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La olla a presión de Vinícius en su regreso a Mestalla: el problema es la sobreexcitación
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La olla a presión de Vinícius en su regreso a Mestalla: el problema es la sobreexcitación

El Real Madrid arropa a Vinícius en su regreso a Mestalla. Le pide que juegue con una fuerte personalidad y atrevimiento. El Valencia compite con el factor de hacer un clima insoportable

Foto: Vinícius, en el partido de Liga en Mestalla. (Reuters/Pablo Morano)
Vinícius, en el partido de Liga en Mestalla. (Reuters/Pablo Morano)

Vinícius no se va a acobardar en su regreso a Mestalla. Esto es lo que comunica el brasileño a sus compañeros. Necesita dar su mejor versión para ganar al Valencia y, a la vez, evitar la sobreexcitación y no caer en provocaciones que le saquen del partido. No es un partido fácil, pero la gasolina de Vinícius es la osadía y el atrevimiento. Si pierde su esencia, disminuye su potencial y lo que le diferencia es su energía y personalidad para ser determinante.

Alrededor de Vinícius hay una enorme expectación, y lo único que le pide Ancelotti es que esté concentrado en el juego. Cabeza fría y corazón caliente, no hay otra manera de afrontar un partido con una atmósfera desfavorable.

La gasolina de Mestalla consiste en volcarse con su equipo y fastidiar a Vinícius. La curva de animación del estadio tiene preparada una canción para recibir al brasileño y lo que sería muy importante es evitar altercados como reclaman Rubén Baraja y los futbolistas. Siempre existe la posibilidad de que lo estropee un cafre.

Mestalla tiene la ocasión de hacerle a Vinícius un partido insoportable, subido de decibelios, con pitos y abucheos. Como el que sufrió Luís Figo en su regreso al Camp Nou con el Real Madrid. Sobran los lanzamientos de objetos y la cabeza de cochinillo, pero ese día el estadio azulgrana consiguió ser una olla a presión para anular y bloquear al portugués. Esta es la baza que tiene a su favor el Valencia con Mestalla.

placeholder Vinícius señala a los aficionados que le insultaron. (Reuters/Pablo Morano)
Vinícius señala a los aficionados que le insultaron. (Reuters/Pablo Morano)

No se trata de que Vinícius salga a jugar con orejeras para evitar escuchar improperios, ni tampoco esquivar la mirada a la grada para no sufrir con algún tipo de gesto reprobable de los impresentables. El regreso del brasileño a Mestalla es un partido del que van a estar pendientes muchos países de fuera de España. Es de interés mundial, con especial atención en Brasil, por la repercusión que generaron los hechos de la pasada temporada.

Los insultos racistas de una minoría de aficionados, como atestiguó Vinícius en su declaración en sede judicial, provocaron la indignación en la ciudad del Turia por el daño a su imagen y la repercusión internacional. No solo se perjudicó la imagen de la afición valencianista con declaraciones en caliente que generalizaron un asunto tan grave como el racismo. Se dio una imagen equivocada de la ciudad.

Evitar trifulcas

Vinícius también salió lastimado. Fue víctima de insultos racistas, de un recibimiento hostil a su llegada al estadio, gritos de "mono" y "negro de mierda". Pero cometió errores. La imagen del brasileño, con el rifirrafe que le costó la expulsión por propinar un manotazo a Hugo Duro y un gesto antideportivo con dos dedos para indicar el descenso a Segunda del Valencia, fue reprobable.

Foto: El árbitro Díaz de Mera enseña la tarjeta amarilla a Kroos. (EFE Ballesteros)

Los ánimos parecen más calmados casi un año después. Pero esto es fútbol y, entre las pasiones y las rivalidades, no se puede descartar que se produzcan escenas de las que haya que arrepentirse. Dos no se pelean si uno no quiere, y, si ambos ponen de su parte y tienen buena voluntad, nos evitaremos otro bochorno.

Vinícius anunció en enero que iba a cambiar en el campo porque quería mejorar su comportamiento para ser un modelo para los niños. También comentó que "no soy un santo, pero todos quieren pelear conmigo". Es ya un paso importante y en los últimos partidos se le ha visto más centrado en el juego y evitando las trifulcas, con menos protestas a los árbitros, rivales y sin interactuar con la grada.

Rubén Baraja y los jugadores del Valencia han dado un ejemplo esta semana con sus declaraciones, pidiendo que se pase página para rebajar el clima de revancha. Hugo Duro ha manifestado que Vinícius es un jugador fantástico en una entrevista en AS. Pero el técnico del Valencia ha dejado un aviso y le pide a Vinícius que espera que él también haya aprendido la lección.

Foto: Marcos Llorente se queja de una acción en el partido contra el Athletic. (EFE Miguel Toña)

El ambiente no será cómodo para Vinícius. No lo es para el Real Madrid desde los tiempos que se produjo el fichaje de Pedja Mijatovic y ha crecido la antipatía y hostilidad con el equipo madridista. El clima puede ser irrespirable, pero la violencia haría saltar todo por los aires y un daño terrible a la Liga. Mestalla y Vinícius pueden competir con excitación. El problema es si lo hacen sobreexcitados. El estadio va a apretar al Madrid y, en especial, al brasileño. Las reacciones, gestos y el comportamiento de Vinícius se van a mirar con lupa.

"No hay que olvidar lo del año pasado porque los actos racistas hay que condenarlos e identificarlos. El Valencia lo hizo muy bien porque el racismo es un delito. Vinícius se ha preparado para jugar el mejor partido posible", es la postura de Carlo Ancelotti. El técnico italiano quiere la mejor versión del brasileño y que no se amedrente.

Vinícius no se va a acobardar en su regreso a Mestalla. Esto es lo que comunica el brasileño a sus compañeros. Necesita dar su mejor versión para ganar al Valencia y, a la vez, evitar la sobreexcitación y no caer en provocaciones que le saquen del partido. No es un partido fácil, pero la gasolina de Vinícius es la osadía y el atrevimiento. Si pierde su esencia, disminuye su potencial y lo que le diferencia es su energía y personalidad para ser determinante.

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