerse en un primer equipo como Mbappé desde los 17 años tan solo lo logran unos pocos privilegiados. Además, en el caso de Kylian, las comparaciones son odiosas, porque ya lleva tres o cuatro temporadas a un nivel muy alto. Fíjate que Andrés Iniesta y Xavi Hernández no explotaron hasta los 23-24 años”, cierra el actual miembro del Departamento de Metodología y Desarollo de la selección argentina de fútbol.

Jugar en el PSG no le ha beneficiado mediáticamente

En la época de los 'highlights' y la sobreinformación, si no te ven parece que no existas. Lo que ha llevado a algunos a la absurda conclusión de que Kylian Mbappé tan solo es un futbolista válido con espacios y que no ha sumado herramientas a su arsenal. Nada más lejos de la realidad, el galo conserva las cualidades que le hicieron zar en Rusia (puntualidad goleadora, dominio de las dos piernas, aceleración en estático, perfil idóneo para definir, mecanismos de remate de élite, capacidad para jugar en los tres carriles de ataque, elasticidad en el regate, cambio de ritmo fulgurante y amenaza constante sin balón) a las que ha añadido una mayor comprensión del juego y una mejor asociación con sus compañeros.

Que sea más mortífero con espacios (¿hay algún jugador que no lo sea?) no se traduce directamente en que se atasque en espacios reducidos. No se puede esperar que venga a la mediapunta a trazar conexiones con el resto de jugadores y sea un foco de asistencias. Tampoco es ese su fútbol. No es un generador de juego, sino un posibilitador de goles. Esto no demuestra incapacidad para responsabilizarse del juego de su equipo, sino madurez y fortaleza para aplicar sus virtudes de la manera más simple y destructiva según demanda el partido.

placeholder Mbappé ha mejorado tras encontrarse con Pochettino. (Reuters)
Mbappé ha mejorado tras encontrarse con Pochettino. (Reuters)

Ahora, con Mauricio Pochettino, el galo vuelve a disfrutar tras superar la ansiedad que le causó la barrera de los 100 goles (ya lleva 108 dianas en 152 partidos) con el cuadro capitalino. Asi lo explicó en los micrófonos de la televisión oficial del club: "El entrenador me pone en una posición que me permite ser el primero en contraatacar, para que no me bloqueen y sea más sencillo para mí. Icardi da el penúltimo pase y, en cuanto Di María tiene el balón, sé que le gusta dar el último pase, por lo que ataco el espacio libre. Después, solo es instinto. Logro marcar y ser decisivo". Y es que, según datos del portal de datos Opta, nadie ha marcado más goles al contragolpe en las cinco grandes ligas desde su debut con el PSG en 2017 (21).

Otro tema diferente es que no haya evolucionado tanto como se esperaba —difícil para un jugador sin ningún déficit importante— o no se haya convertido en el líder emocional del PSG desde que salió del Mónaco; calificativo que ostenta Neymar Júnior. Ambas cosas van íntimamente unidas sin significar, de manera automática, que no se hayan entendido ni buscado sobre el campo. Probablemente, jugar cada fin de semana en la Ligue1 y toparse contra estrella del calibre del brasileño no le ha beneficiado mediáticamente pese a que se hayan compenetrado a las mil maravillas.

Foto: Neymar se retuerce de dolor tras su última lesión. (Reuters)

“No soy el mismo jugador en Francia que en el PSG. Aquí hay un futbolista por encima de los demás, Neymar, que todos intentamos poner en las mejores condiciones, mientras que en la selección todos estamos al mismo nivel”. Estas palabras de Mbbapé en noviembre de 2018 pueden parecer lejanas, pero se siguen ajustando a la realidad. El futuro le pertenece a Kylian, pero el presente y el pasado del club parisino siempre ha estado en manos del brasileño. "Neymar es el centro del proyecto y yo estoy ahí para ayudar", confesó el campeón del mundo en 'France Football'.

Quizás por eso lanzó un mensaje en mayo de 2019 que retumbó en las paredes del Parque de los Príncipes: "Siento que ha llegado el momento de tener más responsabilidad. Estoy en un momento decisivo de mi carrera. Puede que lo sea en París o en algún otro lugar”. Casi dos años después, en enero de 2021, Kylian se encuentra "en un proceso de reflexión para pensar en dónde quiere estar en el futuro", en sus propias palabras. Antes, el vertiginoso delantero francés deberá liderar el frente de ataque parisino ante un Barça que viene crecido y dominador y que, sin embargo, acumula problemas en transición defensiva. Terreno fértil para las galopadas de un segundo punta con libertad de movimientos que deberá sobrevivir a la importantes ausencias de Neymar y Ángel Di María.

placeholder Mbappé y Pochettino sobre el césped del Camp Nou, ayer. (Reuters)
Mbappé y Pochettino sobre el césped del Camp Nou, ayer. (Reuters)

El fútbol del galo aún alberga sueños, retos y margen de mejora, pero como declaró Rivaldo: “Kylian debe dar el salto a un club inglés o español para ser considerado el legítimo heredero de Messi o Cristiano. Los mejores jugadores deben jugar en las mejores ligas”. Una opinión que Robert Pirès también compartió en 'AS': “Yo soy francés, me gusta el PSG y ojalá siguiese en la Ligue1, pero si él quiere crecer en su carrera, debe fichar por el Real Madrid”.

Después de sentar un precedente anómalo entre los adolescentes, Mbappé sabe por dónde pasa su siguiente desafío. El único escollo es un contrato que concluirá el 30 de junio de 2022 y cuyas negociaciones están paralizadas. Así lo declaró en enero de 2020 a la 'Gazzetta dello Sport': "Para mí ya es tarde para hacer una carrera como Messi porque habría tenido que quedarme en el Mónaco. Sin quitar ningún mérito a Messi, ahora tengo que inspirarme sí o sí en la carrera de Cristiano”.

¿Qué sucede cuando un adolescente rompe el fútbol a base de pulverizar récords? La respuesta es que ya nada vuelve a ser igual. Más cuando el escenario sobre el que representa su obra comprende los marcos de la Champions League y el Mundial y para encontrar algo similar hay que visionarlo en blanco y negro. La irrupción sobrenatural del parisino ha provocado un impacto emocional tan extraordinario en el espectador que ha acabado por deformar las expectativas hasta desdibujar los límites de la realidad.

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